Vendée Globe
Dídac vuelve a casa como un héroe del océano
«Aunque todavía no he cruzado la línea de llegada, el balance para mí es muy bueno, ya que mi primer objetivo era finalizar»

La octava edición de la mejor regata del mundo, la Vendée Globe , ha tenido como única participación española la del catalán Dídac Costa, que al «trantran» ha logrado culminar uno de sus sueños, dar la vuelta al mundo en solitario, sin escalas y sin ayuda exterior.
El domingo, cuando al «One Planet One Ocean» de Dídac Costa le quedaban apenas 871 millas para finalizar la regata y había dejado atrás el archipiélago de las Azores, ABC de la Náutica se puso en contacto directo con Dídac para conocer sus impresiones y su estado de ánimo cuando tan solo le falta un suspiro para finalizar esta apasionante aventura.
«El segundo objetivo para mí era competir en la medida de lo posible, teniendo siempre en cuenta mis circunstancias particulares con un barco muy antiguo, con tan solo dos velas nuevas y casi sin presupuesto»
Su derrota desde Cabo de Hornos hasta la posición actual la define así: «básicamente ha sido tal como me esperaba en un principio y tenía en mis previsiones. Una vez virado Cabo de Hornos me quede encalmado, para a continuación navegar por zonas con bastante viento, debido a que me vi en medio de dos borrascas que no tuve más remedio que asumir y me hicieron navegar en ceñída y ola corta. Uno se piensa que ya lo peor se ha quedado atrás, y que va, me encontré con esto y lo afronté lo mejor que pude. Después con poco viento, crucé el anticiclón de Santa Helena y un poco después cogí los vientos alisios que me llevaron hasta el Ecuador para continuar hasta donde me encuentro ahora con vientos más o menos estables y no tan variables como el Atlántico Sur» .

A la hora de hacer un balance completo de la regata nos comenta: «Aunque todavía no he cruzado la línea de llegada, el balance para mí es muy bueno, ya que mi primer objetivo era finalizar y estoy a tan solo 871 millas de conseguirlo, pero cruzo los dedos, para que no me pase lo de mi amigo Conrad Colman, que a tan solo 793 millas rompió el palo. El segundo objetivo para mí era competir en la medida de lo posible, teniendo siempre en cuenta mis circunstancias particulares con un barco muy antiguo, con tan solo dos velas nuevas y casi sin presupuesto. Además con el handicap añadido de tener que volver a Le Sables d’Olonne y salir 4 días más tarde que el resto de la flota, estar en el puesto 15 con tres competidores por detrás creo que es también un buen balance en cuanto al aspecto deportivo, ya que si bien andaba bastante tirado de material, he podido competir con barcos de generaciones mas modernas» .
Cuando le preguntamos por los peores momentos de la regata, su respuesta no deja lugar a la dudas: «Cuando perdía una vela, ya que las que llevaban, excepto mayor y genova de viento, las demás estaban muy usadas, y también lo pase mal en el Gran Sur cuando las borrascas se encadenaban una detrás de otra y no te daban momento alguno de respiro».

Y también lo tiene claro los mejores momentos: «Ir cruzando y dejando atrás cada una de los Cabos era como un buen chute de adrenalina y mi moral se viene arriba de momento, también cuando terminaba una maniobra complicada o finalizaba una reparación, que cuando la ves te preguntas a ti mismo si serás o no capaz de hacerlo, como la reparación de la mayor después de 30 horas con un fumeque de categoría», y finaliza ese relato de buenos momentos con un rotundo: «cuando las estrategias que me había trazado se cumplían». Otro momento más que bueno muy deseado fue cuando vi tierra en cabo de Hornos después de tantos días viendo solo el mar».
«El riesgo de no terminar e incluso de no poder tomar la salida lo tienes siempre muy presente»
Su pugna con el francés Romain Atanassio, también tiene su cabida en la entrevista, «desde antes de cabo de Hornos era mi rival más directo, pero después de virar el cabo, y mientras duró la complicada navegación por el Atlántico Sur hasta encontrar los vientos Alisios, se me acercó mucho y claro las sensaciones fueron muy intensas ya que lo tienes casi a la vista. El exigirte al cien por cien para evitar que te pase te deja exhausto, ya que a esas alturas de la regata el cuerpo empieza pasar factura» . A estas alturas de la regata Romain Atanassio, se encuentra a 349 millas por la popa del barco de Dídac Costa.
Hipotecando sus bienes
Tenemos que recordar que Dídac Costa para poder afrontar con garantías mínimas este proyecto debió hipotecar dos veces su casa y hacer una campaña de «Crowfounding» para obtener los recurso que se le negaban, ahora viene afrontar la otra realidad, la de la vida cuando finalmente si todo va bien y así lo esperamos vuelva a poner pie en tierra tras ciento y pico de días en la mar. Nuestra pregunta fue, ¿te ha merecido la pena?, su respuesta no deja lugar a las dudas: «Desde el momento que asumes que quieres participar en un proyecto como este ya merece la pena. El riesgo de no terminar e incluso de no poder tomar la salida lo tienes siempre muy presente. De todas formas no es lo mismo no poder finalizar la regata que no poder salir. Lo segundo creo que debe afectar mucho mas y yo casi lo tengo conseguido» .

Dídac tiene muy claro cuáles serán sus planes cara al futuro: «seguiré navegando, si o si, especialmente en navegación oceánica. Lo que más me interesa es poder seguir aprendiendo, no se si navegando en solitario o con más gente o incluso a dos, pero eso sí, en un proyecto donde pueda estar o entrenar con navegantes con más experiencias y conocimientos. Tengo que tener el proyecto muy planificado, ya que volver a repetir un proyecto como este que estoy a punto de finalizar, sin tiempo para entrenar, casi sin fondos me dejaría muy estancado y se trata de avanzar y no retroceder» .
«Lo que más me interesa es poder seguir aprendiendo, no se si navegando en solitario o con más gente o incluso a dos, pero eso sí, en un proyecto donde pueda estar o entrenar con navegantes con más experiencias y conocimientos»
También tuvimos tiempo para analizar y que nos diera su opinión sobre la hazaña de Alex Pella al estar en la tripulación del «Idex Sport» y pulverizar el récord de la Jules Verne. ¿Crees que el que Alex Pella esté en estos momentos en la elite francesa os puede ayudar? «Claro que sí, cuanta más gente de España esté involucrada en proyectos punteros como el de Alex mucho mejor, ya que se genera más seguimiento mediático e interés general para que nuestro deporte de este tipo de vela se desarrolle y se conozca, y las grandes empresas nos miren como un enorme y rentable soporte publicitario como ocurre aquí en Francia y en esta regata. Particularmente espero que así sea y que el hecho de haber participado en esta octava edición de la Vendée Globe me de opciones cara al futuro» .
Lucha por la 14ª posición
Dídac tiene a la vista, concretamente a 436 millas por delante, para poder alcanzar la 14ª posición al neozelandés Conrad Colman que desarbolo el viernes 23 de febrero, a 793 millas de le Sables d’Olonne, y navega con aparejo de fortuna para completar la regata. Demostrando que este el autentico espíritu que le ha dado la categoría de mítica a la Vendée Globe. Los «foils» y demás están muy bien, pero la constancia y el buen hacer de navegantes como Colman, como Dídac y todos los que están por llegar son los que han escrito con letras de oro en el libro de la vela mundial las palabras Vendée Globe, o lo que es lo mismo Regata de Vuelta al Mundo en Solitario y sin Escalas.
Al cierre, y a modo de resumen, 12 barcos llegados, 6 por llegar, uno de ellos navegando a tan solo 435 millas de Le Sables d’Olonne con aparejo de fortuna, y 11 abandonos.
El ganador cruzo la línea de llegada el 19 de enero, o sea hace a la hora de escribir esta crónica 31 días y Dídac si se confirma la previsión lo hará el miércoles tarde o jueves por la mañana, 34 o 35 días después que el «Banque Populaire» brillante ganador con récord incluido.