Trofeo Princesa Sofía Iberostar
Trofeo Princesa Sofía, la mejor regata de clases olímpicas del mundo
Los cuatro últimos directores revelan la fórmula del éxito de la competición al cumplirse 50 ediciones desde su creación
El apoyo de la Casa Real y de la Armada española, la colaboración entre los clubes organizadores, la profesionalización del equipo técnico y la vocación de servicio al regatista
Jaume Carbonell, Antonio Cardona, Joan Rosselló y Ferran Muniesa. Los cuatro en su día fueron regatistas del Trofeo SAR Princesa Sofía y también tomaron las riendas de una de las más importantes competiciones de vela olímpica del mundo, pero no desde su escritorio sino con las mangas arremangadas y haciendo equipo con la “gran familia del Sofía”: medidores, balizadores, jueces… hasta conformar un cuerpo técnico con 250 profesionales en tierra y 350 en el mar.
“Recuerdo mucho trabajo. Todo el año giraba en torno al Sofía. Antes el personal era voluntario, incluso los socios de los clubes ponían sus barcos a disposición de la regata, y había que hacer una gran labor de coordinación. Dos semanas antes, trasladábamos el material de la Federación Balear de Vela, que llevaba la organización del evento, al hotel que había en el RCN de Palma y nos atrincherábamos allí hasta mucho después de que finalizase” , explica Jaume Carbonell, que estuvo al frente del Trofeo Princesa Sofía en dos periodos 1988-92 y 2004-11.
Han pasado cinco décadas marcadas por una arrolladora evolución tecnológica que ha llevado de recibir las inscripciones de los regatistas por correo postal, pasando por el fax técnico, hasta hoy en día en que se realiza a golpe de un solo clic a través de la web oficial del Trofeo SAR Princesa Sofía.
Para Antonio Cardona, quien estuvo al frente de la regata entre 1993-96, “los días eran muy largos y las noches muy cortas en el Sofía”. Recuerda que no había clasificaciones online a tiempo casi real y los resultados no se conocían hasta el día siguiente, “después de que un motorista hiciese hasta 3 viajes entre los clubes y la federación para picar y verificar los datos” .
Joan Rosselló (1997-2003) rememora la transición de la regata hacia la profesionalización. “La Armada se había ocupado del trasladar los barcos de los regatistas desde Barcelona y cuando lo llevó a cabo la compañía Transmediterránea, nos convertimos como en una agencia de viajes: íbamos al puerto a entregar los pasajes, a controlar el embarque de remolques. Temimos que los regatistas no vendrían, al tener que pagarse de su bolsillo el viaje y el alojamiento, pero en 2002 se alcanzó la edición más numerosa con 1.100 embarcaciones. También fue el año en que se empezó a contar con profesionales que cobran por sus servicios”.
A Ferran Muniesa (2011-hasta la fecha) le tocó vivir la consolidación del Trofeo SAR Princesa Sofía con la entrada en la prestigiosa la ISAF Sailing World Cup. “Fue una época muy ilusionante aunque años más tarde, la organización del Princesa Sofía decidió desvincularse al tomar este circuito internacional un rumbo más comercial y global. A pesar de la incertidumbre que nos provocó esta decisión, los regatistas siguieron apostando por nuestra competición”.
Fiel a sus valores, el Trofeo Princesa Sofía mantiene hoy un alto grado de participación y es una de las regatas más queridas por las grandes figuras de la vela mundial.
En este punto los cuatro directores del Sofía coinciden en señalar que la competición siempre ha estado al servicio del regatista. “Lo principal –afirma Ferran Muniesa- son los deportistas. Nuestra misión es que se sientan como en casa y ayudarles en todo lo que se pueda y más. El mérito está en la FBV y en los clubes: CMSAP, RCN Palma y CN S’Arena, que se han implicado al cien por cien en ofrecer un excelente servicio. Una regatista me dijo que aquí era todo tan bonito y tan fácil que el resto del año resultaba decepcionante”
Antonio Cardona destaca la figura de Jaime Enseñat, que fue quien instauró el Trofeo SAR Princesa Sofía en 1968. “Cuando estaba como presidente de Fomento del Turismo pensó en que había que crear un evento que le diese realce al mar como ya lo había en tierra. Solicitó a su amiga, la entonces princesa Sofía, que diese su nombre a la regata y ella correspondió entregando una ensaladera de plata, regalo de su boda para que se convertirse en el trofeo del vencedor absoluto”, explica Cardona.
También Jaime Carbonell resalta otros nombres como Sebastián Frau, Emily Johanson o Guillem Patiño, hoy ya desaparecidos, que con su personalidad y su trabajo dieron un toque muy especial al Sofía.
Es difícil situar los hitos del Sofía porque, como bien señala Jaume Carbonell, el Trofeo SAR Princesa Sofía ha tenido “una estupenda evolución progresiva marcada por buenas decisiones, como fue la profesionalización del equipo de la regata, el cambio del transporte de embarcaciones desde la Península, la apertura a las instalaciones de otros clubes (que un principio fue vista como una desventaja) y convencer a los secretarios de las distintas clases de vela para que nos apoyaran en la regata que queríamos hacer”.
Joan Rosselló tiene claro que el legado de este Trofeo Princesa Sofía ha sido poner el nombre de la Bahía de Palma y de Mallorca en el mapa del mundo. “Esta promoción no tiene precio. Han sido muchas generaciones Las que han pasado por el Sofía y han dado a conocer nuestra regata, nuestras aguas, nuestras instalaciones, nuestras infraestructuras, nuestro clima. Algunos regatistas han mantenido esta conexión con la isla al instalar sus empresas o comprarse una casa aquí”.
Es La Regata, en mayúsculas, de las islas Baleares, afirman los cuatro directores del Trofeo SAR Princesa Sofía, y su grandeza es que no sólo ha beneficiado a los que han trabajado en ella, sino que ha ayudado al progreso económico de esta comunidad.