Vela aventura
Stuart Rogerson, de 73 años, nueve meses de travesía en un pequeño trimarán de 30 pies llamado «Nandi»
Un velero de 9 metros y más de 40 años de antigüedad. Un patrón de 72 años con varios tripulantes. Y una aventura de más de 10.000 millas náuticas
![Stuart Rogerson, de 73 años, nueve meses de travesía en un pequeño trimarán de 30 pies llamado «Nandi»](https://s2.abcstatics.com/media/deportes/2020/08/15/nandi1-U30929241417lzE--1248x698@abc.jpeg)
Tras 9 meses de viaje, Stuart Rogerson, de 73 años y residente en Ibiza, consigue regresar a casa tras haber recorrido el Pacífico, atravesado el Canal de Panama, tomado refugio durante la etapa más dura de la pandemia en Key West, cruzado el Atlántico y el estrecho de Gibraltar. Y por fin, mañana viernes por la tarde, está previsto que llegue a Ibiza, su lugar de residencia.
Stuart empezó su contacto con el mar con una escuela de windsurf en Cala d’Hort (Ibiza) durante los años 70. En 1980 decidió lanzarse a la que sería su primera travesía con la familia: saliendo de Cala d’Hort con su mujer y tres hijos, todos ellos menores de 6 años, para emprender un viaje que les llevaría a las Islas Canarias, Brasil y a recorrer casi todo el Caribe a lo largo de dos años y medio. Este largo viaje fue el principio de un gran amor por el mar que le ha acompañado toda su vida, teniendo la isla de Ibiza y su casa en Cala Llentrisca como ancla.
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Mucho tiempo después , Stuart encontró un barco medio abandonado que rescató y habilitó junto a su hijo, trabajando en él durante varios años. Es el VSD, un trimarán de más de 50 pies de eslora que ha podido verse a lo largo de muchos veranos navegando entre San Antonio, Cala d’Hort y las costas del sur de Ibiza, donde zarpaba para escapar de las playas abarrotadas Stuart es también miembro fundador de la asociación para amantes de los multicascos, los Golden Oldies Multihulls que reúne los mejores ejemplos de multicascos clásicos de regata y organiza regatas tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo,
Desanimado tras la pérdida del VSD en una tormenta durante el invierno de 2018, Stuart se propuso buscar uno más pequeño para comenzar un nuevo proyecto. Y el proyecto, que pronto se convirtió en realidad, es el pequeño trimarán a vela de 30 pies llamado Nandi, y que se encontraba en estado de abandono en la Bahía de San Francisco. Tras muchas llamadas y una búsqueda intensa para encontrar al dueño de este pequeño velero, Stuart cogió un avión con destino a San Francisco para negociar la compra y el rescate del trimarán, el modelo Val 31 de 1980, del conocido diseñador norteamericano Dick Newick.
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El Val 31, que contaba precisamente con 31 pies, poco menos de 10 metros, fue cariñosamente restaurado a lo largo del verano 2019 en la famosa zona vinícola de Napa Valley al norte de San Francisco. Tras varios meses muy felices en los que se sucedieron viajes a Estados Unidos y mucho trabajo de rehabilitación del multicasco con la ayuda de su amigo Donovan y otras nuevas amistades del Sausalito Cruising Club, Nandi estaba lista para su nueva vida.
Finalmente, en noviembre de 2019 Stuart pudo emprender el largo viaje de regreso a casa en Ibiza. El veterano marino y su hijo Zack, de 40 años, zarparon desde San Francisco a finales de noviembre poniendo rumbo a San Diego, donde la familia se reuniría para pasar la Navidad con sus amigos Peter y Miriam Isler.
En enero Stuart, junto al hijo del antiguo dueño del barco, Tristan, de tan solo 20 años de edad, soltaron amarras y continuaron la aventura, navegando durante 20 días hasta Acapulco en México.
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Con un nuevo cambio de tripulante en México, Stuart continuó hasta Panamá donde una meteorología realmente complicada le obligó a refugiarse en Cambutal, Panamá, tres semanas antes de poder llegar a Ciudad de Panamá para iniciar los preparativos para cruzar el Canal, y con la crisis del Covid-19 empezando a tener alcance mundial…
Nandi fue el último velero privado en cruzar el Canal de Panamá antes de que se cerrara. Al pasar al otro lado no hubo posibilidad de parar en la marina y recargar provisiones, ya que se cerraron las fronteras y Stuart y Tristan se vieron forzados a salir a la búsqueda de un lugar donde poder ser acogidos y pasar la crisis.
Tras un intento en las Islas Cayman, donde algunos amigos pudieron aprovisionarles de agua, gasolina y comida, decidieron subir hasta Key West y los cayos de Florida donde Tristan tendría la opción de poder desembarcar y regresar a San Francisco para pasar los momentos mas duros de la crisis junto a su familia.
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Stuart, tras muchas negociaciones con las marinas, obtuvo una plaza en Stock Island Yacht Club donde pasó algo más de dos meses aislado a bordo de Nandi. Aquí hizo grandes amigos incluyendo a Brandon, que le facilitaron mucho la vida. Los mosquitos y el calor agobiante de los trópicos fueron casi intolerables, pero las amistades creadas, según asegura, durarán para siempre.
Finalmente, el 6 de mayo, con una nueva tripulante, Stuart pudo salir rumbo a Europa. La travesía implicaría una parada en Azores, pero a unas 400 millas del archipélago el timón se rompió y Stuart pasó varias horas buscando frenéticamente una solución para poder gobernar el barco. Finalmente, con el apoyo de un velero holandés que también iba rumbo a las Azores, pudieron llegar a Horta en la isla de Faial. Aquí Stuart logró sacar el barco del agua y hacer las reparaciones necesaria, que duraron tres semanas, para poder continuar el viaje.
“La amabilidad de los isleños en Azores y la hospitalidad de todos en Horta, en particular de los dueños de Peters Bar, me dieron muchas ganas de volver y pasar más tiempo en estas aguas” asegura Stuart desde su barco.
Acompañado de Roberto, su gran amigo de Ibiza, zarpó de nuevo de Azores para el último gran tramo del viaje hasta Ibiza. Con una meteorología bastante clemente al principio de la travesía, pudieron hacer buen camino. Pero justo al sur de Portugal tuvieron mal tiempo, que causó de nuevo daños al timón. Con ingeniosas reparaciones, como utilizar una lata de tomate para mantener el timón en posición, pudieron pasar el Estrecho de Gibraltar y llegar en tiempo récord a Almería, donde ya han podido cargar provisiones para salir rumbo a Ibiza.
Un velero de 9 metros y más de 40 años de antigüedad. Un patrón de 72 años con varios tripulantes. Y una aventura de más de 10.000 millas náuticas. El gran navegante, Peter Isler, le acompaño a diario con las previsiones meteorológicas y fue de muy gran ayuda.