Copa América

Épico David

Así vio Carlos Pich la Copa América

Carlos Pich

Nueva Zelanda lo ha vuelto a lograr, ganar por segunda en campo contrario a un equipo americano. La primera fue en San Diego 1995, y esta segunda ante Oracle, con sabor a revancha tras la derrota de 2013.

Todo empezaba en el “campito” de regatas de Bermuda, tras ganarse ETNZ el derecho a competir contra el defensor al imponerse en las eliminatorias de los aspirantes. En ese largo camino surgieron muchas dudas sobre las prestaciones de los Kiwis, pero sabiendo de su experiencia en esta competición había que poner las dudas entre paréntesis.

Una de ellas era el pobre balance de su patrón Peter Burling en las salidas. Un antecedente preocupante era que los americanos, un decir pues el grueso de su tripulación es australiana, se impusieron en los dos únicos enfrentamientos directos al inicio de las series de calificación.

¿Por qué han ganado?

Más allá de los detalles o factores, creo que Team New Zealand ha ganado por su determinación, su estrategia y su talento.

Determinación por seguir sin tener complejos en ser David contra Goliath, cuando en esta edición además Oracle tenía fuertes complicidades con el resto de aspirantes, quedando los neozelandeses arrinconados, y sufriendo sus crónicos problemas presupuestarios.

Una vez más han demostrado que dominan la estrategia para jugar con el factor psicológico. Llegaron los últimos a Bermuda, mientras sus rivales llevaban meses entrenando allí, y con algunas alianzas para comparar prestaciones y mejorar. La más destacable la de Oracle y el SoftBank japonés, que hizo de perfecto sparring al defensor, a cambio de unas ayudas tecnológicas y económicas previamente acordadas. Que Russell Coutts fuera patrón de algunos barcos del dueño del equipo sueco Artemis abre otras ventanas. Tal que así, nadie sabía mucho de los kiwis, y cuando mostraron fotos de su barco navegando en Auckland antes de partir hacia Bermuda, dieron un golpe de efecto con la solución ciclista para cargar los circuitos hidráulicos que mueven todos los sistemas de este barco, que en su caso eran todos pues su bautizado “Aotearoa” (New Zealand en lengua maorí) no llevaba ni un winche. Ríos de tinta corrieron, pero más allá de la mayor velocidad para cargar la hidráulica, la solución ciclista escondía una importante mejor posición aerodinámica de sus tripulantes. Y eso si hablamos de unos 70-80 kilómetros por hora de viento aparente en cubierta es mucho.

En esto de la vela, los Kiwis derrochan talento. Y en esta edición lo han vuelto a demostrar en varias facetas del juego. Han sido innovadores tecnológicamente, y ya dejaron al respetable pasmado cuando filtraron imágenes de su barco foileando con sólo 6 nudos de viento. Si en 2013 fueron los primeros en poder volar ciñendo, ahora volvían a subir el listón. El diseño de sus foils más largos era uno de los motivos, pero no su única aportación, pues combinado con sus timones parecía hacer su barco más estable que sus rivales. Mucho ingenio en sus sistemas, con un visible acierto en el joystick para regular al milímetro su ala. O la decisión de ubicar el control de trimado de los foils en un tripulante en vez de llevarlos el timonel integrados en la rueda.

Y por supuesto talento navegando en una tripulación, punta del iceberg del equipo, en la que sólo uno de sus seis componentes había competido antes en la Copa América. ¡¡Cinco novatos!!, incluido su patrón. Y eso que llegaban a la final con todas las dudas, desde sus malas en las clasificatorias como el espectacular vuelco en una regata contra el BAR británico.

Pero en ese camino hacia la final, empezaron a entreverse pistas. En las regatas disputadas con poco viento parecían “jugar” con sus rivales. Y una de los argumentos que pregonaban los organizadores al justificar su decisión de competir en Bermuda eran las condiciones previstas para el mes de junio: vientos de 7 a 11 nudos. Y los Kiwis lo clavaron. Arrancan la final con cuatro victorias aplastantes, que les ponía 3-0 en el marcador por ese bonus inverso que tenía Oracle. Luego, cinco días de pausa para que los americanos encontraran petróleo con el que darle más gasolina a su barco. Llega el tercer día de regatas con una brizna más de viento, 11-12 nudos, y le dan la vuelta a la hamburguesa: eran más veloces que ETNZ, aunque estos se defienden ganado una regata y perdiendo otra. Al día siguiente otro baile los Kiwis con 9 nudos de viento, que ganaba las dos regatas, ahuyentaba los fantasmas de la remontada de 2013 y dejaba el marcador 6-1, a falta de una sola victoria para llevarse la preciada Jarra de las Cien Guineas para casa. Y el quinto día de competición no fallaron, dándole otro “meneo” a Oracle, pues esta “banda de novatos” logró dominar seis de las nueve regatas de manera apabullante: montando primero todas las boyas del recorrido, y en la última sólo cedió el liderato en la primera boya.

Por el contrario, Oracle preparaba su defensa con cierta confianza, tal vez excesiva. Sus test de velocidad con el equipo japonés y algunas cartas técnicas, como la variación de tensión de los obenques/burdas, para dejar flexa la estructura del barco y bajar las proas, que ETNZ trató de impugnar sin éxito, alimentaba su ego ganador. Muchas horas de entreno en las aguas de Bermuda, todos los medios posibles y más, o un conjunto de desafiantes sumisos que hasta asintieron que compitiese en la primera fase eliminatoria de los aspirantes, alimentaban el ego de un Goliath, donde no faltaba el recuerdo de su última remontada en aguas de San Francisco. Pero David pudo con él.

Ahora toca esperar el nuevo rumbo de la Copa América, los cambios que introduce Emirates Team New Zealand, y los probables regresos al ruedo de Alinghi y Prada. Este último con ciertos pactos y convenios previos con los Kiwis en aras de cambiar las cosas hacía una competición más interesante. ¿Volaran?, ¿navegaran?. El que gana manda, con el consenso del Desafiante Oficial, y parece que Prada incluso ayudó financieramente a ETNZ para ganarse ese derecho, y recordemos que su mandamás Patrizio Bertelli fue el único aspirante que no tragó con las imposiciones de Oracle y abandonó su campaña para Bermuda 2017.

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