Pedro Sardina - Virando por estribor
Hay que tomar una determinación
No es posible que a un mes de la salida se hayan retirado ya nueve barcos con roturas producidas por choques con OFNIS
Lo que está pasando en esta edición de la Vendée Globe se puede calificar como vergüenza humana. No es posible que a un mes de la salida se hayan retirado ya nueve barcos con roturas producidas por choques con OFNIS. Habría que tomar una determinación, sí, pero ¿cuál?
La culpa, sin dura alguna, la tenemos los hombres, que somos los que producimos esas basuras que navegan sin control por todos los océanos del mundo. Hay de todo, pero lo que más abunda son los plásticos, esos que creemos inofensivos, pero que le hacen mucho daño a la naturaleza y mucho más a los océanos, fuentes de riqueza y de vida muy necesaria para el hombre.
¿Quién no ha visto alguna vez flotando grandes maderos, cajas de madera o, incluso, contenedores de hierro? Es una vergüenza como los grandes cargueros que transportan mercancías apiladas en contenedores dejan caer al mar los que haga falta con tal de aligerar peso ante la amenaza de una gran tormenta. Ningún capitán reporta y señaliza esos contenedores que ellos dicen los arrancan de las cubiertas las grandes olas.
"Es una vergüenza como los grandes cargueros que transportan mercancías apiladas en contenedores dejan caer al mar los que haga falta con tal de aligerar peso ante la amenaza de una gran tormenta"
Pedro Sardina
Estos barcos transportadores de contenedores van sobrecargados a tope de la línea de flotación y claro, cuando las grandes olas les azotan en medio del océano y los capitanes no están muy duchos en la conducción de la nave, las olas hacen volcar las pilas de contenedores que van en la cubierta.
Estos contenedores vagan a merced de las corrientes por los océanos y cuando se topan con algún barco de carbono, fibra, madera, e incluso de acero, les hace un boquete con una vía de agua importante.
En las vueltas al mundo a vela, y más en las que navegan un solo tripulante estos OFNIS son muy peligrosos, porque cuando llevan un tiempo flotando se quedan a ras de agua y puede estar así durante meses antes de acabar en el fondo del mar.
El problema es que siempre chocan contra uno de ellos los más débiles y claro, con mucha suerte les rompe los timones, las orzas de deriva o les avería la quilla, pero a los que no tienen suerte les hace un agujero en el casco y, tarde o temprano, el barco se hunde y hay que ir a rescatar al navegante.
La solución está de la mano de los países que deben obligar a las navieras a asegurar sus cargas y a señalizarlas cuando la pierden. Nunca es tarde, pero los océanos cada vez están más llenos de OFNIS.