Nicolás Terry Martínez - Fuerza 11

Pablo Torres

Buen viento, que la Virgen del Carmen te acompañe y que a tu vuelta nos podamos tomar otra cerveza en el bar Gonzalo

Hoy le dedico esta columna a Pablo Torres, a mi amigo Pablo que esta a tan solo unos días de cumplir su gran sueño dorado, que no es otro que cruzar la línea de salida de la Mini Transat, que en este año cumple el 40 aniversario de la primera edición, hecho acontecido en Inglaterra en 1977.

Conocí a Pablo en 2007 recién llegado a Valencia para cubrir para el Grupo Joly, la Copa América, junto al director de ABC de la Vela, donde también escribía. Nos enteramos que había un chaval sevillano que se estaba construyendo un barco diseñado por él para navegar en la Mini Transat, nos fuimos a verlo y desde entonces, en los 11 años de singladura de nuestro periódico hemos estado informando de los avatares de Pablo y su proyecto.

Cuando Pablo por fin tuvo su barco se estableció en Puerto Sherry, y a Pablo empezaron a salirle amigos por todos lados. Todo el mundo conocía y era amigo de Pablo y toda una multitud de empresas querían patrocinarle.

«Pablo siguió buscando ayudas y no las encontró, solo lleva en el casco un enorme cartel de Puerto Sherry, y ¿a cambio de qué?, pues de nada, de pagarle el atraque de su mini de 6.5 metros de eslora»

Nicolás Terry

Acudió a mí para comentarme lo que estaba pasando y le comente lo que pensaba y como casi siempre no me equivoque, los «amigos de toda la vida», se fueron olvidando y los fantasmas que le prometieron el «oro y el moro» desaparecieron como si los caza fantasmas hubieran aparecido por Puerto Sherry.

Pablo vivió la odisea que ha caracterizado a los patrones a lo largo de los 40 años de historia de esta regata, tengo que navegar como sea, y claro como todo el tiempo lo dedicas a poder salvar tu proyecto, cuando llega la hora de navegar pasa lo que le pasó a Pablo, que perdió su barco en aquella fatídica navegación por el Golfo de Rosas.

Pero Pablo se repuso, se «jartó» de currar en astilleros para aprender las técnicas más modernas y con los ahorros y parte de lo que le pago el seguro del barco, ha montado otro proyecto, que ya está en La Rochelle para tomar la salida.

Pablo siguió buscando ayudas y no las encontró, solo lleva en el casco un enorme cartel de Puerto Sherry, y ¿a cambio de qué?, pues de nada, de pagarle el atraque de su mini de 6.5 metros de eslora. Hay que ser mezquinos y encima presumir de apoyo a Pablo, cuando no le han dado un solo euro en metálico que es lo que necesitaba. Pero Pablo como buen navegante lleva el letrero de Puerto Sherry casi a lo largo de los 6.5 metros de eslora, cuando lo que merecían es un cartelito en la popa.

Dice el dicho, que «detrás de todo gran hijo hay un padre enorme», y que verdad es, ya que Enrique Torres, el progenitor de Pablo, se ha volcado en ayudas y en poner en manos de su hijo el pequeño presupuesto en metálico que necesita para esta aventura.

Pablo no sabe cómo se va a traer el barco desde Martinica cuando llegue, sería una buena ocasión para que Puerto Sherry demuestre que su apoyo es efectivo y corra con los gastos.

Pablo Torres

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