Jaume Soler - Tripulante 18

El Finn goza de buena salud

Se trata de una clase que está más viva que nunca

Mucho se ha hablando en los últimos meses de los cambios que quiere hacer la World Sailing –Federación Internacional de Vela- de cara a las clases que participarán en los Juegos Olímpicos de París 2024. El primer intento por parte de los federativos fue el de acabar de aniquilar a las clases tradicionales para poner directamente y de forma abierta marcas comerciales que tienen prácticamente monopolizada la vela olímpica.

Los últimos damnificados han sido el Finn y el 470, dos barcos con una importante impronta dentro del panorama olímpico. No en vano el solitario es la clase más longeva, no por ello vieja, seguido del 470. El resto ya son marcas propias como Laser, 49er y Nacra. Sin ir más lejos el Laser está investigado por la oficina antitrust europea por este motivo. Con esto ya se dice todo.

Nadie pone en duda que los Laser, 49er y Nacra puedan ser buenos barcos olímpicos, el tema está que para llegar hasta ahí, el Comité de Eventos de la World Sailing vaya a por las clases en las que todavía hay libertad a la hora de adquirir los materiales. Es que al final te hacen pensar mal y todo.

En la reunión de medio año celebrada a principios de mayo en Londres el Council –lo que vendría a ser el Consejo de Administración- desautorizó de alguna forma a la iniciativa del de Eventos, que quería arrasar con el Finn y el 470, y encontró una solución intermedia, y que tendrá como punto y solución final el próximo mes de noviembre en la reunión anual del ente. Además de la entrada del Kitesurf como modalidad olímpica y el cambio de tabla de windsurf –en este caso da igual, ya que será seguro otra Neil Pride-, se tomó una decisión salomónica después que hubiera una auténtica revolución social a través de las redes sociales, que pedían recapacitación y que no desaparecieran el Finn y el 470.

La solución, sin dar aún nombres, es que para mantener la paridad entre hombres y mujeres sin aumentar el número de participantes, se mantendrá un barco solitario –que será el Finn-, pero que tendrá que navegar en equipo con otro barco femenino –tipo Europe-, una situación que no está muy clara, pero veremos a ver como lo definen. Y por otro lado habrá otro barco doble mixto, como ya ocurre con el Nacra 17, y que podría hacer que se mantuviera el 470 de esta forma.

El Finn es de todas las clases olímpicas la que probablemente más ha evolucionado a nivel tecnológico. Es la única que queda en la que pueden navegar regatistas de más de 85 kilos de peso, si la quitaban todo este grupo de gente se quedaba fuera; además de ser una clase donde aún la táctica y la técnica van de la mano. Con todos mis respetos para los barcos que navegan con vientos aparentes.

Se trata de una clase más viva que nunca. Sin ir más lejos el Mundial Másters que se ha celebrado en El Balís es un buen ejemplo de ello; han participado 353 barcos de 24 países. No hay otra clase en el mundo, a excepción del Optimist, que genere tanto interés.

Que tomen nota en la World Sailing, por favor.

El Finn goza de buena salud

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