Pedro Sardina - Virando por estribor
La VOR debería de aclarar los incidentes y los accidentes
Hay que ser mucho más profesional para hacerse cargo de una regata como esta
Demasiadas desgracias sin aclarar en la Volvo Ocean Race. Una de dos, o no se enteran de nada (cosa muy poco probable porque en su staff hay buenos profesionales) o tienen muchas cosas que ocultar a la opinión pública.
De buena fuente sé que Volvo ha puesto en venta la regata. La espantada que dio Mark Turner a pocas semanas de la salida de Alicante marcó el punto de inflexión en esta regata, más comercial que deportiva. Volvo pretende dar una buena imagen al mundo y por ello se gasta más dinero en los «bussines» de las salidas y las llegadas, que en la propia regata. No mira otra cosa que dar imagen por el mundo sin pararse a pensar que no se puede ir a ciertos sitios por seguridad y por prestigio de los regatistas.
Todavía estamos esperando que se aclare el accidente del «Vestas» en la llegada de Hong Kong. Se han publicado muchas cosas sobre el abordaje del barco de vela al pesquero o del pesquero al barco de vela y la organización no ha desmentido nada de lo que se ha publicado. Se limita a echarle las culpas al equipo, que lo tiene todo guardado como si un secreto de sumario se tratara. Tampoco sabemos, oficialmente, porqué Roberto Bermúdez de Castro se bajó del barco aunque no ha sido difícil unir cabos y saber la verdad. ¿Qué se ha hecho para acallar a los familiares del fallecido del pesquero? ¿Qué se ha hecho para que el «Vestas» saliera de Hong Kong sin la más mínima oposición gubernativa? ¿Qué se ha hecho para silenciar los hechos y pasar página?
Tampoco sabemos como acontecieron los hechos cuando John Fisher cayó al agua en pleno sur. Unos dicen que le dio la botavara en la cabeza, otros que iba en la proa y una ola se lo tragó, otros que iba solo en cubierta y sus compañeros se dieron cuenta de su pérdida pasada una hora, otros que no llevaba el traje de supervivencia... Miles de versiones que ni la Volvo Ocean Race ni el equipo desmienten, con lo que alimentan la imaginación del personal.
Perder a un hombre en el océano no es una cosa baladí. Alguien debería responsabilizarse y dar la cara. Es doloroso, si, pero hay que hacerlo. En la Volvo Ocean Race de 2005 los holandeses del «ABN Amro II» perdieron a su coopatron en el Atlántico Norte y la organización, dirigida por Glen Bourke, no tardó ni tres horas en explicar como fue tan dolorosa pérdida. También se explicó, con pelos y señales, el abandono y posterior hundimiento en pleno Atlántico del barco español «MoviStar». Son circunstancias que pasan en una regata tan extrema como esta y no creo que haya que ocultar nada a la opinión pública. Hay que ser más profesional para hacerse cargo de una aventura de estas dimensiones