Dury Alonso - Desde el Pontoon
Coincidentes en el Trofeo Jules Verne
Tan solo la diáspora ha permitido que los marinos españoles hayan logrado formar parte del genuino océano salvaje.
Podría ser una superproducción hollywoodiense que contase la navegación extrema por los mares australes, donde intrépidos marinos soportan el azote de vientos bramadores, temperaturas gélidas y el desenfreno de volar sobre las olas. La realidad es que la épica del récord de vuelta al mundo a vela con tripulación que se plasmó en 1993; idea que tuvo el navegante francés Yves Le Cornec durante su vuelta al mundo a vela en solitario en 1985, basada en la novela “La vuelta al mundo en ochenta días” del escritor Jules Verne.
«Estos patrones y tripulaciones ya forman parte de la epopeya de la navegación oceánica vuelta al mundo más extrema. Donde unos pocos españoles también tienen su silla en la mesa redonda del selecto club de los príncipes marinos»
Dury Alonso
En los últimos 24 años, hubo un total de 28 tentativas de romper, rebajar, los 80 días de vuelta al mundo a vela. De ellas, 19 fueron fallidas; y tan solo 9 lograron batir registros tras registros. En 1993 Bruno Peyron fue el primero en romper el aurea de los 80 días; invirtió 79 días, 6 horas, 15 minutos y 56 segundos con el catamarán “Comodore Explorer”. Y el último récord se estableció el pasado 26 de enero de 2017 por Francis Joyon con el “IDEC Sport” tras 40 días, 23 horas, 30 minutos y 30 segundos; mejorando en 4 días y 14 horas el anterior récord del “Banque Populaire V” de Loïck Peyron en 2012 (45 días, 13 horas, 42 minutos y 53 segundos).
Estos patrones y tripulaciones ya forman parte de la epopeya de la navegación oceánica vuelta al mundo más extrema. Donde unos pocos españoles también tienen su silla en la mesa redonda del selecto club de los príncipes marinos. Alex Pella ha sido el último en coronar la cúspide a bordo del “IDEC Sport”; antes lo hizo Joan Vila como navegante en el “Banque Populaire V”; en ambos equipos ha estado el holandés Marcel Van Triest, residente en España, como navegante en tierra. Y no debemos de olvidarnos de Guillermo Altadill, que formaba parte de la tripulación del maxi catamarán “Cheyenne” de Steve Fossett; pero la cabezonería del armador yanqui les dejo fuera del Trofeo Jules Verne por no cumplir el reglamento.
Tan solo la diáspora ha permitido que los marinos españoles hayan logrado formar parte del genuino océano salvaje. La impronta nacida hace 36 años por Joaquín Coello con el “Licor 43”, la saga “Fortuna” de Javier Visiers o de Javier Gándara con el WOR 60 “Galicia 93 Pescanova”; se ha visto cercenada por el egocentrismo de un brigante que todo lo quiere –“esto es un negocio”, comentó-. Así que, para brillar con luz propia, ser uno de los elegidos, la única vía libre se encuentra el norte de los Pirineos.
Brigante, hay un proverbio masai que dice: Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres ir lejos, ve acompañado.