Jaume Soler - Tripulante 18
Se acabó el chollo
«En las épocas en la que el deporte español se basaba más por el romanticismo los presidentes y directivos acostumbraban a ser personas de prestigio»
Parece que algo cambia en la vela española, la menos se busca intentar poner algo de orden al desorden existente en los últimos años en la dirección de la Real Federación Española de Vela. La vela es de por sí un deporte amateur, así lo promueve la ISAF, y si lo es para la gran mayoría de los regatistas, que debería ser lo más importante, con mayor motivo debería serlo para los dirigentes.
En las épocas en la que el deporte español se basaba más por el romanticismo que por el profesionalismo, los presidentes y directivos acostumbraban a ser personas de prestigio, que querían el deporte y que lo que buscaban era el bien común y no el personal.
A partir del año 2001 cambió la política federativa, al menos en la vela, el presidente pasó a ser profesional, con sueldos y gastos superiores a muchos directivos de grandes multinacionales y sin nadie que les controlara el gasto más que ellos mismos. Desde el CSD se permitieron auténticas barbaridades que han llevado a presidentes de federaciones destituidos, inhabilitados y hasta imputados; antes de que pasara todo esto sus deportistas tenían verdaderos problemas económicos, logísticos y personales, pero a estos presidentes profesionales les daba igual lo que les pudiera pasar a sus deportistas, que son los que acabaron pagando el pato.
La vela no ha sido una excepción y ha sido una de las federaciones en las que al final se le puso la lupa encima por todos los desmanes que se estaban produciendo hasta que llegó la moción de censura y los mismos que habían colocado al presidente le dijeron que hasta aquí hemos llegado.
Todo esto ha llevado a que los nuevos dirigentes de la RFEV, con Julia Casanueva a la cabeza, promovieran un cambio de Estatutos que debía aprobar la Asamblea General, en los que los presidentes y directivos no podrán ser profesionales, con lo que no percibirán ningún sueldo.
A presidentes como Miguel Company, Fernando Bolín o Arturo Delgado, ni se les pasó por la cabeza cobrar por ser presidentes. Gerardo Pombo y José Ángel Rodríguez no pensaron igual. Después de lo visto en los últimos años algunos podrían pensar ¿eran tontos? Y la respuesta es no. Eran románticos del deporte, que podrían equivocarse o no a la hora de tomar decisiones, pero su trabajo no era por interés económico. Ya con la actual situación este año la RFEV se ahorrará solo en el sueldo de presidente cerca de 120.000 euros, y el que tenga la intención de presentarse ya sabe cuáles son las nuevas reglas del juego. Así lo aprobó la Asamblea soberana.