Mutua Madrid Open / WTA 1.000
Naomi Osaka vuelve a sonreír
La japonesa, que venció en su debut a Potapova (6-3 y 6-1), explica sus mejoras con la ansiedad y en la tierra batida
Entrevista a Sara Sorribes
Guía del Mutua Madrid Open 2022
Todavía necesita ciertas herramientas para afrontar la prueba de la prensa: gorra para esconder los ojos, auriculares plateados y enormes para sentirse segura, manos en los bolsillos de la chaqueta. Pero Naomi Osaka , 24 años, vuelve a sonreír, a su manera, de forma tímida, casi pidiendo perdón por soltar una pequeña carcajada en mitad de la conversación. Más fuerte que nunca físicamente, da muestras de que también ha aprendido a gestionar el pánico que le puede suponer para cualquiera enfrentarse a una veintena de grabadoras registrando cada detalle de sus palabras y gestos.
Campeona de cuatro Grand Slams (Abierto de Australia 2019 y 2021, US Open 2018 y 2020), en 2018 ganó el primero, pero apenas pudo celebrarlo porque la grada abucheó su victoria después de que su rival, Serena Williams, protagonizara un percance con el juez de silla que eclipsó todo lo demás. El año pasado fue ella la protagonista, sin quererlo, de una reivindicación por el cuidado de la salud mental , multada y despedida de Roland Garros por negarse a atender a la prensa por la ansiedad que le ocasionaba. Huellas en su cabeza. «No voy a mentir, no todos los días todo es ya perfecto. Hago ejercicios para centrarme en lo positivo y estoy mejorando en filtrar los comentarios negativos, intentando que no me afecten tanto. Hablo con mi terapeuta al menos una vez a la semana y trato de estar más abierta a las cosas. Si sucede algo que me saca de mi ritmo, trato de verlo desde una perspectiva diferente».
Hace apenas unos días, un espectador le gritó «Naomi, apestas», en mitad del partido, y descolocó a la jugadora hasta hacerla temblar. «Fue un momento muy desagradable, pero, aunque no me gustó nada esa experiencia, me alegra de que me pasara. Ojalá no hubiera pasado, claro, pero ha habido momentos de mi carrera que fueron muy tristes para mí, pero ahora puedo mirarlos y pensar que crecí como persona. Indian Wells fue uno de esos momentos. Quizá en cualquier otra ocasión no me habría afectado, pero ahí sí lo hizo. Pero intento seguir siendo yo, pensar en por qué dejo que me afecte y aprender ».
Incluso, ha dejado de castigarse tanto si algo no funciona en la pista. Buena prueba de ello es su regreso a la tierra batida, una superficie que no le resulta cómoda, que no pisa desde su abandono en París el año pasado, en la que nunca ha tenido un gran resultado -cuartos en Mutua Madrid Open en 2019, tercera ronda en Roland Garros como mejores datos-, pero que ha querido volver a probar, a probarse, con una invitación del torneo que estrenó con victoria ante Anastasia Potapova en una hora (6-3 y 6-1). «Estoy tratando de aceptar mis fallos comparado con cómo me comportaba los años anteriores. Trato de no ser tan dura conmigo misma. Si cometo un error o no me muevo lo suficientemente rápido a la pelota, porque en tierra tienes que moverte más rápido, no me vuelvo loca como antes. Sigo siendo una estudiante en tierra batida y quiero seguir aprendiendo».
Aprender de Nadal y Alcaraz
Si se quiere aprender a jugar en tierra batida, nada mejor que fijarse en los mejores. Y si de tierra batida se habla, nadie mejor que Rafael Nadal. «He estado viendo vídeos suyos y estuve entrenándome unos días en Mallorca. Quería verlos entrenarse porque soy una persona que aprende rápido. Robé unos cuantos detalles de los que él hace y los he estado practicando recientemente, así que o saldrá muy bien o saldrá muy mal. No hay término medio. He cambiado algunas cosas, y ya lo veréis, no quiero estropear la sorpresa», bromeó, ojos ocultos bajo la gorra.
No solo se fija en lo que hace Nadal, a quien elogia y está de acuerdo en que es normal que «todos los niños quieran ser como él», pero también está enganchada a la Alcarazmanía. Ha estado atenta a todos sus partidos y elogia lo que ha despertado en el circuito. «Ha creado una gran expectación, ha hecho que la gente se interese realmente por el tenis, y hacía tiempo que no se veía algo así. Muchas veces ni siquiera piensas en su edad, se me olvida. Aunque no deja de ser impresionante cuando lo recuerdas. Me fijo en su estilo de juego, que es genuino, y ha sido un crecimiento constante desde que ganó a Stefanos Tsitsipas en el US Open el año pasado».
Consciente de que le queda mucho por caminar sobre el polvo de ladrillo para dominarlo, los objetivos son más a corto plazo que a largo. «Por supuesto que quiero ganar partidos en tierra y alcanzar las semifinales aquí en Madrid o en Roma, incluso ganar, ojalá. Pero tengo pequeñas metas antes: ir torneo a torneo».
En la última pregunta, otra pequeña victoria frente a la timidez. ¿Con qué personaje de dibujos te identificas? Lo piensa, levanta la cabeza y confiesa: «Snorlax, de Pokémon, un oso grande que adora dormir», sonríe, solo a medias, mirada hacia la mesa, gorra tapando sus nervios. Pero sonríe.