Mutua Madrid Open
Más campeones, menos regularidad
Tenistas de ambos circuitos analizan el reto que supone ser consistentes cada semana, en una época en la que todos se ven con opciones de vencer
Entrevista a Stefanos Tsitsipas
Horario y dónde ver Alcaraz-Basilashvili
Vive el tenis desde hace tiempo en ese inicio de relevo generacional al ralentí. Se dan, sin embargo, algunas pistas del tenis que vendrá: nuevos nombres acaparan los focos y los títulos de Masters 1.000, en el circuito masculino, donde los jóvenes encuentran un refugio para el orgullo, la vitrina y como preparación física y mental para los Grand Slams. Pero este tenis más abierto también esconde el reto mayúsculo: la regularidad.
Desde 1990, año de la creación de los Masters 1.000 en el circuito masculino, hasta 1994, apenas un puñado de jugadores eran capaces de llevarse tres títulos de los nueve que se ponen en juego cada año. Tres de Sampras en el 94, tres Agassi en el 95, como máximos artilleros, sin que nadie llegara a los cuatro y con, por ejemplo, nueve ganadores distintos en el año 2000. Una variedad de nombres, y de opciones para todos, que se cortó a partir de 2005. El año de la interrupción de Nadal en el circuito y de la explosión que provocó su choque con Roger Federer . Ese curso, el español ganó cuatro Masters 1.000; el suizo, otros cuatro. Solo Tomas Berdych se quedó con lo que dejaron, ausentes ambos en el torneo de París-Bercy. A partir de 2007, asomó Novak Djokovic y, a partir de 2011, la fiesta se convirtió en un coto privado de los tres.
La tendencia ha girado en los últimos tres años. Más pendientes Nadal, Federer y Djokovic de los Grand Slams y de pintar un calendario a medida para cuidar las cicatrices, se abre el abanico de opciones para todos los demás. Ya en 2017, en lugar de solo tres campeones como ocurrió solo dos años antes, asomaron Zverev, Jack Sock y Grigor Dimitrov. Del Potro, Isner y Khachanov levantaron orgullo en 2018; seis campeones diferentes hubo en 2019, y siete en 2021. Se lo han creído los Tsitsipas, Zverev, Medvedev y hasta Hurkacz . Y despuntan en este periodo y en este territorio sin rey Alcaraz o Fritz, campeones en Miami e Indian Wells.
Lo que abre las vitrinas para los tenistas y encuentra nuevos aficionados entre los más jóvenes también esconde esa sombra: la de encontrar el equilibrio entre ganar un Masters 1.000 y no caer demasiado pronto en el torneo siguiente , acostumbrado como está el planeta tenis en la consistencia que mostraron los tres grandes, mordiscos o finales domingo tras domingo.
Cameron Norrie, campeón del Masters 1.000 de Indian Wells 2021, cayó en octavos en París-Bercy; este año Taylor Fritz, campeón del Masters 1.000 de Indian Wells, no pasó de segunda ronda en Viena; Carlos Alcaraz , campeón en el Masters 1.000 de Miami, cayó en primera ronda en Montecarlo; Tsitsipas, campeón del Masters 1.000 de Montecarlo, cayó en cuartos del Conde de Godó.
Encontrar esa estabilidad es clave, y así lo confirman los tenistas. «Es lo más difícil del tenis. Es con lo que tienes que pelearte cada día en este deporte. Siempre estás sufriendo», decía Tsitsipas a este diario . «La temporada es muy larga, y competimos cada semana. Cuando no participas una semana sientes que las rivales han subido de nivel. Tienes que estar alerta cada día», apoya Iga Swiatek , número 1 del mundo del circuito femenino, donde también se observa desde hace más tiempo ese cambio de orden casi cada semana. «Todos los días necesitas dar el cien por cien. Y, aun cuando no estés al cien por cien, dar lo máximo que tengas. No es ir y bueno le pego a la pelota y ya está», aporta Sara Sorribes .
Si alguien hay consistente, a pesar de las lesiones, es Rafael Nadal , 17 temporadas en el top ten. El balear señala lo que quizá es la fórmula para hallar ese Santo Grial de la regularidad: «Una de las razones por las que he conseguido estar tanto tiempo es no pensar en las cosas que he hecho . Es un deporte que no te da tiempo para estar en la victoria ni en la derrota».
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