Tenis
Djokovic, Nadal y una carrera que no tiene fin
Tras un año complicado, el serbio reactiva el duelo con el español, aunque asume que no disputará el US Open al no vacunarse contra el coronavirus
De los últimos 76 Grand Slams, 63 los han conquistado Federer, todavía de baja, Nadal y Djokovic
Un Djokovic de granito levanta su séptimo Wimbledon, su Grand Slam 21
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Dueño de un carácter explosivo y emocional, eliminado del US Open 2020 por un bolazo de rabia que terminó en la garganta de una jueza de línea, Novak Djokovic realizó un ejercicio soberbio de contención y concentración en la final de Wimbledon contra Nick Kyrgios. Sabía que era el australiano quien debía liderar la explosividad y encender los fuegos artificiales. Él debía imponer la calma, la parte más racional a un encuentro que ya de por sí tenía todos los ingredientes para hacer saltar las emociones. Era la primera gran final para Kyrgios, que no tenía nada que perder y sí que demostrar, y era la trigésimo segunda para él, con el aliciente de que se estaba jugando todo su año en este partido. Que se habían perdido demasiadas opciones en un año complicado y que no habría ninguna otra en el futuro cercano. Con esa voluntad el serbio ató sus instintos en una lección de esas que solo pueden dar los mejores y levantó su séptimo título en Wimbledon, su Grand Slam 21, reenganchando a la carrera por el mayor número de grandes después de que un US Open 2021 en el que lo sorprendió la irreverencia de Daniil Medvedev, de un Abierto de Australia 2022 que lo dejó fuera por no vacunarse y de un Roland Garros 2022 en el que se topó con un Rafa Nadal inmenso.
Supera el serbio a Federer (20 Grand Slams), que sigue en la enfermería y hay muchas dudas sobre su regreso, y se acerca al español en esta inagotable pelea que los tres han mantenido desde hace dos décadas y que, para bien del tenis, continúa en liza. Djokovic vuelve a encontrar en Wimbledon el alivio, el oasis y el impulso que ya encontró en 2018 después de una travesía por el desierto: «Tuve mis problemas con el codo e intentaba volver a los rankings, sin jugar bien del todo. Este fue el primer Grand Slam que gané y me sirvió para empujarme después para el US Open y Australia en 2019. No es casualidad que este lugar tenga tanta relevancia en mi vida y en mi carrera. Es un alivio, considerando todo lo que ha pasado este año». Pero no tendrá continuidad porque las puertas del US Open se le cierran si no cambia la política de prohibir la entrada a los no vacunados. Lo asume el serbio: «No estoy vacunado y no tengo planes de hacerlo, así que la única buena noticia sería tener una exención de vacunación o como quieras llamarlo. No lo sé y no creo que sea una opción realista. Me encantaría jugar allí, pero si no pasa, veré cómo queda mi calendario».
Son 21 y frenados, por ahora, después de una carrera a la vez de velocidad y resistencia por atrapar a Federer y a Nadal. Ganó Djokovic su primer Grand Slam en 2008, en Australia, un éxito mayúsculo, pero que no tuvo continuidad y el suizo y el español, que ya llevaban 12 y 3, prosiguieron su duelo particular. No es hasta 2011 cuando Djokovic se convierte en una amenaza, autoinvitado a la pelea con Australia, Wimbledon y US Open en el mismo curso, con Federer aumentando su cuenta hasta los 16 y Nadal impulsado hasta los nueve. En 2015, otro salto mortal con otro triplete, vacío todavía el hueco de París porque pudieron más las ganas ante un Nadal ausente que el tenis y se llevó el triunfo Wawrinka. Aun así, a esas alturas, 17 tenía Federer, 14 Nadal, con 10 se acercaba el serbio.
En 2016 por fin cierra el círculo con su primer Roland Garros. Y se vació. Alcanzado el techo del mundo, el objetivo que lo levantaba por las mañanas, ¿qué hacer al día siguiente? Así explicaba Kyrgios esta situación: «Me ha costado diez años llegar a una final de Grand Slam. Tengo la sensación de que si hubiera ganado un Grand Slam, hubiera perdido la motivación. Volver a otros torneos más pequeños, como los 250, por ejemplo, y todo eso, me hubiera costado mucho. Pero el nivel está ahí». Así se sintió Djokovic, que deambuló por el circuito durante el resto de 2016 y buena parte de 2017 sin rumbo ni motivación. Coincidió con el despertar de Federer, Australia y Wimbledon después de un año en la enfermería, y con el resurgir de Nadal, París y US Open en su vitrina en ese 2017 en el que ambos volvieron a ser los reyes del mundo.
Su ejemplo sirvió de inspiración a Djokovic, que recuperó el hambre y superó la lesión del codo para encadenar Wimbledon y US Open en 2018. La cuenta: 20 para Federer, 17 para Nadal, 13 para Djokovic. Asumido que París volvía a ser terreno privado para Nadal, Djokovic se hizo enorme en Australia y comenzó a plantar los pies en Wimbledon, territorio de un Federer que ya no ha podido sumar ningún grande más. La pelea, entones, fue otro duelo, pero entre el serbio y el español, que sumaron dos cada uno en 2019 -Nadal logró el 20 en Roland Garros 2020- hasta que Djokovic dio el estirón definitivo en 2021 con los títulos de Australia, París y Wimbledon. Después de dos décadas, triple empate a 20.
Y en este 2022, demasiadas cosas: el resurgimiento de Nadal, con un pie fuera del tenis en noviembre de 2021 y con victorias en Australia y París, lo nunca visto en su historial. Lanzado con 22 y solo frenado en este Wimbledon por una lesión abdominal. Quién sabe si... Para Djokovic no hubo lesiones, pero sí políticas antivacunas que lo llevaron al agotamiento mental durante unos meses: «Me afectó bastantes meses. No me sentía bien mentalmente, emocionalmente. Fue un reto. Porque después la gente te lo recordaba. Fue un momento muy turbio dentro de mí. No es algo de lo que puedas desconectar y hacer como que no ha pasado. Quería jugar, pero al mismo tiempo, cuando jugué mi primer torneo, en Dubái, sentía mucha presión, no me sentía yo mismo en la pista. Me di cuenta de que necesitaba tiempo, ser paciente y en algún momento volvería a mi estado normal«.
De los últimos 76 Grand Slams disputados, 63 los han sumado el suizo, el español y el serbio. Solo 12 han quedado en manos de otros ocho tenistas. Pero esto continúa.
Djokovic, campeón de 21 Grand Slams, el que más grandes finales ha firmado y el que suma más de 80 triunfos en los cuatro torneos, es hoy séptimo del mundo por la decisión de la ATP y la WTA de no otorgar puntos en esta edición de Wimbledon como respuesta a la política impuesta por el torneo de prohibir la participación de tenistas rusos y bielorrusos a cuenta de la invasión de Ucrania por parte de ese país. Pero no está en esa pelea el serbio, con récord también en número de semanas como número 1. Ha vuelto a reactivarse y a reactivar la carrera por los Grand Slams. El US Open será un freno en su ambición, pero le queda cuerda: «No tengo prisa por terminar mi carrera. Estoy aquí, sin pensar en ello. Quiero mantenerme sano mental y físicamente porque es necesario para seguir en este nivel, y también motivado para competir contra los jóvenes».