Roland Garros

Denis Shapovalov, talento precoz y carácter volcánico ante Alcaraz

El canadiense será el rival del número uno mundial en la tercera ronda de Roland Garros

Denis Shapovalov, en su partido ante Nakashima AFP

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Superados los dos primeros escollos ante Flavio Cobolli y Taro Daniel, Carlos Alcaraz deberá elevar su exigencia en el duelo de tercera ronda de Roland Garros. El torneo entra en una nueva fase, con los primeros enfrentamientos entre jugadores que son cabezas de serie. Al español le toca medirse este viernes con el número 26, el canadiense Denis Shapovalov, un jugador que obligará a Alcaraz a acercarse a su mejor versión. El premio son los octavos de final (Eurosport y Movistar +, no antes de las 20.15 horas).

A Shapovalov (24 años) se le conoció siendo muy joven, y no precisamente por su tenis. Durante la Copa Davis de 2017, en un duelo ante Kyle Edmund, se enfadó tras perder un punto y golpeó con furia la pelota con su raqueta en dirección a la grada. La mala fortuna quiso que la bola impactara a toda velocidad en el ojo del juez de silla, el francés Arnaud Gabas. Shapovalov se dio cuenta enseguida de su imprudencia y se acercó a disculparse. Su arrepentimiento no evitó que fuera descalificado. Luego recibió una multa de 7.000 euros por parte de la Federación Internacional (ITF). Gabas sufrió una fractura en el hueso orbital del ojo izquierdo de la que debió ser operado, aunque ha podido seguir arbitrando después.

Según admitió más tarde, Shapovalov estuvo varios días sin querer salir de la cama, completamente hundido. Solo le consoló la llamada que mantuvo con el propio Gabas. «Mantuvimos contacto por mensaje y me ayudó mucho a superarlo con sus palabras. Fue muy duro para mí».

También dijo que el incidente le había ayudado «a madurar y controlar mi temperamento», aunque a la vista de varios episodios posteriores, no está tan claro que haya sido así. Shapovalov destaca por la agresividad de su juego, pero también por su carácter volcánico en la pista. Con Rafa Nadal se las tuvo tiesas en los cuartos de final del Open de Australia de 2022. El español recibió un 'warning' por parte del juez de silla por el tiempo que se tomaba entre saque y saque. Pero al canadiense le pareció poco castigo, y acabó gritando a ambos que eran unos «corruptos».

Queda claro que no se lleva bien con los jueces de silla. Un año antes, también en Australia, se encaró con Nico Helwerth por no dejarle ir al baño cuando iba a comenzar el quinto set de su partido ante Jannik Sinner. «¿Qué quieres decir con que no puedo ir? ¿Me descalificas? ¡Tengo que orinar!», explicaba a gritos el norteamericano. «¡Voy a mearme en los pantalones! No entiendo esta regla. ¡Voy a mear en una botella! ¿Por qué no permitís ir a orinar?».

La grada tampoco se libra de su genio. En 2019, durante el Conde de Godó, criticó con dureza a un grupo de chilenos que estaban animando a su rival, Christian Garín. «¡Esto no es fútbol!», les espetó. No le sirvió de mucho. Los cánticos de apoyo continuaron y él acabó perdiendo el partido.

Shapovalov nació en Tel Aviv (Israel) después de que su madre, jugadora profesional en la Unión Soviética, se trasladara allí al inicio de la desintegración del país. No permaneció allí mucho tiempo. Cuando tenía solo nueve meses hubo una nueva mudanza familiar, esta vez a Toronto. Tessa, la madre, consiguió allí un trabajo en una academia de tenis. La misma en la que Denis comenzó a entrenar cuando tenía solo cinco años.

Shapovalov fue un talento precoz. Superado su depresión por el pelotazo a Gabas, con 18 años sorprendió al mundo alcanzando las semifinales del Masters 1.000 de Toronto después de eliminar en octavos a Nadal. Un año más tarde repetía ese mismo resultado en el Mutua Madrid Open. En 2019, en octubre, logró su primer título en Estocolmo (ATP 250) antes de alcanzar su primera, y hasta ahora única, final en un Masters 1.000, el de París. Perdió con Novak Djokovic. Un año más tarde hace cuartos de final en el US Open y logra su tope en el ranking mundial al entrar en el 'top ten'.

Jugador zurdo, con un saque muy potente y un revés a una mano y en suspensión muy característico, Shapovalov disfruta más en hierba o en pista rápida que en tierra batida. Nunca había pasado de segunda ronda en Roland Garros y tampoco lleva un año especialmente brillante, lastrado por una lesión en la rodilla. Dirigido desde la grada por Peter Polansky y Mikhail Youzhny, hizo cuartos en Adelaida en su estreno de curso y ese sigue siendo su mejor resultado. Tampoco ha sido capaz de llegar a octavos ni en Australia ni en ninguno de los Masters 1.000 disputados hasta ahora.

Al duelo con Alcaraz llega después de eliminar en primera ronda al estadounidense Brandon Nakashima en un durísimo partido de casi cuatro horas (6-4, 7-5, 4-6, 3-6 y 6-3), y al italiano Matteo Arnaldi en segunda (6-2, 3-6, 6-3 y 6-3). Nunca se ha enfrentado al actual número uno del tenis mundial. «Soy un admirador de Alcaraz, creo que es un gran tipo», admitía en París tras conocer que sería su rival. «En los vestuarios siempre está saludando. Ha sido educado desde que entró en el circuito».

Shapovalov admite que le ha tocado bailar con la más fea del torneo, aunque no se quita opciones. «No será fácil ganarle tres de cinco sets, pero estoy deseando que llegue».

El vínculo de Shapovalov con el tenis continúa en el terreno personal. Su novia es la también jugadora Mirjam Bjorklund, a la que conoció en Barcelona en 2019. Desde entonces son inseparables. El canadiense también siente debilidad por los perros y colabora con varias asociaciones.

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