Tenis
Alcaraz vence en Argentina y sonríe tras 100 días de calvario
ATP 250 Buenos Aires
Superadas sus lesiones, el adolescente español gana el ATP 250 de Buenos Aires en su regreso al superar a Cameron Norrie en dos mangas (6-3 y 7-5)

Como el talento precoz que es, hasta hace muy poco el aún adolescente Carlos Alcaraz (El Palmar, 2003) únicamente conocía el prisma de la euforia y la belleza de este deporte. Con un tenis de ensueño y una tonelada de descaro juvenil, en la temporada pasada levantó sus primeros Masters 1.000 (Miami y Madrid), recibió mil elogios, tocó el cielo en Nueva York y se convirtió en el número uno más joven de siempre. Sin embargo, tras el verano, como un vendaval, vivió en sus carnes las amarguras del deporte de élite. La presión psicológica producto de las altas expectativas, primero, y dos lesiones encadenadas, después, privaron a Alcaraz de su sonrisa. Hasta este domingo: más de 100 días después del origen de sus problemas musculares, en su estreno en la temporada, el murciano conquisto la tierra del ATP de Buenos Aires al superar a Cameron Norrie en dos mangas (6-3 y 7-5).
Comenzó arrollador el británico bajo el calor de la hora de la sobremesa bonaerense. Su zurda liftada y su revés plano sacudían al español, que andaba errático en la toma de decisiones. Aunque a pesar de su gris inicio, Alcaraz no fue invadido por la incomodidad. Jugaba ante un hombre que estaba haciendo un tenis sublime, pero protegido por el paraguas de su talento, en una amplia amalgama de dejadas, como la que selló el 1-1 en el primer set, y golpes directos, el pupilo de Juan Carlos Ferrero iba salvando sus servicios.
Entretanto, a Norrie le invadió la imprecisión en el séptimo juego de partido: una doble falta del número 12 del mundo puso al español a las puertas del break y, en una defensa estoica metros detrás de los límites de la pista, Alcaraz confirmó la rotura. Desde entonces, como producto de un apagón, el tenis del zurdo se derrumbó y no volvió a ganar un juego en la primera manga. Bajo un rostro alicaído, maniatado ante un grifo abierto de golpes estéticos a los que ni conseguía llegar, el británico lo intentó todo sin éxito en la capital argentina, incluso el saque y volea.
El segundo set danzó al compás del ocaso del primero. El actual número dos de la ATP, exuberante físicamente, estaba firmando un tenis pletórico y con 5-3 y el servicio a favor, la final se intuía resuelta. Sin embargo, Norrie luchó contra la lógica e igualó el partido ante la perplejidad de un joven español que tuvo que esperar al último juego del partido para cerrar el set (7-5) y la final con otra dejada de época. Apretó los puños Alcaraz, el calvario del pasado reciente había llegado a su fin, estaba en plena forma, el ATP 250 de Buenos Aires era suyo y como muestra de todo lo anterior, como él mismo señaló en la víspera del encuentro: «Las finales no se juegan, las finales se ganan».
Asimismo, sin descanso para celebrar el séptimo título de su incipiente carrera, el de El Palmar vuelve a las pistas este martes en el ATP 500 de Río de Janeiro, un torneo que ya conquistó el curso pasado en el año de su explosión. Su rival en primera ronda, el local Mateus Alves, ya le espera en la arena carioca. Con la confianza por las nubes, Carlos Alcaraz está de vuelta.