Stefanos Tsitsipas AFP

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Se habla de la semifinal entre Rafael Nadal y Novak Djokovic por todo lo que tienen de historia, 58 encuentros en 15 años. Pero antes, a partir de las 14.50 horas (Eurosport) se librará una batalla de futuro, que por las cualidades de uno y otro bien puede convertirse en tan longeva como la que protagonizan el español y el serbio. Son Alexander Zverev y Stefanos Tsitsipas los que pelean por la otra plaza en la final. Son 24 años por 22 y ya son siete enfrentamientos.

Por el momento, el griego ha sido capaz de doblegar al alemán en cinco ocasiones. Curiosamente, es el alemán quien se llevó el primer duelo, en las semifinales del torneo de Washington en 2018 (6-2 y 6-4) y el último, en la final de Acapulco de este año (6-4 y 7-6 (3)). En medio, los cinco triunfos griegos que es, en tierra, algo más polifacético, con un buen tenis de alturas y maestría en la muñeca para abrir ángulos y construir cambios de ritmo . En esta superficie se llevó también el único duelo que han compartido hasta el momento, en el Mutua Madrid Open 2019, por 7-5, 3-6 y 6-2.

Tsitsipas, 5 del mundo, confirma su crecimiento porque son las terceras semifinales en un Grand Slam consecutivas, US Open 2020, Abierto de Australia y Roland Garros 2021, algo que solo David Ferrer y Stanislas Wawrinka lograron sin contar a los tres grandes más Andy Murray. En este curso son 38 victorias por 8 derrotas y va primero en la carrera del año, con dos títulos : Lyon y el Masters 1.000 de Montecarlo. Y estuvo a dos puntos de hacerse también con el Conde de Godó, pero no supo cerrar el encuentro ante Nadal (4-6, 7-6 (6) y 5-7). Hay tenis casi de otras épocas, pero potencia se le requiere. Y, además, una cabeza que ya ha entendido lo que significa estar en la élite y lo hace un tenista total, que ya no se asusta ante los compromisos.

Enfrente tiene a otra perfecta máquina de construir tenis, del potente, del que no se cansa. De gran envergadura para meter presión desde cualquier lugar de la pista y con cualquier golpe porque ya la derecha está más asentada entre las mejores. Un Alexander Zverev, 6 del mundo que ya fue finalista en el US Open 2020 y quiere convencer al mundo de que también puede con la tierra. De hecho, ya lo demostró en 2017, año de su explosión, campeón en Múnich y Roma, además de en Montpellier, Washington y el Masters 1.000 de Canadá ya en superficie dura. Un curso después ganaría la Copa de los Mosqueteros y se coronaría en Madrid, donde también ganó el año pasado. Un tenista todoterreno.

Pero todavía sufre alguna desconexión que a veces le dura un par de juegos, como ante Alejandro Davidovich el pasado martes, empeñado en que una bola había sido fuera cuando la jueza de silla le dijo que no. O puede durarle dos sets, como los que desaprovechó en la final en Nueva York el año pasado ante Dominic Thiem. Pero también se llevó buenas lecciones que podrá poner a funcionar hoy, en el octavo duelo entre ambos, pero que se espera sea largao y de futuras finales.

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