Davidovich, Badosa y Alcaraz se iluminan en París

En la pista 14, pequeña, pero con bastante capacidad, los ojos de los espectadores se abrían de par en par con cada punto, sorprendidos por lo que estaban viendo en el albero. A un Carlos Alcaraz desafiando la lógica de la edad y el ranking y brindando una lección de madurez y buen juego para acribillar a Nicoloz Basilashvili, 31 del mundo (6-4, 6-2 y 6-4). Al murciano le salía todo bien, casi hasta fácil, potente en sus disparos y firme en los momentos de tensión. Y 18 años y 39 días para alimentar las ilusiones y ganar adeptos, porque el público francés se volcó enseguida con el espectáculo del pupilo de Juan Carlos Ferrero. El georgiano acabó con problemas de visión y con una derrota de las que duelen.

Alcaraz empieza a hacerse un nombre, descubierto por la mayoría de los aficionados al tenis en el Mutua Madrid Open, cuando recibió una lección magistral de Rafael Nadal el día que soplaba 18 velas. Ya en París, muestra entereza y madurez, cumpliendo récords de precocidad porque está en tercera ronda de un Grand Slam con 18 años y 39 días y sucede al propio Nadal como el más joven: el balear lo logró en Australia 2004. Después de superar la fase previa, se cuela en la tercera ronda con todas las ganas de seguir sumando alegrías.

Como también las están disfrutando Alejandro Davidovich y Paula Badosa, que hoy apuntan hacia los octavos en Roland Garros, su máximo en un Grand Slam. El malagueño, 21 años, tiene el marchamo de campeón júnior de Wimbledon 2017, pero tuvo que aprender a gestionar los éxitos que se le auguraban y a aprender a ir más despacio en el camino hacia la profesionalidad con los hermanos mayores. Ya en Madrid demostró que está de vuelta con todo su arsenal de golpes, capaz de tumbar a Daniil Medvedev y a auparse hasta los octavos en Roma, frenado su buen camino por Novak Djokovic. Hoy se mide con otro tenista de futuro, Casper Ruud.

Para redondear la trilogía, una Paula Badosa , 23 años, que sigue al alza en este 2021. También hubo de aprender a gestionar el éxito cuando todos presagiaban su salto al estrellato, pero el tenis ya es una forma de vida en la que quiere hacerse un nombre de los grandes. Ha conquistado hace unas semanas su primer título WTA, en Belgrado , y en París, donde ya el año pasado escondió la emoción en la toalla tras romper todos los techos en su paso a la cuarta ronda, se encuentra de maravilla, jugándose los octavos hoy contra la rumana Ana Bogdan. «Estoy sintiéndome bien, preparada y con experiencia para afrontar todo tipo de partidos. Es el año en el que he dado un paso adelante, con un cambio radical en poco tiempo. He empezado a despegar, con las mejores del mundo, pero no quiero que este sea mi año, sino que todo los que vengan sean buenos», firma. Alcaraz, Davidovich y Badosa, nombres de nuevo cuño para que la cadena de éxitos del tenis español en París no se rompa.