El regreso de mamá Clijsters

Kim Clijsters suena a un tenis ya algo lejano, a un tenis de otra década, y tiene sentido esa reflexión porque la belga se retiró por segunda vez en 2012 (antes en 2007) después de haber sido número uno y de haber conquistado cuatro Grand Slams (tres US Open y un Abierto de Australia), una carrera fantástica que ahora retoma con un desafío de altura. La belga, una tenista magnífica en sus buenos tiempos, jugó su último partido en el circuito en agosto de 2012, y desde entonces se ha dedicado en cuerpo y alma a cuidar de sus hijos (una niña y dos niños) hasta que le entró el gusanillo en septiembre del pasado año.

«Durante los últimos siete años, he sido una madre a tiempo completo . Y me encanta. De verdad. Pero también me encantó ser tenista profesional y, sinceramente... echo de menos esa sensación. Así que... ¿y si intento hacer las dos cosas? ¿Podría ser una madre amorosa con mis tres hijos y la mejor tenista posible? Hagámoslo. Volvamos una vez más. Nos vemos en 2020», anunció. Hoy, después de aceptar una wild card del torneo de Dubái , se enfrenta en primera ronda a Garbiñe Muguruza , invitada la española a una vuelta muy sonada.

Clijsters, que en junio cumple 37 años , hacía de comentarista de vez en cuando y participaba en las clásicas exhibiciones de veteranos, partidos en los que no se necesita un nivel físico muy alto. Sus golpes, cuentan los que la han visto entrenarse, siguen siendo muy buenos, pero otra cosa es cómo respondan las piernas, sin olvidar lo mucho que ha cambiado el tenis femenino en este tiempo.

«No siento que tenga que demostrar nada, pero quiero ponerme a prueba y quiero ser fuerte de nuevo», justifica la belga, que en realidad tenía previsto reaparecer a principios de marzo en Monterrey. «Desde que anuncié mi regreso, ha habido unos pocos baches, pero estoy deseando volver a la pista y ver qué trae este nuevo capítulo». Muguruza , que acude a Dubái después de su final en Australia, es clara favorita, pero la cita, por todo lo que implica a nivel emocional, tiene su miga.