Roland Garros
Una pelea interminable
Ya al nivel de Federer, Rafa Nadal vuelve a alejar a Djokovic de la pugna por ser el más grande
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¿Quién ha ganado más Grand Slams a partir de los 30 años?
Así queda el ranking de Grand Slams
Roger Federer se rinde ante su amigo Nadal
Fue Andre Agassi quien vino a decir, con bastante lógica, que Roger Federer , entonces disparado en la lista de Grand Slams , era el más grande, pero que en el cara a cara con Rafael Nadal , tan favorable al español, no se podía decir que fuera mejor que él. Y así se ha llegado a 2020, con dos tenistas superlativos peleando por la exclusividad, pero sin perder de vista a un Novak Djokovic cuya progresión en todo este tiempo ha sido asombrosa. Nunca habrá algo igual, nunca habrá tres tenistas con semejante instinto, y lo mejor es que, aunque el crepúsculo se intuye más pronto que tarde, aún les queda algo de gasolina.
Llega Nadal a estos 20 Grand Slams con la certeza de que nadie le puede cuestionar su hegemonía en la tierra. Si bien es cierto que no es tan dominante en los otros majors, es en París donde alimenta una estadística irrepetible con 100 victorias en Roland Garros y 13 mordiscos , desesperados sus oponentes porque ven imposible alterar el orden impuesto en 2005. Solo cuando Nadal ha estado mal, 2009, 2015 y 2016, ha habido otro campeón en domingo, y cabe pensar que, si se lo propone, ganará en este escenario hasta cuando quiera.
Si Roland Garro s es el paraíso de Nadal , Australia es el cobijo de Djokovic y Wimbledon el jardín de Federer . El US Open es el grande más repartido, puede que el más abierto, pero en todos hay un denominador común: Djokovic es el más polivalente y quien más opciones tiene de sumar en cualquiera de los cuatro torneos por excelencia, aunque su principal problema es que en París se ha encontrado con una bestia indomable. Sin Nadal, seguramente tendría algún que otro Roland Garros de más.
¿Para cuándo el 21?
Federer cuenta ya 39 primaveras, completamente vacío este curso por culpa de una lesión en la rodilla derecha. Por ser quien es, se le concede siempre el beneficio de la duda, pero cuesta imaginarse otra portada con el suizo bailando en el podio. Se pasó de 2012 a 2017 sin ganar un Grand Slam y en esa segunda o tercera juventud se encontró con tres premios estupendos ( dos veces en Australia, una en Wimbledon ), premio al trabajo (que lo hay, aunque no lo parezca) y al talento.
Nadal , a sus 34 años, estira al máximo una carrera que muchos vaticinaron corta. Es el único que lleva al menos un grande en los últimos once años. Tuvo una sequía entre el Roland Garros de 2014 y el de 2017, castigado por varias dolencias y por un bajón mental, pero es el tenista con mayor capacidad para sobreponerse a los problemas y reinventarse. En cualquier caso, es cierto que sus alegrías llegan en Francia y en Nueva York (cuatro US Open) , pues se le resiste la gloria ya conocida de Melbourne y Londres. En Australia no muerde desde 2009 (ha perdido cuatro finales) y en Inglaterra desde 2010 (desde entonces, ha perdido una).
Al acecho, haciendo la goma, está Djokovic , el más completo de todos, al menos el que más opciones tiene en cualquier evento. Van ocho alegrías en Australia, cinco en Wimbledon, tres en US Open y la mencionada de París , el único de los tres que admite, abiertamente y sin politiqueos, que sueña con ser el que más Grand Slams acumule de todos.
«No es una obsesión»
«Ya veremos qué sucede. No es una obsesión, siempre hago mi camino, y estoy contento. Mi felicidad no dependerá de si bato o no a Federer », confiesa Nadal , aunque también hay que decir que lleva la cuenta al día y sabe dónde puede convertirse en un tenista único. «Al final es evidente que me importa llegar a esa cifra porque llevo mucho tiempo trabajando y es evidente que Roger, Novak competimos por algo más y para mí hoy (por ayer) es un paso muy grande dentro de la historia de este deporte. Lo vivo con total normalidad porque estoy centrado en lo mío y no puedo estar pendiente de los demás».
Con Federer ha aprendido a convivir estupendamente en las alturas e incluso ya se podría hablar de una relación muy cordial. Se desprende, en esa reflexión en voz alta, que su enemigo más feroz es Djokovic . Ahí también hay respeto, no en vano se han enfrentado en 56 ocasiones y llevan toda una vida desafiándose, pero también está en juego una distinción muy especial: ser grande entre los grandes.