Copa de Maestros

Nadal, con dudas a su torneo maldito

El balear, que nunca ha ganado el Masters, sigue pendiente de su lesión en el abdomen

Javier Asprón

Rafael Nadal apura otra vez la temporada más pendiente de su estado físico que de su raqueta. Al balear hay pocos retos que se le resistan, pero basta mirar por encima el calendario para comprobar que casi todos los grandes torneos que aún no ha ganado se acumulan en el último trimestre del año. Salvo Miami (achacable a la mala suerte, pues ha caído en la final cinco veces), tanto los Masters 1.000 de Shanghai y París-Bercy, como las ATP Finals, la antigua Copa de Maestros, se concentran entre octubre y noviembre, con Nadal castigado por la fatiga y lejos de su mejor punto de forma.

Este 2019 no es una excepción. El número uno mundial paró un mes tras su victoria en el US Open y cada breve regreso ha venido acompañado de una recaída. Le pasó en la Laver Cup, donde tuvo que retirarse antes de la jornada final por una inflamación en la muñeca, y también en París , donde recuperó las buenas sensaciones hasta que una distensión abdominal le obligó a un nuevo abandono antes de jugar las semifinales. Ahora vuelve a probarse en un torneo que reúne a las ocho mejores raquetas del año y que es, sin duda, el de mayor gafe para Nadal a lo largo de toda su carrera.

Con esta son quince las ediciones en las que el campeón español ha logrado la clasificación para la cita en el O2 de Londres . De ellas, se ha perdido seis por lesión y se ha retirado en otra. Le ha pasado de todo: inflamación de un pie, tendinitis en la rodilla, sobrecargas, lesiones de muñeca... Hasta una apendicitis. «Está claro que vamos justos de tiempo; Rafa está ahora a un 80 %», reconocía ayer tras el entrenamiento Carlos Moyá, preparador de un Nadal que solo ayer pudo comenzar a sacar con cierta intensidad por culpa de su dolencia.

Dos colosos

Y cuando no han sido las lesiones, en el horizonte aparecían dos titanes para frenarle en seco. Nadal ha perdido las dos finales del Masters que ha jugado frente a sus dos rivales históricos: la primera, en 2010, ante Federer: la segunda, en 2013, con Djokovic. Ambos, por cierto, mantienen una curiosa batalla por la supremacía del torneo. El suizo suma seis victorias absolutas por las cinco del serbio, que aspira a igualarle este año.

Rey absoluto de la tierra batida, Nadal se ha crecido infinidad de veces para vencer también en el resto de superficies. Pero ni su juego ni su personalidad casan bien con los focos de los pabellones cubiertos como el de Londres. Solo en dos ocasiones ha conseguido hincarle el diente a un trofeo bajo techo (Madrid 2005 y Sao Paulo 2013).

El torneo tiene el aliciente añadido de poner en juego el número uno. Nadal aventaja a Djokovic en 640 puntos. y, en total, el campeón imbatido puede llegar a sumar 1.500 puntos. Solo si Nadal llega a esa final sabrá con certeza que acabará el año en lo más alto del ranking. Para eso tendrá que superar primero una fase de grupos que le medirá desde el lunes al alemán Zverev, actual campeón, al ruso Medvedev, con el que se cruzará también a finales de este mes en la Copa Davis , y al griego Tsitsipas. Después, en semifinales, la lógica dicta que estarán Federer o Djokovic. Quién sabe si en ese momento hallará también Nadal la llave para acabar con un mal fario histórico.

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