Mutua Madrid Open
Recogepelotas, al servicio de sus ídolos
Un total de 160 niños y 30 modelos pendientes siempre de los jugadores, componen el equipo de recogepelotas
Cuando menos te lo esperas, se les ve correr detrás de las pelotas que se van fuera de la pista. Coordinados a la perfección , su objetivo es que ni el público ni los jugadores noten que están ahí. Los recogepelotas son jóvenes tenistas que cumplen una función imprescindible y que disfrutan como una experiencia inolvidable, pues es una oportunidad única de tener cerca a sus ídolos.
Noticias relacionadas
Deben estar federados para ser seleccionados. Rapidez y habilidad son los requisitos que se exige a estos 160 voluntarios para formar parte de este Mutua Madrid Open . Tienen entre once y diecisiete años y se entrenan cinco o seis horas durante tres fines de semana. Aquí, calientan 20 minutos antes de cada partido. «Se turnan, y cada hora entran o salen de la pista. Tienen que estar muy bien físicamente porque están al sol o sin parar. Incluso fuera, mientras esperan, están preparándose», explica Manuel Suárez, uno de sus coordinadores. Están en todas las pistas y en todos los partidos del día. Salvo en el turno estrella de la jornada de cada circuito en el que los 30 modelos recogepelotas, que tienen dos semanas para prepararse tras ser contratados, saltan a la arcilla (las chicas hacen el de la ATP y los chicos el de la WTA).
Una tradición familiar
Entre sus anécdotas se cuentan los pelotazos, desmayos (sin ir más lejos hace dos días dos chicas no pudieron terminar su partido) o las conversaciones con los jugadores entre set y set. Incluso, para algunos, es una tradición familiar. Para estos jóvenes lo peor es no poder pedirle un autógrafo o hacerse una foto con sus ídolos. Eso sí, de vez en cuando comparten pequeñas charlas con algún tenista para compensarles. Lo mismo ocurre durante el torneo, pues se les dan entradas para que sus familias asistan. Cuando el Mutua Madrid Open termina se sortean objetos firmados por jugadores o se entrega el premio al mejor recogepelotas de la semana. Una forma, apunta Suárez, de agradecerles un trabajo que mucha gente no ve o no aprecia.