Mutua Madrid Open

Del Potro: «Antes lloraba de dolor, ahora lloro de alegría»

El tenista argentino, que casi lo deja tras un calvario con las muñecas, relata cómo fueron esos momentos de angustia

Juan Martín del Potro durante la entrevista con ABC BELÉN DÍAZ
Enrique Yunta

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Juan Martín del Potro (Tandil, 23 de septiembre de 1988) es muy argentino, pero de los argentinos pausados, de los que controla la euforia al hablar. Sus respuestas son largas, claro, pero no abusa de la lírica ni da excesivos rodeos para decir lo que quiere decir. Entre otras cosas, quiere decir que vuelve a sentirse tenista, que está en la cima porque se ha dejado el alma después de cuatro operaciones de muñeca y que la fe mueve montañas. Antes de su estreno hoy en el Mutua Madrid Open , se sienta con ABC para hacer un repaso sobre su presente, que es mucho mejor de lo que pintaba.

-¿Ha vuelto a nacer?

-Sí. Hace un tiempo que ya me siento como un nuevo jugador después de tantas lesiones. Hubo un antes y un después en mi vuelta, que fueron los Juegos de Río. Gané en primera ronda a Djokovic y ahí como que toda mi vuelta se transformó de una manera positiva. A partir de esa semana, casi siempre fueron cosas buenas, buenos resultados. Hoy en día, la mayor parte del tiempo pienso solo en tenis y no en mi muñeca ni en otras cosas.

-¿Dejó de sentirse jugador?

-Sí. Estuve muy cerca de retirarme y era una decisión que estuve a punto de tomar cuando no encontraba una solución. Me había operado varias veces y no encontraba cómo recuperarme. Lo pasaba muy mal como persona y no podía hacer mi trabajo, ni lo que me gusta. Entonces, me planteé tomar otro rumbo en mi vida. Pero bueno, llegó un día en el que encontré una fortaleza interior que no creí tenerla. Eso despertó mi energía para volver a operarme, para volver a intentarlo y sobrepasar el gran problema físico que tuve.

-¿Cuánto hay de trabajo psicológico para vencer ese miedo a que volviera a suceder?

-A mí me costó mucho tomar la decisión de operarme la tercera vez. Cada día que iba al quirófano lo sufría, me encontraba con un yeso en todo mi brazo, pasaba mucho tiempo sin poder hacer nada. Y no fue fácil. Creo que todo se hizo más llevadero y simple cuando me dieron tiempos determinados de recuperación y rehabilitación. Había una fecha y tenía esa motivación para entrenarme, esa ilusión a la que agarrarme. Desde lo psicológico, tuve el mayor apoyo entre mi familia y mis amigos, en la gente que quería que volviera a jugar al tenis y que no me fuera del deporte de esta manera. Esos mensajes, ese aliento y ese apoyo fueron lo mejor para mi mentalidad, pude salir adelante y hoy disfruto de lo que hago. Cuando uno mejor está consigo mismo, cuando el entorno está alineado y te hace sentir bien es la mejor manera de poder enfrentarse a estas adversidades.

-¿Hasta qué punto ese proceso ha transformado su personalidad?

-Ahora veo las cosas de otra manera. A veces, cuando me preguntan por los objetivos o si me veo peleando por el número uno yo digo que quiero estar sano. Quiero jugar este torneo, entrar a una cancha y que la gente valore todo el esfuerzo que he hecho para volver a jugar al tenis, eso no tiene comparación con ningún resultado deportivo. Lo emocional es más fuerte que incluso ganar un gran partido. Voy día a día, sorprendiéndome conmigo mismo, con los fans... Ahora disfruto mucho del tenis porque estuve muy cerca de perderlo.

¿Le ha hecho llorar mucho el tenis?

-Sí. He llorado de tristezas y de alegrías también, he llorado por estar triste durante mi recuperación, durante ese tiempo de incertidumbre de no saber qué tenía en las muñecas... También estuve muy triste cuando volví a jugar y me encontraba con una persona que no era yo, que no podía pegarle de revés, que no tenía el juego que tuve toda mi carrera, que perdía contra jugadores a los que en otros momentos siempre les ganaba... Eso fueron momentos duros, muy tristes. Pero ahora, con el tenis, por fin estoy llorando de alegría cuando antes lloraba de dolor. Me toca llorar por emociones lindas como lo de Indian Wells, por haber ganado la medalla, por la Copa Davis...

-¿Qué tiene usted que todo el mundo le quiere?

-Bueno, es algo que me hace disfrutar mucho. Va con la parte emocional de la que hablaba. Ese cariño vale más que ganar cualquier partido. Creo que también viene por parte de todo el esfuerzo que he hecho para volver, la gente lo sabe y se valora todo eso. Se siente identificada por el sacrificio que hago por hacer lo que a mí me gusta. Tal vez toda mi historia ha sido una inspiración para jóvenes o para gente que ha tenido problemas y que ha sufrido para salir adelante, desde un deporte a un trabajo, un estudio o lo que sea. Estamos muy conectados en cada lugar al que voy e intento devolver el cariño que me dan.

-Siempre se ha dicho de usted que estaría entre los grandes de la historia de no haber sufrido esas lesiones. ¿Se pregunta dónde hubiera llegado?

-A mí me tocó ganar el US Open con 20 años, superando a Federer en una final histórica. Me tocó ser ese campeón, como ser el de los malos momentos con la muñeca. Como me tocó a mí ser el que ganara a Djokovic en la primera ronda de los Juegos de Río, a Rafa en las semifinales, jugar en Brasil siendo argentino... Y la Copa Davis, que no la pudimos ganar nunca en nuestra historia y la ganamos el año que yo volví. Agradezco lo que me tocó vivir. No quisiera volver a pasar por lo que pasé, pero he aprendido y la vida te lleva a que el día a día sea intenso. Estoy muy feliz por mi carrera, por el respeto de mis colegas, por cómo me trata la gente.

-¿Ha sido importante su fe en este proceso tan oscuro?

-Es muy importante, es lo que me enseñaron de chico. Las cosas pasan por algo. Arriba ponen piedras en el camino a las personas que tienen esa fortaleza para saber esquivarlas, nunca te van a poner algo que piensen que no vas a superar, no sé si me explicó. La gente con la que convivo es como yo, tenemos mucha fe y estamos positivos. Disfrutar de lo que hago con gente buena a mi lado es un regalo de Dios.

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