Roberto Bautista Reuters

Siempre, para cualquier momento, en cualquier circunstancia, Roberto Bautista . El jugador, ejemplo de entereza y compromiso, enterró a su padre el pasado jueves , después de que empeorara de los problemas que arrastraba tras un accidente en 2016. El sábado regresó a Madrid para apoyar a sus compañeros para conseguir alcanzar la final de la Copa Davis. El domingo inició el camino hacia la sexta Ensaladera. Puro ejemplo.

Contenido siempre en sus expresiones, tímido cuando se trata de entablar una conversación con alguien que no conoce, se volvió a dejar todo en la pista, como el martes ante Rublev, como el miércoles ante Mektic, y con la adrenalina de la victoria, también se dejó las emociones.

El drive de Felix Auger-Aliassime se estrelló en la red y Bautista elevó su dedo índice de la mano derecha hacia el cielo. El gesto que hace desde hace un año tras la muerte de su madre Esther . En esta ocasión, también una dedicatoria para su padre, Joaquín.

Abrió los brazos para recoger las muestras de cariño del público, que lo ovacionó con un «Rober, Rober» de corazón . Se abrazó a sus compañeros, también muy sensibles con la pérdida de Joaquín y ya, desatada la presión, las lágrimas.

En cuanto cogió el micrófono a pie de pista, Roberto Bautista no pudo esconder las lágrimas, emocionado tras el esfuerzo y por el recuerdo de sus padres . En la banda, su mujer Ana, que tampoco pudo reprimir que se le humedecieran los ojos durante el discurso de agradecimiento del jugador. Bautista, ejemplo de todo.

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