Torneo de Acapulco

Kyrgios, ángel y demonio

El australiano ha exhibido en Acapulco sus dos caras. Polémico por naturaleza, es también un jugador descomunal

Kyrgios, tras ganar la final de Acapulco REUTERS

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Nick Kyrgios es tan rematadamente bueno que cuesta entender su posición en el ranking, mejorada hoy porque da un salto serio y pasa de ser el 72 de la ATP a ser el 31 . Sube 41 escalones de una tacada después de completar una semana estupenda en Acapulco, campeón en el Abierto Mexicano al vencer a Alexander Zverev en la final por 6-3 y 6-4 . De este modo, el irreverente tenista australiano, ángel y demonio, pone el broche a su mejor torneo, el quinto título de un palmarés que podría tener muchísimos más premios si le hubiera dado por ahí.

Por el camino, Kyrgios, 23 añitos, había devorado a Andreas Seppi, a Rafael Nadal (salvando hasta tres bolas de partido), a Stan Wawrinka y a John Isner , todos rivales con pedigrí y con experiencia en las alturas. Sin embargo, Kyrgios prefiere ser casi de todo menos tenista, pues a él le va el picante y la provocación, díscolo y rebelde hasta el punto de encender al propio Nadal.

«Él hace su show. Tiene un talento descomunal . Tiene talento para ganar Grand Slams, para estar luchando por las primeras posiciones del ranking, y por algo está donde está. Es muy peligroso, pero le ha faltado continuidad. No quiero decir que sea un mal chico, para nada, creo que es un buen chico, pero le falta un poquito más de respeto hacia el público , hacia el rival y hacia sí mismo también», resumió el español al caer en segunda ronda.

Sus comentarios tuvieron respuesta por parte de Kyrgios , quien le censuró al decirle que no le conoce de nada y e incluso le envió un desafortunado mensaje en las redes sociales con el emoticono de un fantasma y de una jeringuilla. La gresca tuvo continuidad durante días y el público de Acapulco llegó a abuchearle en varias ocasiones durante sus partidos, pero, paradojas de la vida, acabaron conectando hasta convertirse en uno de los más queridos.

Ese es Kyrgios, chulo en sus andares, con muy poco interés en los entrenamientos y con aires de estrella de la NBA . Casi siempre lleva camisetas de equipos de baloncesto (es un grandísimo aficionado de los Boston Celtics), usa cascos tamaño XXL, se dedica a hacer filigranas de globetrotter y tan pronto conquista un torneo como pierde en la primera ronda del siguiente ante un rival de categoría inferior. En sus respuestas, si la pregunta no va con él utiliza monosílabos sin mirar a la cara de los periodistas y ni siquiera tiene entrenador estable.

Para conocerle un poco más, ahí va un detalle que él mismo desveló después de superar al menor de los Zverev en la final. «Fui a correr en motos de agua sobre las cinco con mis amigos , así que no creo que eso sea lo que haría un jugador del top 10». Eso sí, lo bueno es que lo admite e incluso se propone un cambio para sí mismo. «Necesito ser mucho más disciplinado, mucho mejor profesional e intentar hacer siempre lo correcto». Falta llevarlo a la práctica.

En el cuadro femenino, la china Yafan Wang ganó a a Sofia Kenin (2-6, 6-3 y 7-5) y estrenó su palmarés WTA.

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