Tenis
El drama de Soderling, el primer verdugo de Nadal en Roland Garros
El extenista recuerda los malos momentos de salud que le obligaron a dejar el deporte de manera prematura
Robin Soderling hizo de su nombre un titular después de ganar a Rafael Nadal por primera vez en la arcilla de Roland Garros, año 2009, cuando salió subcampeón del torneo francés tras perder en la final con Roger Federer. Años más tarde, 2015, una mononucleosis le obligó a terminar su carrera. Tenia 31 años y llevaba desde los 27 sin poder jugar.
En declaraciones a 'Behind The Racquet', el exjugador ha verbaliado las sensaciones que le suscitaron aquella retirada prematura. «Fue muy dificil tomar la decisión de retirame. Jugué mi último partido a los 27 años . En mi cabeza tenía más años para jugar al tenis. Estaba en la cima de carrera cuando caí enfermo de mononucleosis dos años antes de retirarme. Antes, durante mucho tiempo, me habían detectado estrés y cansancio. Pese a ello seguí jugando. Estaba enfermo todo el tiempo porque mi sistema inmunitario estaba débil, pero seguí empujando. En mi mente sabía que algo iba mal, pero los análisis médicos danban buenos resultados. Estaba jugando bien hasta que contraje la mononucleosis. Sentí que la combinación de mi mal sistema inmunitario y el entrenamiento extra me afectaba. La mononucleosis era lo último que podía tolerar mi cuerpo. Los médicos me dijeron que lo tuve por primera vez en Indian Wells en 2011. Al principio no lo llevé mal, pero empeoró tras mi último torneo en Bastad. No salí de casa en seis meses», explica.
«Después de un año me empecé a sentir mejor. Quería entrenar aumentando la intensidad y entonces regresaron los síntomas . Me sentía cansado y la fiebre volvió. Esto me pasó durante varios años y fue frustrante. Intenté volver durante tres años, pero fue en vano. Acepté que nunca podría volver. Cuando tomé la decisión definitiva de parar, fue duro pero también fue un alivio. No tendría que pelear por volver y tendría que vivir en esta incertidumbre. Tras tomar la decisión, lo acepté y descubrir cómo vivir mi vida nuevamente. Fue algo extraño durante los seis primeros meses porque no me importaba el tenis. Fue un buen descanso. Casi no me percataba de regresar. Cuando estás enfermo de verdad te das cuenta de que la salud es lo más importante. Es una locura porque durante mi carrera era lo único que me preocupaba. Ahora sólo me preocupaba estar mejor, era simple. Después de un tiempo viendo tenis en la tele, con jugadores con los que me había enfrentado, quería volver a la pista de nuevo para competir. Durante mi primer año fuera no hice actividad física porque no quería agravarlo. Me costó cinco años volver al punto en el que podía entrenar como quería. Sentí que fue un largo periodo para mi regreso al tenis», relata Soderling.
Confiesa además un sentimiento de culpabilidad que no ha logrado quitarse de encima, demasiado exigente en ciertos momentos en los que su cuerpo no daba para más: «No me arrepiento de lo que hice. Ser un atleta top en cualquier deporte no es fácil. Hay veces que me culpaba a mí mismo . Hay momentos en mi carrera en los que desearía haber dado un paso atrás o no habérmelo tomado tan en serio. A medida que fueron pasando los años y me iba sintiendo mejor, empecé a hacer más cosas con las que disfrutaba. Pensé que esto era lo que necesitaba para hacer ser mejor de lo que podría ser. Valía la pena si ganaba mis partidos y mejoraba mi ranking, pero si no lo hacía me sentía muy jodido. Es fácil ver el tenis de forma diferente tras su carrera. Ahora lo veo como un deporte».
«Mi principal problema fue no tener ese interruptor de encendido y apagado. No podía cambiar mi mentalidad durante los partidos, entrenamientos y otras situaciones en la pista. Sabía lo larga que eran las temporadas de tenis, y que apenas tenías descanso. No es fácil desconectar del tenis y tienes que encontrar las formas de cuidarte, cuidar a tu cuerpo y descansar durante la temporada. Miro atrás y deseo que hubiera habido algo más que tenis. Desearía haber estudiado algo a los 20 o 21 años para cuando empezase a pensar en la vida posterior al tenis. Las carreras en el tenis no suelen ser muy largas, siempre terminan y a veces lo hacen antes de lo que piensas. Tener algo para desconectar del tenis te permite tener menos presión. Pensaba que tenía que ser serio todo el tiempo, que tenía que pensar sólo en el tenis. Tenía que respirar tenis . No creo que fuese la forma correcta. Estaría bien si tu mente estuviera en otra parte para respirar un poco», lamenta.
Por último, recordó aquel partido contra Nadal en el que maravilló al mundo. «La gente siempre habla de cuando gané a Rafa Nadal en Roland Garros de 2009. Por supuesto que fue fantástico. Nadie en el mundo esperaba que ganase ese partido. Fue difícil porque tras estrecharle la mano me di cuenta de que no era la final. Pensé para mí, 'Vale, no estés demasiado feliz, no te relajes'. No quería ser el chico que ganó a Rafa pero que perdió en la final. Quería seguir centrado porque si te relajas un poco puedes perder un partido, como una final de Grand Slam, muy fácilmente. En ese momento no me di cuenta del logro tan grande que había conseguido. Recuerdo que volví al vestuario y tenía casi 350 mensajes. Me di cuenta de que había logrado algo grande. Aprecio el apoyo que recibí ese día y que sigo recibiendo por ganar ese partido, pero la gran historia es la de Nadal. Jamás veremos a alguien capaz de ganar 12 Grand Slam otra vez».