Roland Garros
Un Djokovic de dos caras desgasta a un bravo Musetti
El italiano, de 19 años, que sorprendió al serbio llevándose los dos primeros sets al tie break, no puede acabar el encuentro afectado por calambres (6-7 (7), 6-7 (2), 6-1, 6-0 y 4-0
Nadal empequeñece a Sinner para alcanzar los cuartos
La Philippe Chatrier ya no sabía en qué puntos aplaudir, sorprendida y desconcertada porque asistía a dos partidos en uno con notabilísimas diferencias. En el primero, un encuentro de dos grandes raquetas, igualado porque de tenis van ambos sobrados, y que se llevó el joven, más concentrado en los momentos importantes que el veterano. Y en la segunda parte, tiempo de asistencia médica como entreacto, Novak Djokovic acribilló despiadadamente al italiano, que acabó retirándose incapaz de sumar más de 14 puntos en tres sets. El serbio se enfrentará a Matteo Berrettini en cuartos después de tres horas y 27 minutos de un partido extrañísimo (6-7 (7), 6-7 (2), 6-1, 6-0 y 4-0.
Rompió Djokovic enseguida, número 1 y con muchas ganas de ascender hasta las alturas para atrapar a sus dos grandes rivales, Nadal y Federer. Pero se le atragantó esa respuesta tan firme del italiano , y comenzó a acumular errores, incapaz de mantener la concentración más de cuatro golpes seguidos. Musetti, es verdad, volaba, y respondió con saña cuando la pelota queda medio bien, ni siquiera bien del todo.
La paliza ya era de órdago, intercambios larguísimos y potentes que, sin embargo, se llevaba Musetti con aparente facilidad. El físico, tan joven, está para lo que haga falta, y el tenis ya está allí preparado desde hace tiempo. Es una de las bazas para que Italia vuelva a disfrutar de un campeón de Grand Slam. Pero cuando París se preparaba para una sorpresa mayúscula... Djokovic.
Otro Djokovic
Se dispararon las alarmas porque el serbio recogía la bolsa de su banco y se marchaba con prisas. Iba al vestuario, pero tal y como habían ido los dos primeros sets el personal se preguntaba ya lo peor. Sin embargo, en ese parón, encontró el serbio el nervio, las ganas y todo lo que lo ha hecho ser Djokovic. Nada que ver con el que se había marchado al vestuario. Si el primer set habían durado una hora y 15 minutos, y el segundo una hora y cinco, el tercero, primero para él, apenas fueron 26 minutos. Un 6-1 made in Djokovic al que también contribuyó un despistadísimo y ya afectado Musetti, que no entendía qué había pasado en el vestuario para que el doctor Djokovic se hubiera transformado en Mister Número 1.
Como muestra, desde el tie 3-1 de esa tercera manga, el serbio se apuntó todos los juegos posteriores. En el cuarto parcial, 16 puntos seguidos para impulsarse hasta el 4-0 sin apenas dar tiempo a su rival a pestañear. Solo se dejó cuatro puntos en el set para anotarse el rosco en 17 minutos. Algo pasaba, esta vez, en el bando del italiano.
Por probar, por ver si le servía lo que fuera que había hecho Djokovic en el vestuario al finalizar el segundo set, y para revisar el físico, pidió tiempo médico el italiano para intentar frenar la sacudida . Pero no encontró la poción del serbio y la presión se quedó clavada en su cuerpo, afectado por calambres y dolores en la parte baja de la espalda como explicaría después. Sus golpes ya no funcionaban y Djokovic puso el modo avión: break para empezar el quinto. Y eso que el número 1 afrontó otro contratiempo, pues se resbaló, cayó al suelo, igualmente golpeó la pelota y acabó llevándose el punto y una herida en el dedo índice derecho.
Ya ni eso lo perturbó, había puesto la directa con todo su arsenal para la siguiente ronda, otra incómoda, porque todavía no son semifinales, que es la que espera Djokovic con muchísimas ganas. Son cuartos, contra otro rival peleón y contra el que tiene menos referencias, Matteo Berrettini, y que además llega descansado tras no jugar los octavos por retirada de Roger Federer .
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