Tenis

El clan Djokovic intensifica el discurso contra Australia

«Se trata de un maltrato y un ultraje político asqueroso», asegura el presidente del Parlamento serbio

Serbia clama contra Nadal por su opinión sobre el caso Djokovic: «¡Nunca olvidaremos esto!»

Djokovic envía su primer mensaje desde el hotel donde está retenido: «Gracias a toda la buena gente del mundo»

Decenas de manifestantes frente al hotel en el que está Djokovic AFP

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El culebrón Djokovic sigue su curso, un serial volcánico que tiene al número uno en un hotelucho de Melbourne mientras su padre, altavoz en mano, moviliza a los serbios organizando manifestaciones por las calles de Belgrado y en Australia se disparan hasta 80.000 los casos de Ómicron. A la espera de que el lunes, previsiblemente, termine esta telenovela, se suceden los movimientos y las acusaciones, todo el mundo mete cuchara. En este escenario, Australia se protege y, tal y como informó la ministra del Interior de Australia, Karen Andrews , se está investigando a otras personas que llegaron a las antípodas para disputar el primer Grand Slam del año con una exención de la vacuna similar a la de Djokovic (hubo 26 solicitudes y solo se concedieron «un puñado», relató Craig Tiley, director ejecutivo de Tennis Australia y director del torneo). La misma ministra, por cierto, aseguró rotundamente que el campeón de 20 grandes no está retenido y que tiene las puertas de salida abiertas de par en par: «El señor Djokovic no está cautivo en Australia. Es libre de marcharse en cualquier momento que decida hacerlo y la Fuerza de Fronteras se lo facilitará».

Para fortalecer su decisión, el Gobierno de Australia retuvo a Renata Voracova y la trasladó al Park Hotel, el mismo en el que se aloja Djokovic. La checa, doblista de 38 años, entró en el país a finales de diciembre con una exención médica igual que la del balcánico tras haber pasado el coronavirus los últimos seis meses e incluso ha llegado a competir esta misma semana en Melbourne. El caos es evidente y puede que se haya producido un error de comunicación por parte de Tennis Australia, pues en su día informó de que en esas condiciones se podría acceder al país y no actualizó el mensaje una vez que desde el ejecutivo modificaron los protocolos.

Djokovic , convertido en un símbolo de los antivacunas después de todo este jaleo, se manifestó ayer por primera vez y lo hizo a través de las redes sociales. «Muchas gracias a la gente de todo el mundo por vuestro constante apoyo. Puedo sentirlo y es muy apreciado», escribió en sus perfiles, usándolos también para felicitar la Navidad ortodoxa. Desde la PTPA, la asociación de jugadores que lidera el número uno, también hubo reacción: «Estamos en permanente contacto con él y nos ha dicho que está bien. También nos ha expresado su deseo de explicar con sus propias palabras cómo fue su detención». Es evidente que el conflicto ha estallado en una crisis política y desde Serbia se suceden los ataques a Australia. «Se trata de un maltrato y un ultraje político asqueroso contra una persona que todo país del mundo aceptaría con ganas como su ciudadano, y no solo a que viniera a una competición», exclamó Ivica Dacic, presidente del Parlamento serbio.

El padre sube el tono

Djokovic es uno de los personajes más queridos en su país, un amor correspondido porque el tenista se emociona cada vez que habla de Serbia y de los Balcanes. Desde la pasión, la prensa local defiende a su héroe con vehemencia y el diario 'Telegraf' fue más allá y la tomó con Rafael Nadal después de que el español dijera que las reglas del juego se conocían desde hace meses y que podría estar jugando en Australia de haberse vacunado. «Ni una palabra sobre el trato inhumano que sufrió y la tortura durante casi 12 horas toda la noche en el aeropuerto. El comentario de Nadal es completamente inapropiado», se leía en el mencionado periódico, que titulaba entre admiraciones: «Nadal, ¡nunca olvidaremos esto!». En Serbia, por cierto, solo el 46,5 de la población ha recibido la pauta completa de vacunación contra el coronavirus

El más colérico en toda esta historia es Srdjan Djokovic , padre del tenista y muy activo desde que estalló el conflicto. Ayer, muy enfadado, volvió a la carga en la mencionada manifestación con unas palabras subidas de todo en las que volvió a comparar a su hijo con Jesucristo: «Cada día seremos más y más. Ustedes son nuestros hermanos y vosotros, niños, y nosotros, los ancianos, sabemos por qué vinimos. Esto significa mucho para Novak, le muestra que no está solo. Está en prisión en este momento. Jesús también tuvo un problema terrible, le hicieron de todo, pero está vivo con nosotros. También lo es nuestro Novak, es el corazón de Serbia, nuestro sol, el corazón del mundo libre. Desde que vieron lo que pasaba, hoy se acordaron de capturar a la tenista checa, que estuvo allí 10 días, caminaba libremente y jugaba en el torneo, y ahora se acordaron de capturarla y meterla en la cárcel. ¡Si hay justicia, esta volverá! ¡Dios es grande!».

Menos ruidosa y beligerante era la gente que se acercó al hotel en el que está Djokovic, que devolvía el cariño con gestos desde su ventana y haciendo corazones y mandando besos. Ahí, en pleno diluvio, se encontraban partidarios que exigían su liberación («¡Liberad a Novak!», gritaban), antivacunas y activistas.

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