US Open
Carlos Alcaraz se hace grande en Nueva York y doblega a Tsitsipas
Etiquetado por algunos como 'el nuevo Nadal', el español ofreció una exhibición de determinación, talento y personalidad
Los dos puntos finales de infarto que elevaron a Alcaraz en Nueva York
Alcaraz colecciona elogios tras eliminar a Tsitsitas: «Histórico»
Carlos Alcaraz nació hace 18 años, pero este viernes lo hizo como estrella mundial del tenis. Lo hizo en Nueva York, en el US Open, en su pista central, Arthur Ashe. Era la primera vez que pisaba ese terreno y buscaba, también por primera vez, meterse en octavos de final de un ‘grande’. Lo hizo frente a Stefanos Tsitsipas (6-3, 4-6, 7-6, 0-6, 7-6), y se convirtió en el más joven en lograrlo desde la edición de 1989, con Michael Chang y Pete Sampras.
«No tengo palabras para explicar cómo me siento», decía Alcaraz después del partido. «Ni siquiera sé lo que ha pasado ahí fuera en la pista».
Lo que ocurrió es lo que nadie esperaba. Alcaraz tenía delante a Stefanos Tsitispas, tercer favorito del torneo , y uno de esos jóvenes -no tanto como Alcaraz- llamados a expulsar algún día, algún año, al trío Nadal-Djokovic-Federer de las victorias de ‘Grand Slam’.
El tenista murciano se presentó, sin embargo, con la intención de adelantar, por la derecha y sin permiso, al griego en esa ambición. Tsitsipas se ha convertido en el ‘enfant terrible’ del US Open por sus polémicas huidas al baño (en especial contra Andy Murray en primera ronda) pero se encontró delante a un chaval todavía más insolente que él. Con la raqueta, no con los malos modos.
Alcaraz empezó el partido a pecho descubierto y le endosó un 4-0 a Tsitsipas de esos que dejan al respetable neoyorquino con una sonrisa de ‘nos vamos a divertir’. El griego tardó poco en ponerse 4-3 y la sensación era de que sería poco más que eso, un duelo disputado que, al final, a cinco sets, caería del lado del favorito.
Eso se puso en duda en el tercer set. Después de haberse llevado cada uno una manga, Alcaraz consiguió forzar el ‘tie break’ y, en ese momento de presión, sacó su mejor tenis. Una dejada divina -regaló varias durante el partido-, un revés paralelo como un cañón que puso al público en pie, saques consistentes y la colaboración de Tsitsipas -un ‘warning’ y doble falta- le permitieron hacer soñar a Nueva York y a la afición española que dedicó la madrugada del viernes a este prodigio.
En el cuarto set, Tsitispas le endosó un rosco y ahí parecía acabar todo. «Me sentí al límite al final del tercer set. Él me rompió el saque en el segundo juego y yo ya estaba pensando en el quinto set», explicó después. Antes de la última manga, salió el masajista a tratar a Alcaraz, dolido en la pierna derecha. Tenía el partido muy cuesta arriba. Pero quedó un quinto set para la historia, en el que el joven murciano se hizo mayor. Con una derecha demoledora como todo el partido, dominó el desempate, y culminó la hazaña con una cabeza impropia de un chaval de su edad. Con tres puntos de partido, desperdició los dos que tenía con su saque, el segundo en un punto fantástico, que acabó con un globo sobre la cabeza de Tsitsipas que se escapó por un dedo, cuando el público de Nueva York ya estaba de pie para celebrar su victoria. Al resto de Tsitispas, que sacó de maravilla todo el partido, se creció una vez más y logró el punto definitivo. Cayó al suelo, incrédulo, con las manos en la cabeza, sobre el cemento neoyorquino. Ya estaba entre los grandes.
«He ganado por cómo he luchado. Nunca me he dejado ir, no he pensado en Tsitsipas», explicó después, con la cabeza fría. «He pensado en mí, he creído en mi juego en todo momento y esa ha sido la razón por la que he ganado hoy».
Este domingo tendrá otra oportunidad para seguir creciendo. Tendrá delante a un desconocido que viene de la previa, el alemán Peter Gojowczyk, un veterano de 32 años, que hasta este año no había pasado de segunda ronda.