Tenis
Carla Suárez: «Lo más bonito es que la gente recuerde mi estilo»
Ya ha dicho que 2020 será el año de su adiós y quiere unos resultados acordes a su nivel. Cuando se vaya, el tenis perderá ese genial revés a una mano
Carla Suárez (3 de septiembre de 1988) lo deja, pero su despedida se prolongará durante todo 2020, pues ha dicho que se irá cuando termine la próxima temporada. «Mejor así, más ordenado», se justifica al otro lado del teléfono, siempre con ese acento canario tan suyo por mucho que a los 18 años se mudara a Barcelona. Lleva, pues, media vida dando raquetazos lejos de casa, Las Palmas de Gran Canaria, e insiste en que ahora necesita pasar más tiempo con los suyos, disfrutar de la familia, tener una vida normal. Afronta 2020 algo alejada de lo que corresponde a su tenis (es la 55 del mundo, llegó a ser la número 6) y quiere retirarse con la cabeza alta y algún título más para que su palmarés haga justicia a su nivel (solo dos títulos, Oeiras 2014 y Doha 2016). Sueña también con estar en los Juegos de Tokio, con lograr algo con España en la Copa Federación y con alimentar esa relación tan especial con la grada, que siempre le recordará por ese maravilloso revés a una mano.
¿Qué le lleva a dejar el tenis con 31 años? ¿Por qué ahora?
Son muchas cosas. Llevo mucho tiempo en esto del tenis y viajando muchísimo, pero no es solo un motivo. Hay varios factores, temas personales temas deportivos... Todo eso ha hecho que me plantee ciertas cosas y creo que es el mejor momento.
¿Se ha saturado del tenis? ¿Le impide ver que hay más vida lejos de la raqueta?
A ver, los tenistas somos conscientes, o al menos eso creo, de que hay otra vida. Pero sí que es verdad que estamos hablando de un deporte muy exigente, con un calendario muy amplio, y si quieres estar arriba a veces tienes que sacrificar muchísimas cosas. Nos vamos haciendo mayores y todo eso influye, pero bueno... Las cosas son como son y cada uno toma las decisiones que toma cuando lo considera oportuno.
¿Pero alguna vez se ha olvidado de que es persona antes que tenista?
En mi caso, no. La familia es importante. Cuando lo pasas mal, cuando te lesionas... Ahí ves que hay más vida, pero cada uno lo lleva a su manera, son prismas personales. Yo siempre he tenido muy claro lo que es mi vida y lo que es mi carrera como tenista.
¿Una vez toma la decisión, se siente liberada? ¿Afronta el año de manera distinta?
No, no me está pasando. Sí que es verdad que había meditado mucho y estoy muy tranquila con la decisión, pero quiero tener un buen año. No me gustaría acabar de una mala manera y para hacer eso tengo que estar al 100% y ser consciente de todo.
Estará recopilando recuerdos. ¿Qué es lo más bonito que le ha pasado?
Es complicado decir una sola cosa. Son muchos años, muchos momentos. Creo que, al final, enganchar a la gente con mi estilo ha sido lo más bonito que me ha podido pasar. Yo muchas veces salgo de los partidos y por la calle la gente me recalca mucho el estilo, mi revés o mi espíritu de lucha. Eso es lo más bonito, que la gente te vea y disfrute contigo.
¿Más incluso que un título?
Si. Los éxitos son distintos para cada tenista. Para mí no solo es ganar o perder. Los triunfos te recuerdan que vale la pena trabajar el día a día, y si encima la gente se siente identificada con lo que haces o contigo, pues doble alegría porque el cariño que recibes es muy importante.
Habla del estilo, y el suyo está en desuso, casi no se ve en el circuito femenino.
Sí. Es verdad que quizá se jugaba más a como lo hago yo antiguamente y ahora el tenis ha evolucionado hacia lo físico, hacia la potencia. Yo no soy una jugadora alta ni tengo grandes palancas, así que me he tenido que adaptar.
¿Y cómo es el ser baja en un deporte que cada vez tiene más altura?
Como vas creciendo con eso, vas desarrollando otro tipo de cosas. El no ser alta te hace buscar soluciones: la pillería, la visión de juego... Como te falta esa potencia, te buscas la manera de ganar los puntos. Te mueves más, luchas... Intentas que todo no vaya tan rápido. Bueno, me he ido adaptando. Es verdad que yo antes jugaba mucho más atrás para tener más tiempo. Tuve que dar un paso hacia adelante y todo es más rápido así. Me costó mucho y cuesta mantenerlo durante tanto tiempo seguido.
¿Ha sido muy difícil convivir con sus condiciones en este tenis?
Bueno, a mí me ha costado, para mí sí que lo ha sido. Quizá le preguntamos a una persona alta y te dice que para ella también ha sido complicado, habrá que creerle. El tenis es un deporte muy difícil, con mucha competencia. Yo he sido, y me considero así, una jugadora de tierra batida, donde todo va un poco más lento, tienes un poco más de tiempo... Pero jugamos el 85% del tiempo en pista rápida y tienes la necesidad de adaptarte, ser igual de agresiva que tu compañera en la medida de lo posible.
¿Alguna vez le ha llegado a coger manía al tenis?
No, no, manía no. Al igual que hay éxitos, tienes que aceptar que habrá momentos que las cosas no van a ir tan bien porque tus compañeras trabajan igual que tú para cumplir los objetivos. Todas no podemos ganar.
Bueno, de hecho se pierde casi cada semana.
Exacto. Normalmente, perdemos más partidos de los que ganamos, solo gana una en un torneo. Puedes ganar muchos partidos durante una semana, pero lo más probable es que no salgas vencedora. Da la sensación de que siempre vas perdiendo. Pero son muchos años ya como para saber de qué va esto y sabemos convivir con la derrota.
La gente siempre le ha tenido como un cariño especial, ha sido una jugadora bastante querida.
Sí, sí, es cierto. Lo he vivido, lo he sentido así. A la gente le gusta cuando actúas natural, cuando eres cercano con la gente si te dice cosas... Cuando jugamos en España, en Madrid, lo noto mucho, el público disfruta muchísimo y eso es muy importante. Si tu das cariño, la gente te va a devolver cariño, y si lo haces con respeto y tratas bien a la gente, pues a ti te tratarán bien, es muy fácil. Siempre me paran y me hablan de mi revés, eso es muy gratificante.
¿Se queda con alguna espinita?
Sí, con muchas. He trabajado y he hecho muchos sacrificios que en éxitos y títulos no se ve reflejado. Pero el poder ganar un Grand Slam, el poder ganar algo con España... Son espinitas que se te quedan clavadas. Puede que en algún momento me haya faltado un poco más de maldad y una mentalidad más fuerte.
Usted y Muguruza han estado en la zona noble en los últimos años, pero vuelve a dar la sensación de cierto vacío. ¿Cómo ve el tenis español?
Es normal que los medios sean exigentes, y que la sociedad pida grandes deportistas. Pero es muy complicado. España siempre ha tenido muy buenos jugadores, jugadores que han sido número uno, campeones de Grand Slams. Hablo de chicos y chicas. Es muy difícil, mucho, aunque nos da la sensación de que es algo muy cercano porque hemos tenido la suerte de presumir de muchos de ellos. Lo importante es que la gente salga adelante, que haya precisamente futuro. Hay mucha competencia en el tenis, los tiempos van cambiando, económicamente las familias puede que no puedan permitirse tantos lujos como en otras épocas a la hora de formar a un niño... Todo influye, hay que buscar los motivos. Me encantaría que siempre hubiera relevo, que hubiera jugadoras jóvenes. El tenis es un deporte muy bonito que engancha a la gente.
¿Va a ser una temporada normal o va a alterar el calendario?
La voy a hacer normal, tengo en mente hacer el curso completo. Será igual de sacrificado y de exigente, los objetivos tienen que ser igual de ambiciosos. Me encantaría acabar de la mejor manera posible, terminar mal o como lo he hecho en 2019 me dejaría un sabor agridulce. Por eso voy a luchar para ganar algún torneo más y, si es posible, para volver al top 10.
Ha habido muchas reivindicaciones en del deporte femenino últimamente. ¿Es complicado ser mujer y dedicarse al tenis?
Nosotras somos unas privilegiadas, no nos podríamos quejar de casi nada. Tenemos muchos torneos compartidos con los chicos, cobramos lo mismo, jugamos en las mismas instalaciones... En ese sentido, si nos comparamos con otros deportes femeninos, es difícil poder quejarnos, lo hemos tenido prácticamente todo. Pero bueno, sí que es verdad que hay cositas que se pueden hacer mejor. Al final, ser mujer y ser deportista no es fácil, aunque poco a poco las cosas van cambiando. Ojalá y esta mejoría siga así, a pasos agigantados, y las niñas tengan más facilidades.
Noticias relacionadas