Open de Australia
Nadal vuela hacia otra dimensión
El español, finalista por quinta vez en Australia, presenta unas cifras asombrosas en el primer grande de la temporada
![Rafa Nadal, en la semifinal ante Stefanos Tsitsipas](https://s3.abcstatics.com/media/deportes/2019/01/25/nadal9998-kewG--1248x698@abc.jpg)
Para entender de qué va todo lo que está haciendo Rafael Nadal en Australia , es mejor leer las reflexiones en voz alta de Stefanos Tsitsipas después de que el español, como hizo con los cinco oponentes anteriores, le destrozara este jueves en una exhibición tremenda que apenas duró una hora y 46 minutos (6-2, 6-4 y 6-0). Por su trascendencia, ahí van las frases del griego, que, no está de más recordarlo, es el 15 del mundo y se acercará al top 10 después de su estupendo torneo en Melbourne, así que no es un cualquiera. «Siendo honesto, no sé qué puedo sacar de este partido. Es que ni pude acercarme. Solo gané seis juegos y me siento extraño . Estoy contento con mi actuación en el torneo, pero a su vez me siento decepcionado. Creo que lo pude haber hecho un poco mejor hoy, no sé. Así me siento. Es una sensación un poco extraña, pero es que siento que no podía jugar mejor». Sin encontrar respuestas, abrumado porque Nadal le redujo hasta la más mínima expresión en un recital de saques, derechas y subidas a la red, el joven heleno, que por el camino dejó a jugadores de la talla de Federer (en octavos) o Bautista (en cuartos), continuó con su discurso, interrumpido en varias ocasiones al no encontrar la palabra exacta: «Me sentí en cierta medida como con la mente en blanco, cosa que es muy extraña porque nunca noto eso cuando estoy en medio de un partido. Juega un estilo de juego diferente al del resto de jugadores, está en otra dimensión. Tiene el talento que ningún otro jugador tiene. Nunca he visto que un jugador tenga algo así, provoca que juegues mal».
Arrollador como en la tierra
Y así, con esta última frase tan simbólica, se entiende que Nadal alcanzara en un jueves muy caluroso la final del Abierto de Australia , quinta vez que pisa ese terreno en las antípodas para estirar la estadística y poder presumir de llegar 25 veces a la disputa por el título de un grande. En 17 de ellas acabó mordiendo el trofeo, nada mal la estadística, y persigue ahora la 18 para acercarse aún más a los 20 entorchados de Roger Federer . Aunque lo niegue, por eso lucha el mallorquín, al que se le abren las puertas de la exclusividad ya que nunca nadie, al menos en la era Open, ha conquistado al menos dos veces los cuatro Grand Slams. De la otra semifinal, que enfrenta hoy a Novak Djokovic y a Lucas Pouille (9.30 horas, Eurosport y ABC.es), saldrá su rival.
Aunque tiene su importancia, sobre todo si es el serbio quien le discute la gloria por los precedentes y por la marcada rivalidad entre ambos, no parece que Nadal tenga freno, afilado como nunca pese a estar más de cuatro meses sin competir. El balear pasó por el taller después de su lesión en el US Open y durante este tiempo ha conseguido lo que parecía imposible, tan cerca de la excelencia que pocas veces se le ha visto dominar de esta manera en pista rápida. El Nadal de la Rod Laver Arena es casi tan arrebatador como en la Philippe Chatrier , dando por momentos la sensación de estar jugando en cemento como lo hace cuando se desliza por la tierra batida. Duckworth, Ebden, De Miñaur, Berdych, Tiafoe y Tsitsipas ni se han acercado, y tiene gracia el siguiente dato: solo Duckworth, en primera ronda, fue capaz de romper el saque del número dos del mundo, que ha salvado 14 de las 16 pelotas de break a las que se ha enfrentado. Eso explica muchísimas cosas de este nuevo Nadal.
Jamás había ido tan rápido en las antípodas, y de hecho nunca, en los cuatro precedentes, había conquistado la final sin ceder un solo parcial. Llegar hasta aquí, y más después de tanta complicación, supone muchísimo para Nadal , emocionado como la primera vez e incapaz ayer de controlar el llanto en su paseíllo hacia los vestuarios. «Siempre he dicho lo mismo, no puedo comparar el resto de mi carrera con la actualidad. Jugué bien y estoy haciendo muchas cosas bien, y los resultados dicen que durante mi carrera he hecho muchas cosas muy bien. No podemos decir ahora que estoy jugando mejor que nunca», defiende, como de costumbre ajeno a magnificar sus propios resultados. Simplemente, explica el protagonista, ha asimilado que, con 32 años, debe buscar otras vías hacia el triunfo . «Tengo que adaptar mi juego a los nuevos tiempos y a mi edad, eso es todo, y es lo que he hecho durante toda mi carrera, intentar adaptar mi tenis a las circunstancias que he atravesado. Esa es la única razón por la que en este momento estoy compitiendo a un alto nivel». Este es Nadal, que en 12 horas y siete minutos ha solventado ya seis partidos y que ha perdido únicamente 48 juegos. La final será otro cantar, pero la pinta que tiene es estupenda.