Tenis

Alcaraz prolonga su sueño y se mete en cuartos del US Open

El murciano se convierte, a sus 18 años, en el tenista más joven en llegar a cuartos de final del US Open desde 1963. Derrotó en un partido duro al alemán Peter Gojowczyk (5-7, 6-1, 5-7, 6-2 y 6-0)

AFP

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Carlos Alcaraz no ha despertado todavía del sueño que vive en el US Open y este domingo por la noche se coló en cuartos de final del ‘grande’ neoyorquino. Derrotó en un partido duro al alemán Peter Gojowczyk (5-7, 6-1, 5-7, 6-2, 6-0), un veterano de 32 años que no le puso ninguna facilidad.

Si no tenía nada que perder contra el griego -tercer cabeza de serie del torneo-, contra el alemán la situación era la inversa. Gojowczyk es un desconocido en las partes nobles de los torneos. Un albañil del tenis que, a sus 32 años, nunca había pasado de segunda ronda de un ‘grande’. Venía de la previa y llegar hasta cuartos hubiera sido sorpresa máxima para él.

La presión estaba concentrada en el chaval de 18 años, del que habla todo el mundo, al que adulan ‘The New York Times’ y la ESPN, al que ya califican de «superestrella» y de «futuro del tenis».

Alcaraz se metía en un territorio desconocido para él, tanto en lo deportivo -hasta ahora no había pasado de tercera ronda de un ‘grande’, este año en Roland Garros, como en lo psicológico, con todas las miradas puestas en él. Y se notó. El murciano arrancó con determinación y llegó a tener su saque para colocarse 4-0. No lo logró y el alemán le endosó tres juegos seguidos. Con 6-5 en su contra, tuvo la posibilidad de forzar el ‘tie break’ pero lanzó una derecha larguísima y un revés que la cinta escupió a su propio campo y se le marchó la primera manga. Al llegar a su silla, le pegó un raquetazo a su bolsa, un gesto de nerviosismo que anticipa los problemas que sufriría más tarde.

En el segundo set salió dispuesto a cambiar el partido de rumbo. Nada más entrar en la pista, cerró el primer juego con una dejada deliciosa, el mismo arma que utilizó una y otra vez contra Tsitsipas. «¡Venga!», rugió Alcaraz para darse ánimos. Pero más que mejorar, se aprovechó de los errores de Gojowczyk, que regaló una gran cantidad de errores no forzados.

Pese a igualar el partido, Alcaraz no se sintió cómodo. Frente a la agresividad insolente que mostró en la anterior ronda, aquí hubo fases del partido en que trataba de no fallar, de pasar la pelota. «¡Cabeza, cabeza!», gritaba en ocasiones al palco en el que estaba su entrenador Juan Carlos Ferrero, para tratar de encontrar lo que le sobró frente a Tsitsipas.

Hubo golpes geniales -un globo de revés, con un ‘spin’ perfecto, una dejada a contrapié inalcanzable- pero no apareció la derecha desatada de la anterior noche. Al contrario, repitió errores groseros, como media docena de ‘cañas’ que regalaron pelotas al respetable. Fue una versión más fallona y también más cauta de Alcaraz. Sufrió para doblegar al veterano alemán, que jugó un tenis limitado, pero sin complejos. «Hoy me ha costado disfrutar un poquito más», reconoció después.

El mejor ejemplo de ese sufrimiento llegó en los primeros compases del cuarto set, con 2-1 a su favor. Alcaraz acababa de pasar por las manos del fisioterapeuta, con molestias en la pierna derecha. Con el servicio de Gojowczyk, necesitó hasta cinco puntos de ‘break’ para romperle el saque. Pero lo logró, en la mejor lección de que hay que recuperarse ante las oportunidades pertinaces. Tras consolidar su saque y colocarse 4-1 y con el alemán con problemas físicos, el partido fue cuesta abajo.

El último set fue un trámite y Alcaraz celebró el triunfo. Más que el éxtasis de la pista central del otro día, celebró con alivio. Superó una prueba difícil que le reivindica: no solo ganó a su rival, sino a la presión creada a su alrededor. «Vengo con bastante confianza», dijo Alcaraz tras el partido sobre esa situación, y aseguró que está aprendiendo mucho sobre «los nervios de afrontar momentos difíciles».

Alcaraz se convierte, a sus 18 años, en el tenista más joven en llegar a cuartos de final del US Open desde 1963, cuando lo consiguió el brasileño Thomaz Koch.

Por delante tiene un panorama para seguir soñando. Jugará Felix Auger-Aliassime, otra gran promesa, más consolidada incluso que Alcaraz, pero no entre los grandes ogros del torneo. Auger-Aliassime, entrenado por Toni Nadal, el tío de Rafael Nadal, es el cabeza de serie número doce del torneo. Tras ganar a Frances Tiafoe en octavos de final, pronosticó un gran partido -ambos buscarán su primer semifinal de un ‘grande’-, en el que él irá como favorito. Ante la pujanza de Alcaraz, quiso dejar clara una cosa: «La edad es solo un número».

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