Nadal, ante su espina

La vida casi siempre da una segunda oportunidad. La de los tenistas, es casi recurrente. A Rafa Nadal se le presenta en las semifinales del Abierto de China una nueva ocasión de resarcirse ante sus demonios y un rival que le ha ganado la batalla en tres de los cuatro encuentros este año: Fabio Fognini .

El italiano, que nunca me había vencido antes de 2015, le hizo hincar la rodilla en Río de Janeiro, en el Conde de Godó y en el US Open . Solo pudo alzar los brazos en la final de Hamburgo . Hoy ( 6.30 horas, C+ Deportes ) medirá su recuperación y su sed de venganza por un puesto en la final. Aunque ya el túnel parece haberse iluminado para Nadal. Desde marzo de 2014 -final de Masters 1.000 de Miami- no llegaba a una ronda tan cercana a la lucha por el título sobre pista dura. Demasiados meses de travesía intentando ganar confianza en la tierra batida, donde nació y donde se hizo leyenda.

Además, es Fognini el jugador con quien tuvo un duro enfrentamiento verbal durante la final de Hamburgo.

El azul del cemento, sin embargo, parece haberle dado tranquilidad a su ansiedad . El tenista balear encuentra en este torneo cierta paz y muchas de las herramientas con las que se ha hecho uno de los mejores deportistas españoles de todos los tiempos. Con seguridad en su servicio se deshizo de Di Wu (6-4 y 6-4), Vasek Pospisil (7-6 (3) y 6-4; con confianza en sus recursos tomó con calma el primer set en contra ante Jack Sock para plantarse en semifinales (3-6, 6-4 y 6-3).

Si supera a su sorprendente verdugo de 2015, esperará rival en la final del encuentro que protagoniza otro español, David Ferrer , contra Novak Djokovic. El alicantino ha tenido un camino contundente contra Thomaz Bellucci (6-4 y 6-3), Lukas Rosol (7-6 (5) y 6-2) y Yen-Hsun Lu (6-3 y 6-1), y tratará de revalidar la final de 2010 ante el mejor del mundo . Lo impulsa el título que logró hace apenas unos días en Kuala Lumpur.