Masters 1.000 Montecarlo
Djokovic, la prueba definitiva para Nadal
El balear mide hoy su progresión en las semifinales ante el mayor reto de todos, un serbio en estado de gracia
El puño cerrado no era de felicidad. La expresión de júbilo no era de alegría. Los brazos levantados al cielo no eran euforia. Eran confirmación. Rafa Nadal se encuentra cada vez mejor y así lo expresó en la pista central de Montecarlo tras dar un pasito más hacia el Rafa Nadal que a él le gusta. Venció a David Ferrer (6-4, 5-7 y 6-2), superó su ansiedad y apunta al mayor reto de todos: Novak Djokovic.
Su posición en la clasificación mundial lo obliga a todo y a más en esta edición del Masters 1.000 de Montecarlo. A plantar cara con el resto ante todo un especialista en saques como John Isner. A ganar dos y tres veces cada punto para vencer a Ferrer. A enfrentarse al serbio todavía en semifinales. Un choque demasiado temprano para sus aspiraciones y el plan de mejora al que se somete en este inicio de la campaña de tierra batida. «No soy el favorito, obviamente», aceptaba después de la batalla fratricida de dos horas y 45 minutos. Porque el objetivo va mucho más allá del serbio. O mucho más aquí, en sus propios fantasmas. En esos que lo atacaron con 5-4 en el segundo set ante Ferrer, a los que venció en un tercer parcial del que se sintió muy satisfecho.
En su progresión, Djokovic es la prueba definitiva. «Me llega demasiado pronto, pero no tengo nada que perder contra el mejor del mundo», advertía. Enfrente, un tenista que asusta. En este 2015: el Abierto de Australia y los Masters 1.000 de Indian Wells y Miami. En el torneo monegasco, apenas ha sudado en sus enfrentamientos ante Andreas Haider-Maurer (6-4 y 6-0) o Marin Cilic (6-0 y 6-3). Es el serbio el que mide hoy (15.30 horas, Canal+ Deportes) la mejoría del balear, el que marcará la pauta de un camino que termina en París.
Es la meta real. La que comparte con el número uno, obsesionado con el Grand Slam que le falta en el palmarés. Allí, en la Philippe Chatrier, fue donde se midieron por última vez en junio de 2014. Allí, Nadal volvió a demostrar que hace falta mucho para derrotarlo en su feudo particular. Aquí, Nadal inicia esa batalla luchando contra sus propias dudas, fortaleciendo su confianza, su tenis. «Gana todo, es casi perfecto, todo lo hace bien. Gana sus partidos aquí sin ningún problema. Será difícil de frenar. No estoy acostumbrado aún a este tipo de partidos intensos. Este es un gran reto», concluía. Pero hoy, el reto del balear no es Djokovic, es Nadal.
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