tenis
España pierde pujanza
Sin representación en el Masters por primera vez desde 2008, hay menos títulos y las dos selecciones descienden
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En la caseta del tenis español, o al menos en las cercanías, siempre se repite la misma frase, prudente en cierto modo para no generar más alarma. Del manido «lo que ha pasado en estos tiempos no es normal» se desprende un sentimiento de melancolía anticipada, consciente el personal de que es casi imposible que en el futuro haya alguien tan grande como Rafa Nadal o raquetas tan generosas y brillantes como la de David Ferrer .
En la última década, España se ha empachado de títulos y es sintomático el final de esta temporada, sin representación en el cuadro individual de la Copa de Maestros por primera vez desde 2008 y con el equipo de la Copa Davis en segunda división, salpicado además por el conflicto abierto sobre la capitanía de Gala León. También la selección de la Copa Federación perdió su lugar en la elite y el botín, en líneas generales, es menos suculento que en campañas anteriores. España pierde parte de su pedigrí en este complicado 2014.
Y puede sonar chocante esa sentencia si se tiene en cuenta que es, con once, el país con más títulos de este año. Sin embargo, están lejos de los veinte de 2010, de los 16 de 2008 o incluso de los 14 del pasado año. De hecho, y con la excepción de 2006 en donde se acumularon diez, es el peor curso de la última década en cuanto a números. Rafael Nadal, como siempre, lidera la tabla con cuatro (Doha, Río de Janeiro, Mutua Madrid Open y Roland Garros) y el resto de alegrías llegaron gracias a Roberto Bautista (Hertogenbosch y Stuttgart), David Ferrer (Buenos Aires), Guillermo García López (Casablanca), Fernando Verdasco (Houston), Feliciano López (Eastbourne) y Pablo Andújar (Gstaad).
La temporada regular termina hoy con la final del Masters 1.000 de París-Bercy , aunque a partir del 9 de noviembre se celebra la Copa de Maestros, cita reservada para los ocho mejores tenistas de 2014. Se clasificó Rafael Nadal por méritos propios, pero será intervenido de una apendicitis que le ha dejado sin fuerzas en estas últimas semanas. De este modo, todos los focos se centraban en David Ferrer, un fijo ya de la fiesta británica porque había participado cuatro veces de forma consecutiva, pero se apagó en el último instante tras una agónica pelea. Perdió en los cuartos de París-Bercy contra Kei Nishikori pese a tener un set de ventaja y un claro 4-0 en el tie break del segundo y esa derrota, junto al triunfo anterior de Milos Raonic, le dejó fuera de combate. Acudirá como reserva, eso sí, pero será la primera vez en los seis últimos años que España no tiene a ningún tenista entre los privilegiados. En dobles, Marc López y Marcel Granollers repetirán por tercera ocasión, un mínimo consuelo.
Al tenis nacional se le toma la temperatura a partir de lo que transmiten Nadal y Ferrer. El primero de ellos ha negociado unos meses complicados, irregular desde el inicio de curso por varios problemas físicos. Un latigazo en la espalda le privó de competir en condiciones durante la final del Abierto de Australia y únicamente exhibió su mejor tenis en Roland Garros, tierra conquistada para enlazar diez años con, al menos, un grande. Después de patinar en la hierba de Wimbledon, una lesión en la muñeca de la mano derecha le impidió estar los Masters 1.000 de Canadá y Cincinnati y tampoco acudió al US Open, tres torneos en los que defendía corona. Al regresar, en la gira asiática, sufrió una apendicitis que le lleva directo al quirófano. Demasiadas cosas, demasiadas dolencias.
Ferrer, por su parte, ha sumado más puntos que en años anteriores, pero no basta porque crece el nivel de los secundarios. Dejó de trabajar con Javier Piles, rompió luego con José Francisco Altur y busca la estabilidad que le llevó a estar entre los mejores. Y sucede todo mientras se buscan relevos, siendo Roberto Bautista una realidad alentadora. Entre los jóvenes, se espera el salto de Pablo Carreño.
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