Natación
¿Qué pasó con... Manoli Gómez?
Emblema y pionera de la natación artística en Andalucía junto a Manolo Peñaloza, esta sevillana continúa en activo y formando a las niñas que se inician en la sincronizada
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Manoli Gómez, que habla con el corazón, no se jubilará nunca. Su vida es la natación, y la sincronizada, de la que puede impartir cátedra, su mayor pasión. Todavía hoy sigue entrenando a niñas, corrigiendo la técnica de los mayores, nadando con los veteranos del ... Club Natación Sevilla y aportando su inmenso conocimiento en las piscinas.
¿Cómo fueron sus inicios?
Mi entrenador de natación, Lorenzo Muñoz, me llamó para que trabajara con él dando cursillos cuando enviudé. Fue como un padre para mí. Empecé de monitora y al final fui entrenadora de natación sincronizada. Recorrimos todas las piscinas y quedaron contentísimos con nosotros.
Esos cursillos fueron con Lorenzo Muñoz, ¿no?
Sí, él me llevó al Colegio San José, a los Padres Blancos. Empecé con él, pero los sacerdotes me contrataron y allí estuve 25 años, en la piscina, entrenando a los niños, desde primero a segundo de Bachiller. Ese colegio no se me olvidará en la vida. Fue muy bonita la vida allí.
¿Y después?
Salí del colegio cuando cumplí los 65 años, me pasé al Mercantil, donde estuve haciendo sincro. Quedamos campeones de Andalucía y España, con niñas en el equipo nacional. También me llamaron para que dirigiera al nacional. A Anna Tarrés, la mejor entrenadora de España; y Mengual, que es amiga mía... las tuve yo. Y ya en Sevilla hice más sincro por todos los pueblos de Sevilla. Ahora ya está mi hija, María del Mar Martínez, al cargo. La ayudo a ella y a María Colomer, que llevan a las mayores; yo, las pequeñas.
Antes de la sincro, empezó en natación.
Sí, con Lorenzo. Estuve muchísimos años. Me fui con él a entrenar y con toda la pandilla, que era fabulosa. Fuimos a muchos campeonatos de España y hacíamos travesías por el río, de una orilla a otra. En invierno salíamos congelados. Lorenzo nos llevaba a los campeonatos y con él lo pasábamos fenomenal.
Y ahora continúa con los veteranos.
Sí, son nadadores del Club Natación Sevilla, pero también de otros sitios y se vienen con nosotros. Una familia fabulosa. Hemos entrenado mucho y hace dos años, antes de la pandemia, batí los récords de los 50, los 800 y los 1.500 metros de mi edad. Ahora estoy sin entrenar, porque he tenido un problema, pero estoy volviendo poquito a poco. El Natación Sevilla Máster es una familia. Está Javier Ojeda, que es fabuloso, un hombre muy bueno y muy cariñoso. Esto es lo que me importa, el cariño que nos tenemos, que nos ayudamos unos a otros.
Todos los que están se conocen de toda la vida.
No se puede hacer una idea de cómo nos cuida Antonio, el presidente. Es un encanto. El ambiente es buenísimo. En Hytasa sigo corrigiendo a hombres y mujeres que veo que nadan mal. Me tiro cuatro o cinco horas de pie al borde de la piscina entrenando a niñas. Me gusta la natación, la sincro, mi trabajo. Me dicen: «cuidado, que viene ahí la jefa».
¿El Sincro Sevilla lo monta usted?
Sí, con Manolo Peñaloza y Lorenzo Muñoz. El club tiene muchos años ya, desde que nos vinimos del Mercantil. En el Mercantil hacíamos exhibiciones preciosas por los pueblos de Sevilla. Se llenaban las piscinas. He sido muy feliz con mi natación y mi sincro, que tiene mucho trabajo: la gimnasia, el ballet, la posición del cuerpo, que tiene que ser perfecta, la sonrisa, contar con los brazos, los dedos de las manos iguales... son muchos detalles.
¿Cómo dio el salto a la sincro?
Me lo propuso Lorenzo Muñoz, nos fuimos a Madrid y allí me dieron la primera clase. Alicia Granado me enseñó sincronizada. Hizo una labor fenomenal.
¿Y qué siente cuando le dicen que es la pionera de la sincro en Andalucía?
Es un orgullo pero también lo es Manolo Peñaloza. Somos los que iniciamos la sincronizada. He llevado una vida muy buena y sana, trabajando mucho, y estoy muy contenta con mis hijos y mis nietos. ¿Qué más le puedo pedir a la vida?
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