Waterpolo

El sevillano Miguel de Toro, de Hytasa a la gloria de un oro mundialista en Budapest

El boya de Tomares, formado en el Club Waterpolo Sevilla, integrante de una generación excelente de jugadores españoles que pasa a la historia tras la victoria sobre Italia en los penaltis (15-14)

De Toro, en primer plano, luchando por la pelota ante el italiano Di Fulvio EFE
Sergio A. Ávila

Sergio A. Ávila

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Tuvo que ser en la pileta Alfréd Hájos, en Isla Margarita , que está en pleno corazón del Danubio a su paso por Budapest, donde la selección española de waterpolo hiciera de nuevo historia logrando el tercer Mundial de su palmarés para consagrar así a una generación excelente de jugadores que varias veces en los últimos años se había quedado a las puertas de la gloria. Tocándola, pero sin derribarla. Hasta este domingo, cuando tras un partido agotador estirado hasta la agonía de los penaltis, Edu Lorrio le detenía el lanzamiento decisivo a Giacomo Cannella . Fin del thriller y lágrimas españolas en la piscina de la 'catedral' del waterpolo, minutos antes de que los jugadores se fundieran en abrazos sentidos con sus familiares y de que sonara, con los campeones en lo más alto del podio, el himno español.

Las medallas de plata y bronce son hitos a los que el paso del tiempo les concede mucho más brillo y valor, pero no acababan de saciar el apetito de este equipo entrenado por David Martín y del que forma parte, porque así se lo ha ganado a pulso a base de crecimiento y regularidad, el sevillano de Tomares Miguel de Toro , cuyo palmarés, cuando se acerca a la treintena, comienza a quitar el hipo.

Bigardo de 2,03 metros y casi 29 años (los cumplirá el 16 de agosto), este boya diestro llegó al waterpolo casi de casualidad, iniciándose en el Waterpolo Aljarafe XXI antes de dar el salto al Waterpolo Sevilla , en edad juvenil, donde su progresión causó impacto y no pasó desapercibida en el centro neurálgico del waterpolo español: Cataluña. Allí es donde este deporte tiene tradición, peso específico, y es el lugar en el que hay que estar para desarrollarse y crecer profesionalmente. De modo que, enrolado en el Waterpolo Sevilla y mejorando a pasos agigantados, De Toro fue becado por el Centro de Alto Rendimiento de San Cugat y durante un par de temporadas bajaba a la capital hispalense cada fin de semana para jugar con el conjunto que tiene su sede en Hytasa, con el que llegó a competir en División de Honor. Un gran esfuerzo el de esa compatibilización, con ese permanente ida y vuelta a Cataluña, que fue la siembra de una trayectoria trufada de éxitos. De Toro, comenzaba a intuirse entonces, no tenía techo.

A nivel de clubes, militó en el CN Barcelona y el CE Mediterrani antes de dar otro salto más, en este caso al Atlètic Barceloneta , erigido en los últimos años en el dominador indiscutible del waterpolo nacional. Desde su desembarco en la campaña 2019-2020, el sevillano se ha unido a un equipo con sello ganador que ha levantado una Supercopa, tres Ligas y tres Copas del Rey, proclamándose además MVP de la final de 2022 ante el Astralpool Sabadell. Y con la selección, antes de llegar al Mundial de Budapest, sumaba un bronce en la Liga Mundial en 2018 tras vencer a Japón; dos platas europeas, en Barcelona (2018) y Budapest (2020); y la plata mundial lograda en Gwangju (2019), tras perder precisamente con Italia (5-10). Faltaba el oro que ya tiene.

Hay que recordar que los dos Campeonatos de Europa se escaparon en los penaltis, ante Serbia y Hungría respectivamente, y que en el verano de 2021, en Tokio, el boya hispalense se convertía, en ese afán de pionero que lo ha distinguido toda su carrera, en el primer waterpolista masculino andaluz que disputaba unos Juegos Olímpicos . Otra pica más. Entonces se quedó con el agridulce sabor de boca del diploma (cuarta fue España, tras perder la final de consolación con Hungría) que se ha quitado este domingo, y de qué manera, alzando los brazos al cielo en la piscina Alfréd Hájos tras derrotar en los penaltis junto a todos sus compañeros de selección al durísimo y renovado combinado italiano.

Lo ha hecho España con el jovencísimo Unai Aguirre agigantándose en la portería (elegido mejor portero del Mundial), con Álvaro Granados, Felipe Perrone y Alberto Munárriz liderando a la ofensiva hispánica, o con Edu Lorrio erigiéndose en el superhéroe que atajó el último penalti, a Cannella. Y también con este tomareño, Miguel de Toro, que no deja de brillar. España, otra vez campeona del mundo tras los oros de Perth (1998) y Fukuoka (2001 ) , ha completado un Campeonato excelente para situarse de nuevo en la cima del waterpolo internacional. Qué bien suena. Se lo merecía esta sobresaliente generación formada por Unai Aguirre, Alberto Munárriz, Álvaro Granados, Marc Larumbe, Martin Famera, Felipe Perrone, Álex Bustos, Roger Tahull, Blai Mallarach, Sergi Cabanas, Edu Lorrio, Bernat Sanahuja y Miguel de Toro. Trece nombres para la historia.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación