Medio Maratón de Sevilla: Unas bodas de plata bañadas en oro

Miles de personas disfrutaron de la vigésimo quinta edición de la competición hispalense, que brindó un nivel deportivo y humano excepcional

Varios corredores del Medio Maratón de Sevilla, a su paso por la Torre del Oro Vanessa Gómez

Nacho Liaño

Un éxito rotundo e histórico. Así se podría definir, de forma breve y concisa, la celebración de la vigésimo quinta edición del EDP Media Maratón de Sevilla, que contó con ABC de Sevilla como medio oficial de la carrera, y que logró reunir a más de 10.000 personas, que hicieron de la idea original de Antonio Fernández un reseñable ejemplo de pasión y superación en una cita ineludible en el calendario deportivo en Sevilla, a falta pocas semanas para que llegue la maratón hispalense.

21.097 metros son muchos metros, pero pesan menos si se corren en Sevilla. Esa es la distancia justa que separaba la línea de salida de la meta situada en el Paseo de las Delicias. La capital andaluza fue el escenario ideal para reunir y ser parte de todas esas historias de vida que se pueden contar gracias al deporte, y que pudieron disfrutar todos los aficionados al medio maratón, que sigue ganando afición cada día gracias a razones de mucho mérito como algunas vistas ayer: el récord de la prueba firmado por el italiano Eyob Faniel (1.00:44), la alegría inusitada de la polaca Izabela Trzaskalska (1h11:09), el gran debut del español Víctor García (1h06:14) y la presencia de la leyenda del atletismo nacional, Martín Fiz, y de la medallista olímpica Mireia Belmonte.

Si Pascal hubiese estado ayer en Sevilla , se hubiese dado cuenta de que el deporte tiene historias que el propio deporte ignora. La fría mañana sevillana se desperezaba, entre una niebla que no se disipó hasta bien entrado el día, para saludar a los deportistas más madrugadores que iban calzándose las zapatillas. El recibimiento lo correspondió la voz del setentero Harry Nilsson, con su ‘Everybody’s talking’ resonando en cada esquina de una avenida vacía y llana que pronto vería a miles de personas recorriendo su arteria principal para olvidar el mundo y recordar Sevilla el tiempo que hiciera falta hasta que volvieran a la meta. Fueron 9.600 los valientes atletas que partieron, finalmente, tras el pistoletazo de salida, y 9.444 los estoicos finishers que regresaron tras agotar los 10.500 dorsales destinados a la prueba. Ni un dos por ciento de personas abandonó la competición, aunque se contabilizaron 118 asistencias sanitarias, tres traslados al hospital y una corredora tuvo que ser atendida tras sufrir una parada cardíaca. Pero se agradeció sobremanera la excelente organización, además del ameno, plano y ágil recorrido, los puntos de avituallamiento, el buen nivel de público pese a la hora temprana y la predisposición de todos los voluntarios que hicieron que el metal que se colgaron aquellas personas, al final de la prueba, supiera a oro olímpico.

Eyob, más rápido que la luz

Sí que serían distinguidos, y de forma totalmente merecida, los tres primeros clasificados en la categoría masculina. Tanto el citado Eyob Faniel (1.00:44), de origen eritreo y líder indiscutible de la prueba, como Kasahy Atsebha Kasa (1.00:46) y Agunafr Bekele (1.01.35) parecieron participar en otra carrera muy diferente a juzgar por el ritmo que les insuflaron a sus zancadas desde los primeros minutos de la prueba. Faniel atendió a ABC de Sevilla con una pequeña lesión en el bíceps femoral que escondió su sonrisa en el podio, pero no sus ganas de disfrutar de una victoria aplastante: "Sí, fue muy bien hoy en Sevilla, era mi primera vez", decía con un esforzado inglés. "Hizo un poco de frío, pero es normal. Estuve en Kenia entrenando tres semanas y estoy en buenas condiciones. Espero volver a ganar dentro de un mes en el maratón. No sé si ganaré, pero me gustaría hacer un buen tiempo para los Juegos Olímpicos", declaraba el fondista más rápido de Sevilla ayer, cuyo registro batió todos los tiempos en la clasificación histórica general de la competición.

En categoría femenina, Lilly Partridge (1.11:31) buscaba revalidar el título de campeona en la edición de 2018, pero se topó con la buena segunda mitad de la española Marta Galimany (1.11:13) y sobre todo, la gran sorpresa que supuso el asalto a la primera posición de la polaca Izabela Trzaskalska (1.11:09) que batió todas las expectativas y que hizo lamentar a este cronista no tener el B1 de polaco, ya que la nueva ganadora del Media Maratón de Sevilla no hablaba inglés, pero sí esbozaba una amplia sonrisa mientras sostenía su giraldillo como trofeo y exclamaba entre voces, tal y como decía la propia Izabela, su "happiness". No era para menos. La atleta británica, Partridge, que tuvo que conformarse con un tercer puesto que le sirve para seguir mejorando, quiso intermediar entre esta curiosa e idiomática circunstancia: "Estuvimos juntas hasta que quedaron tres kilómetros. Intenté un sprint cuando llevaba siete kilómetros, pero ya después me cogieron. Creo que pagué ese esfuerzo. Ella ahora hará el Maratón de Sevilla, y yo voy a Londres al British Championship, que es como el maratón español", contaba tras tomar un merecido descanso a este periódico.

Aunque el medio maratón esté considerado una carrera pedestre de resistencia, hubo algunos de los participantes no vieron en sus sillas de ruedas impedimento alguno para formar parte de este celebrado aniversario deportivo como cualquier otro deportista. En esta categoría, Joaquín García volvió a demostrar su resiliencia, llevándose el primer puesto por tercer año consecutivo, seguido por la fortaleza de José A. Ballesteros y la energía de José Aguilar.

La neblina no fue óbice para que cientos de sevillanos salieran a las calles e inundaran las avenidas más señaladas con su insistente aliento de ánimo y su enfervorizado apoyo a los corredores. Estuvieron, cómo no, los hirvientes Carros de Fuego empujando, hasta el fin del mundo, a los chicos con diversidad funcional, que intercambiaron con el público cada sonrisa recibida por un hálito de esperanza para seguir adelante; y no faltaron las batucadas para poner música, ni se echó en falta el color de los disfraces a una función que por sí sola desprendía la alegría necesaria para que los aplausos fueran constantes. Se vieron globos y, sobre todo, fueron obstinadas las ganas de vivir de los asistentes. Una tenaz y plena felicidad por sentirse parte de un acontecimiento único y fulgurante. Por eso se escuchaba ese “¡vamos!” en cada esquina cuando las fuerzas ya flaqueaban. Y por eso siempre quedarán estas bodas de plata, bañadas en oro, en la memoria de quienes fueron partícipes de ello, y en los corazones de los se enfundarán el dorsal en el 26º Medio Maratón de Sevilla.

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