Cristian Povea, de pachangas en Su Eminencia a campeón de Europa en cuatro años

El jugador sevillano logró el oro con España en el torneo sub 19 disputado en Letonia

Nacho Liaño

«Campeones», en croata, se escribe prvaci . Eso es lo que podrían haber cantado los catorce jugadores de fútbol sala que fueron hasta Riga (Letonia) para representar a España en el primer campeonato de Europa sub 19 . Decimos podría, porque la selección croata que compitió con el combinado nacional fue la que irrumpió en la fiesta del ganador, la selección de Albert Canillas, tras haber sido arrollada por su rival en una final que no deja lugar a la esperanza o la duda: 6-1 reflejó el último marcador de un campeonato casi perfecto para los internacionales españoles. La guinda la trajeron de Croacia, y fue servida en el vestuario más deportivo del mundo, ya que los derrotados quisieron sumarse —y por qué no— a la fiesta de los mejores futbolistas sub 19 de España y cantar juntos aquello de: «¡Prvaci, prvaci, oe, oe, oe!».

Entre esos catorce elegidos había un sevillano. Un niño que se cruzó media Europa para traerse, tras un duro mes de concentración saboreando la sacrificada élite, una medalla de oro bajo su cuello de hombre. Cristian Povea (Sevilla, 2001), que ahora milita en el Aljucer-ElPozo Murcia, el filial de uno de los equipos más potentes de España, atiende a ABC de Sevilla horas antes de su debut en la Segunda división de fútbol sala con 18 temporadas en su DNI.

Después de haber abrazado la gloria, aún se muestra inocente y sagaz como un niño al que le acaban de dar la noticia de su convocatoria. «La verdad es que sigo un poquito ilusionado. Estoy en una nube, pero cada vez más en la realidad. Desde que ganamos hasta hoy, todo el mundo me ha mandado mensajes de enhorabuena, hasta desconocidos. ¡Es que hemos hecho historia en el futsal! », exclama, buscándole explicaciones como si fuera el teorema de Fermat.

No es para menos. Y es que la historia de Cristian Povea la querrían firmar miles de niños en Sevilla que quieren vivir el día de mañana del deporte de alto rendimiento. Empezó con pachangas, partidillos informales, en el barrio sevillano de Su Eminencia , y también disfrutó con sus amigos visitando pistas del distrito Cerro-Amate. Con 16 años dio el salto, como jugador cadete federado, para jugar en la AD San Francisco de Paula . Y ese mismo año fue a la selección sevillana con la que fue campeón de Andalucía. Acabó su primera etapa de crecimiento intercalando los partidos con el CD Alcalá de Segunda división B gracias a un acuerdo entre ambos clubes. Para entonces, ya lo querían dentro de la selección andaluza, que ya había llamado a su puerta. Y fue una oportunidad irrenunciable: Cristian la aprovechó para convertirse en campeón de España el pasado mes febrero. Ahí recibió la llamada más esperada: la de la preselección de la española sub 19. Un sueño cumplido que jamás imaginó hace cuatro años.

La suerte le pilló trabajando duro. Aún recuerda cada lágrima de su madre cuando recibió la noticia, y los saltos que pegó en su habitación. Hasta hoy admite que no tenía muchas esperanzas de quedarse en la lista final para el torneo. «Poder representar a mi país en una competición europea…» , titubea Cristian una frase que no ve el final, mientras reordena sus recuerdos y se escudriña a sí mismo para saber qué es lo que pasaría por la cabeza de un futurible campeón de Europa.

«Tengo que seguir trabajando con la misma humildad. La gente más cercana a mí me ha ayudado a que no se me suba a la cabeza», afirma con la confianza de alguien que sabe que le queda mucho camino por recorrer. Un camino que le ha hecho crecer como jugador y persona: «La concentración europea, del 19 de agosto al 16 de septiembre, fue muy larga. Mucho tiempo con los compañeros, sin ver a mi familia… pero se lleva perfecto si entrenas con los mejores de España», reconoce el jugador hispalense.

El teléfono del ala no ha parado de sonar. Tras el campeonato de España fichó por el Aljucer-ElPozo Murcia . «No me lo pensé mucho. Me fui con los ojos cerrados», dice, contando su experiencia previa con los mejores jugadores de fútbol sala de España sub 19: «Un preparador físico nos dijo: ‘Esa copa la ganará quien más la desee’, y se nos ha quedado en la cabeza. Hemos salido a tope partido a partido». Y así ha sido: tres goles en contra y 25 dianas a favor del combinado español. Un huracán español en Letonia.

Cristian Povea se enorgullece tras haber hecho historia en su deporte, profesando la humildad que caracteriza a los ganadores en categoría absoluta. Al ser preguntado por sus cualidades, o su autodefinición como futbolista, lo primero que señala es que le «cuesta defender». Y no quiere olvidarse de todos los que lo hicieron posible: sus padres, su novia y sus tres grandes pilares: Antonio Jesús Pulido, su tío Iván, y sobre todo Víctor Vizuete , el primer entrenador que confió en él como jugador federado. El que mejor le conoce.

Aún le pide consejos a Víctor, a quien no le sorprende nada su proyección: «Es desequilibrante, con una gran capacidad de uno contra uno. No hay partido en el que no me llame diciéndome que le dé algún consejo». Y le avisa de lo que está por venir: «Esto no va a ser fácil. Vendrán momentos duros, se ha alejado de casa». Un hogar que vio partir hace meses a Cristian Povea, el primer jugador sevillano que se alza con un Europeo sub 19 en la historia del futsal. Cuatro años después, esas pachangas en Su Eminencia forman parte ya de la historia de los que mañana tendrán memoria.

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