Supercopa de España
Barcelona - Athletic de Bilbao: la Supercopa busca dueño en Sevilla
Messi, la gran duda de un duelo que llevará la señal del partido desde el estadio de La Cartuja a 182 países
Iba para Arabia Saudí, pero se quedó en Sevilla. La Cartuja acoge esta noche la final de la XXXVII edición de la Supercopa de España que protagonizarán Barcelona y Athletic de Bilbao en la capital andaluza (21.00 / Vamos ). Dos ilustres equipos del panorama nacional llegan para luchar por un mismo fin: proclamarse campeón de la competición en un marco único e irrepetible como es el recinto cartujano, un escaparate mediático perfecto para poner, en un tiempo exento de oportunidades, el nombre de Sevilla grabado en cada tipo y teletipo de este país en su sección de deportes. Sólo uno de los dos podrá llevar este nuevo trofeo al cielo sevillano, que espera vencedor tras una intensa Final Four que ha dejado por el camino a la Real Sociedad y al Real Madrid, finalista de la Copa del Rey y campeón de LaLiga, respectivamente. Gil Manzano, del Comité Extremeño, será el colegiado que arbitre esta nueva fiesta del fútbol sin sus invitados más especiales: los aficionados. Hernández Hernández estará en el VAR.
A pocas horas de que ruede el balón sobre la fina manta verde que es el césped de La Cartuja pese al frío, la única duda llega desde Argentina: Leo Messi viajó junto al resto de sus compañeros del Barcelona, al igual que en la semifinal cordobesa en la que consiguieron eliminar a la Real Sociedad , y se ejercitó ayer en Sevilla en la última sesión de entrenamiento previa al duelo, pero su actuación aún no está garantizada. Antes, Messi no había saltado a entrenar junto al resto de compañeros, pero sí lo hizo individualmente en la ciudad deportiva Joan Gamper.
Lo que se vio ayer del atacante rosarino arrojó más dudas que certezas respecto a su posible inclusión hoy. Los de Koeman iniciaron la tarde con el balón en los pies desde el minuto uno, cuando compartieron un ejercicio de activación basado en pases cortos al primer toque, y posteriormente, en uno de los córneres del estadio, se dividieron en varias líneas para trabajar la presión tras pérdida y el ritmo en la fluidez en el fomento de la combinación creativa. De aquellos rondos de Guardiola, estos renglones de Koeman. Messi estuvo en el medio de uno de esos trazos paralelos y su sola presencia, entre el sonido de los clics de los ojos que mejor ven el deporte en Barcelona, Bilbao y Sevilla, fue adentrándose en la dinámica sin miedo a desmarcarse al espacio o a pedir el balón ante la frágil presión de sus compañeros. Todo fue normalidad en los singulares pies de Messi.
Confianza azulgrana
Como suele ser habitual en su juego, Sergio Busquets buscó el primer pase siendo la primera voz en levantar los primeros ánimos a la parroquia azulgrana: «Ojalá este Messi y Sergiño Dest, que no estuvo en la semifinal. Leo es el mejor jugador del mundo, nuestras opciones con él son mucho más grandes. Ojalá pueda estar. Veremos cómo reacciona y cómo se levanta mañana», subrayaba el de Sabadell en rueda de prensa. Minutos después, fue Koeman quien quiso tomarle el pulso a la final con sus palabras medidas acerca de las expectativas puestas en el partido y la posible participación de Messi en el encuentro: «En principio él entrena y ya veremos. Como sus pensamientos los tiene él… el jugador siempre tiene la última palabra, porque sabe perfectamente cómo es su cuerpo», valoraba el técnico holandés, dándole una importancia vital a las sensaciones del de Rosario durante la última prueba: «Habrá que esperar a mañana por la mañana. Veremos la reacción y sus gestos en el entrenamiento. Tenemos esperanzas de que pueda estar en el partido», advertía en alusión a hoy.
En Bilbao, la ilusión no se toca
El Athletic de Bilbao sorprendió al Real Madrid de Zidane el jueves y en el vestuario vizcaíno están convencidos del doble mérito que sería poder ganar también al Barcelona para alzarse con el título. Ya lo destacó Marcelino, que llegó a la disciplina bilbaína en Lezama hace trece días tras la destitución de Gaizka Garitano y su incipiente trabajo está encontrando resultado. De momento, ha sembrado ilusión en el cuadro vasco por la oportunidad que supondría llevarse la Supercopa a Bilbao. En ese camino, el preparador asturiano avisa de que no cuenta con bajas para afrontar el duelo, pese a que sí hay tocados : « Dani tiene unos problemas, Williams e Íker , pero creemos que no correrán peligro para jugar el partido en principio, pero lo sabremos con total exactitud tras celebrar el último entrenamiento». Y añadía: «Los jugadores están a tope, como cañones. Con una ilusión y una ambición que se comen el mundo. Lo van a poner todo para ganar», afirmaba.
Iñaki Williams también pasó por la sala de prensa e hizo hincapié en la posibilidad que se les presenta de poder llevarse el torneo, y rememoró la final de 2015: «Fue increíble, muy pocas personas daban algo por nosotros, y les metimos cuatro. Tenemos que ir con la misma ilusión . La fe mueve montañas y con esa actitud debemos ir». Marcelino dejó el balón para luego en los primeros compases de la sesión, y los jugadores entraron en calor de forma individual. Hubo menos picas y más porterías, lo que previsiblemente dejaba entrever que se probaría en el resto de la sesión, ya de carácter privado, a la finalización de jugadas en espacio reducido, justo donde ganó el partido en La Rosaleda frente al vigente campeón de liga. Todo ello con la presencia de un invitado de honor que añade un nuevo aliento procedente de San Sebastián: Aritz Aduriz se presentó en el hotel del Athletic para apoyar a sus excompañeros y desearles suerte en la final. También estuvo en la sesión previa al encuentro, donde departió con jugadores como Raúl García, héroe de la semifinal en clave vizcaína.
