DEPORTES

Un reto solidario de altura: doce horas subiendo y bajando el edificio más alto de Sanlúcar

Abel Mansilla afronta el próximo viernes 21 de abril una prueba nunca antes vista en el Hotel Guadalquivir sanluqueño: «Va a ser duro, la preparación mental está siendo muy importante»

Abel Mansilla en uno de sus entrenamientos en el Hotel Guadalquivir la voz
Rubén López

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Solo el hecho de pensar que durante doce horas una persona va a estar subiendo y bajando sin parar un edificio de 60 metros de altura, ya es para comprobar la dificultad del reto. Se lo ha propuesto Abel Mansilla, un extremeño afincado en Sanlúcar de Barrameda que ya logró recorrer a pie la isla de Fuerteventura de norte a sur sin parar en un trayecto de 24 horas sin parar, casi nada.

Y todo, por ayudar a la gente que lo necesita, a los enfermos y familias que padecen cáncer. De ahí que este deportista quiera ahora dar un paso y más. Se ha propuesto recaudar 3.000 euros a través de una campaña en redes sociales que irán destinados a la Asociación Española Contra el Cáncer. Por ahora se acerca a los 2.000 euros y espera que con el reto que va a llevar a cabo en Sanlúcar se acerque a esa cifra.

Todo con una preparación muy exhaustiva en la que Mansilla hace mucho hincapié en lo que se puede encontrar durante la prueba. «Ahora mismo estoy centrado en que la musculatura llegue lo mejor posible de cara al viernes de la semana que viene. Son muchas horas, doce, subiendo y bajando y hay que tener en cuenta lo puede sufrir el cuerpo», reconoce Mansilla. «El Hotel Guadalquivir es uno de los edificios mas altos de la ciudad y la idea es utilizar varias escaleras del hotel, una de ellas la exterior que me puede ayudar para tomar algo de aire», destaca.

«Hay que hacer entrenamientos de rutinas largas pero también de cortas porque no podemos acostumbrar a las piernas a muchos minutos de entrenamiento. El musculo se tiene que acostumbrar a momentos de alta intensidad pero también de intensidad moderada. Doce horas subiendo y bajando no puedes ir a tres o cuatro minutos el kilómetro. Tienes que acostumbrar también el cuerpo a ritmos más cómodos, no solo a momentos más duros».

Se puede pensar que a la hora de bajar es cuando el cuerpo puede descansar, al contrario. «Eso es una leyenda urbana. Las bajadas es cuando más sufren las articulaciones. Cuando bajas unos escalones o un camino hay más presión en las articulaciones y en las rodillas. En un camino o un trayecto siempre es más cómodo subir que bajar. Cuando bajas tienes que tener cuidado por la inercia de la zancada, mientras que al subir la controlas más. Subiendo hay menos peligro y menos impacto en la rodilla», explica.

Otro aspecto clave en el reto de Abel Mansilla es la preparación mental. «Estoy haciendo meditación porque son muchas horas y tienes que concentrarte mucho en lo que estás haciendo». Todo ello sin olvidar la hidratación. «Hay que hidratar el cuerpo desde tres semanas antes a la prueba para llegar totalmente hidratado. Además el hotel va a disponer de agua y geles en varias plantas. La ventaja que tengo es que la escalera de emergencia está fuera y permite coger aire. La idea es ir intercalando, corriendo y andando, e ir cambiando de escaleras subiendo por una y bajando por otra».

Con todo, son muchos los apoyos que este deportista está recibiendo de cara al reto que afronta en unos días. Mansilla no olvida la enorme dificultad de la prueba pero recuerda «la necesidad de ayudar a la gente que lo necesita. Ese es mi objetivo y espero que lleguemos a esa cifra de 3.000 euros para que se destine a la familias con cáncer y se pueda seguir invirtiendo en ayudar y en la investigación de la enfermedad», concluye.

 

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