Real Madrid

Zidane descarta a Bale, se acabó el paripé

Campeón de Liga, el entrenador lanza un mensaje: no quiere que el galés siga en el Real Madrid

Tomás González-Martín

Zinedine Zidane se ha dejado de diplomacias y se ha quitado de encima a Bale. El galés no va convocado para el partido ante el Leganés « por decisión técnica ». James ya se descartó él solito y tampoco va. Hazard y Courtois descansan con vista ya a la Champions. Marcelo es baja por lesión.

La convoctoria la forman:

Porteros: Courtois, Areola y Altube.

Defensas: Carvajal, Militão, Ramos, Varane , Nacho y Mendy.

Centrocampistas: Kroos, Modric, Casemiro, Valverde e Isco .

Delanteros: Benzema, Lucas Vázquez, Jović, Asensio, Brahim , Mariano, Vinicius y Rodrygo.

El gran problema que sufre Zinedine, y soporta el club , porque lo sufren y lo soportan todos en la entidad, es Gareth Bale. No le ven visos de solución. James ha tenido personalidad y ha dado un paso adelante, después de tres años de desencuentros que propiciaron su cesión al Bayern. Pero Bale no piensa dar ninguno. Ese «deja vu», todo me da igual, es muy perjudicial para él y para su carrera. El club que le paga actúa con prudencia para que no afecte al vestuario.

Zidane ha ganado el título pese al desgaste que la situación provoca en el vestuario y en el propio entrenador, que ve que el galés piensa quedarse hasta 2022 y no le importa no entrar en las alineaciones. Podemos decirlo bien claro: ganar una Liga con estos dos problemas dentro, dos jugadores que son líderes en las selecciones de Gales y de Colombia, tiene mucho mérito. James se ha quitado de en medio con carácter. Bale, por el contrario, está en el centro de todo lo que sucede fuera del césped.

La pregunta que se hace la entidad madridista es: ¿Qué debe hacer Zidane con Bale? Bale ha dejado claro que piensa cumplir su contrato, que acaba en 2022, y Zizou vislumbra que el jugador no se irá y tendrá que aguantarle dos años más. Demasiado sopor. Es mucho tiempo porque lo que más duele al Real Madrid y molesta a Zidane y a sus compañeros es que Bale ha demostrado que le da igual jugar que no jugar. Y eso es lo peor, inadmisible para el madridismo. Y para la casa.

¿Debe el club pagarle el contrato y que se vaya? ¿O debe no hacerse nada y prorrogar esta situación pese al desgaste que supone para Zinedine y para el vestuario? Porque esa es otra realidad. El entrenador sufre y el vestuario se desgasta también al tener al lado a un compañero que no suma y que todo le da igual, la antítesis de la ambición que define al Real Madrid. No es bonito.

El análisis interior es que ganas no faltan de pagarle todo y que se vaya, especialmente por su comportamiento. Pero hay que reaccionar con calma. Jonathan Barnett, apoderado de Bale, manifestó esa posibilidad hace unos meses. Todo este ambiente se impregna de una actitud del galés que no puede ser sancionada, pues cumple sus obligaciones. Se entrena.

Sí se le podría castigar por sus comportamientos, que molestan mucho precisamente porque su actitud deportiva no es nada edificante. No serviría como ejemplo para los chavales de la cantera, más bien sería el ejemplo de lo que no deben hacer si quieren llegar a ser futbolista ¿Pero merece la pena sancionarle por «falta de decoro»? Sus tonterías en la grada con la mascarilla y sus posturas en el partido frente al Alavés no tenían nada de gracia, sobre todo si vienen del futbolista que menos rinde. La entidad no ha entrado a ese toro. Es un terreno jurídico tan matizable y ambiguo que supone más ruido que otra cosa.

Cuando se acabe la temporada la entidad verá lo que hace. Todos saben lo que Zidane quiere.

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