Fernando Rodríguez Lafuente - Grada de preferencia
Zidane debe seguir
Una larga carrera de éxitos sólo se logra con su correspondiente capítulo de fracasos
El fútbol no es el deporte nacional, le supera con creces la manía de que al primer resbalón se cambie todo, una revolución, la casa por la ventana, las vestiduras rasgadas, el honor mancillado, la historia manchada y así de plegaria en plegaria hasta el lamento final. Qué lejos de la vieja Inglaterra (la del preBrexit) en la que se distinguía lo que se debe conservar y lo que se debe cambiar. Aquí se cambia lo que se debe conservar y se conserva lo que se debe cambiar. Viene a cuento la perorata antropológica por el asunto Zidane, que ni es asunto, ni tiene más recorrido. Qué tipo de extravagante y débil memoria se extravía para pensar que Zidane debe irse del Madrid. Tras un año de impresión; después de lograr que sea el primer equipo que se lleva dos Champions seguidas (ni el Barça de Guardiola lo había logrado) ahora resulta que llega la diosa Olvido y si te he visto no me acuerdo. Que Zidane ha cometido errores no de bulto sino de transatlántico es más evidente que hoy sea sábado; que haya sido él o ese invisible director deportivo quien haya diseñado una plantilla más basada en supuestos que en realidades, obvio; que se haya inflado a determinados proyectos de jugadores, con ayuda de una parte de la prensa deportiva, claro como el agua clara; que apenas haya reacción al reguero de ridículos que se muestra en los estadios de España y, por ejemplo, Wembley, preocupa; que sólo en los momentos de la gran sensación verdadera cuando los dedos se te hacen huéspedes es cuando se ve la catadura y cuajo de un entrenador, sin duda; que es de ciencia-ficción fijar toda una temporada a un partido (o dos) que, además, se juega el día de los enamorados, claro que sí; y, sin embargo, por todo ello, es por lo que Zidane debe continuar al frente del Madrid. Será su reválida, la oportunidad de demostrar que los títulos alcanzados no han sido fruto de la suerte. Una larga carrera de éxitos sólo se logra con su correspondiente capítulo de fracasos.
