Real Madrid

Vinicius, el estilete que aún no sabe dar la puntilla

El brasileño se escapó constantemente por velocidad y regate, generó siete jugadas de gol y falló dos mano a mano ante Aitor

Tomás González-Martín

Para el Real Madrid no debe haber partidos de primer y de segundo nivel, este club debe saltar al campo con la motivación de ganarlos todos. Era el mensaje interno después de la decepción sufrida frente al Girona. Solari cumplió con el lema . Alineó a los mejores, sin reservar a nadie, con la ausencia obligada de Ramos, sancionado. Sus pupilos, sin embargo, sí se reservaron mentalmente para los dos clásicos. Solo Vinicius jugó al ciento por ciento, con la ilusión de un muchacho de 18 años que quiere comerse el mundo del fútbol . Y Lucas, un delantero curtido que exhibe la misma fe .

El brasileño fue el auténtico y único peligro de un Real Madrid sin tensión, superado por las ganas de un Levante que anhelaba derrotar al rey de los mil días en Europa. Vinicius era un temor por su banda izquierda. Cada vez que cogía el balón y penetraba en profundidad rompía la defensa azulgrana. En dos ocasiones llegó hasta dentro del área y sus pases, imprecisos y sin un delantero bien colocado al que centrar, no encontraron rematador. Su velocidad es tanta que sus compañeros no corren a su ritmo. En la tercera incursión robó un balón, entró hasta el área pequeña y cuando debía rematar ante Aitor su extrema rapidez le hizo dejarse el balón atrás, trompicado. Es un problema de juventud. Aún no sabe tomar las decisiones apropiadas en el área.

Absorto en el área, el suramericano debe aprender también a rematar con precisión y premura. Desperdició la ocasión del 0-2 en un balón que se encontró en sus pies, en el área pequeña, y no supo empujar. En el enésimo contragolpe, el brasileño se escapó después, perseguido por tres contrarios, y su pase en profundidad a Lucas, que entraba en solitario por la otra banda, no fue bueno.

Vinicius cruzó su disparo fuera en la siguiente carrera por su flanco. Y en la respuesta granota llegó el empate.

En un Real Madrid lento y sin ideas, el recurso a las galopadas del chico fue la única solución del conjunto blanco. Una y otra vez, los pases en profundidad al número 28 daban un respiro a un equipo tosco que recordó al de hace tres meses. Los hechos demostraron que ya no era un problema físico, sino de actitud, de psicología. Tenían los dos duelos con el Barcelona en la mente y se notaba.

La oportunidad más clara la desaprovechó a los setenta minutos, en una internada imparable en su zancada que no supo culminar. Su tiro lo despejó Aitor. Son ocasiones que no se deben fallar y que el brasileño aún desperdicia. No erró Bale el segundo penalti, que supuso el 1-2. El galés tuvo un mal gesto. Rechazó la felicitación de Lucas, enojado por su suplencia. Lo pagó con quien no debe.

Nacho fue expulsado por dos tarjetas. Es baja para el clásico liguero y se mantiene con cuatro cartulinas amarillas. Vinicius fue sustituido en los minutos finales. El brasileño fue el protagonista del partido.

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