Fernando Rodríguez Lafuente
A Turín con ambición
Lo más entrañable de Zidane es que siempre da la cara. Entrañable porque la da con un gesto que parece ingenuo o conmovedor, pero también profundamente irónico. Zidane, en sus comparecencias ante la prensa, es el entrenador más cervantino del fútbol europeo. No es de extrañar, siendo francés y mediterráneo. También, las más brillantes lecturas del Quijote, al menos hasta el siglo XX, vinieron de lejos, por ejemplo, Francia o Inglaterra. Sí, tras el cómodo partido ante la Unión Deportiva Las Palmas, dejó claro que «a Turín vamos con ambición, a marcar».
El Madrid en la edición de la Champions ha mostrado dos imágenes bien distintas y distantes. Una fue el descalabro, más que bochornoso, en Wembley; otra, el recital de contención y contraataque, eficaz y efectivo, mostrado a todo el mundo en el Parque de los Príncipes parisino. Tal y como llega a Turín, con setenta y seis goles en LaLiga; con el renacimiento de Bale –no hay nada como enviar determinados mensajes para que la indolencia desaparezca y se reactive la voluntad de continuar y pensarse imprescindible-; el absoluto control del juego por parte de Modric –qué pase a Bale el sábado, parecía uno de aquellos de Rial, y después Velázquez, a Gento-; el vértigo de gol que lanza a Cristiano en cada encuentro; la seguridad de tener en el banquillo a un Vallejo recuperado y Lucas Vázquez y Asensio a lo que se disponga, sólo queda la prolongada duda de Benzema –otra «cantada» ante Chichizola- son hechos, con sus leves sombras, que probablemente le llevaran al cervantino Zidane a su rotunda afirmación.
Sí, hay que ir con ambición y hay que marcar. Los de Turín ya están advertidos, su baza, Allegri lo confesaba después del 3-1 de su equipo a un buen Milán, será aprovecharse de los errores del Madrid y los errores del Madrid son de manual: balón parado y perdidas en el centro del campo. Ya lo recordaba Terry Eagleton en su instructivo ensayo Cultura, porque vale para la Champions, y es que el fútbol, como la cultura, también es «una necesidad que excede nuestras necesidades».