Real Madrid-Valladolid

Solari sigue los pasos de Zidane

Al plantel le gusta su estilo. No da lecciones a nadie, les aconseja en voz baja y pide fútbol sencillo y disparo al gol

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Tomás González-Martín

El «indiecito» Solari, como le llamaba su tío Jorge , estrella de River, siempre saluda de usted, con educación exquisita: «¿Qué tal, como le va?», nos decía hace justamente siete días, poco antes de su nombramiento, cuando se dirigía a entrenar al Castilla. «Muy amable», remataba al recordarle el rendimiento actual del filial y el éxito del ascenso de Reguilón y Fede Valverde al Real Madrid. Dos tardes después, el ascendido era él. Solari se toma el reto supremo con tanto interés como filosofía. «Los jugadores no tienen ningún compromiso conmigo, lo tienen con este escudo, con esta institución y con ellos mismos», señala para destacar la importancia de lo que todos se juegan en el Real Madrid, no solo él. Su estilo para encarar la dirección del primer plantel desnuda su forma de ser: calma, pasión, interés, sentido del ridículo y una habilidad estupenda de ser transparente cuando la ocasión lo requiere, que suele ser muchas veces, bastantes más que las que advirtieron varios de sus predecesores.

Es solo un comienzo, pero a los jugadores les gusta. «Vinicius vive otro mundo, el del Real Madrid, advierte «Santi» para rogar paciencia con él. El plantel observa en Solari la genética profesional de Zidane. Les encantaría repetir una andadura paralela. «El indiecito» de su tío Jorge sabe que tiene una oportunidad, deseada por el grupo, de convertirse en el jefe definitivo del primer equipo.

Un Zidane con otro acento

Los hombres que trabajan periódicamente a su lado subrayan que Solari, que militó en el River de su tío Jorge, es la versión argentina de Zinedine. Sus primeros pasos son calcados a los del mito francés. Los puntos de coincidencia son muchos. Tiene otro acento, pero la misma escenificación.

El primer punto es fundamental: cero perfil invasivo con los jugadores. Les concede libertad de acción y de decisión. Son campeones, han triunfado en muchas guerras y no puede avasallarles con nuevas ideas de un novato.

El segundo capítulo de identidad compartida es la eficacia en ataque: ambos piden mucho disparo a puerta y menos marear la perdiz en el juego.

El tercero es la sencillez con la que ambos ven el fútbol: nada de inventos estrafalarios sobre el césped. Como Zidane, el hispanoargentino se plantea un 4-4-2 o un 4-3-3. Nada de revoluciones para poner una patente.

El cuarto aspecto fundamental en su concordancia es la humildad: lecciones de fútbol, las justas para un elenco de futbolistas que acumulan grandes títulos y épicas batallas ganadas por todo el planeta.

El quinto es la simplicidad en su grupo de trabajo . No se escuda en una veintena de colaboradores para inflar de relevancia ficticia lo que hace. Como «Zizou», Solari se rodea de un grupo muy limitado de ayudantes: un preparador de porteros, un ayudante de campo y un analista-recuperador, tal y como hizo Zidane en sus dos años y medio de oro. Como rúbrica, Pintus, fichado por petición del francés en 2016, al mando de la parcela física, tan importante. No hay más.

Y la sexta similitud es el trato amable y nada persuasivo con los jugadores. Consejos, pocos y en voz muy baja, y siempre con permiso, por supuesto.

Ha acabado con la obsesión

¿Solari es así o es tan inteligente que imita el sendero de otro hombre que comenzó a entrenar en el Castilla y triunfó a escala mundial? Sus ayudantes afirman que es así. «No ha estudiado esta forma de ser». Es de las pocas cosas que no ha estudiado. El hispanoargentino concuerda en bastantes planteamientos del fútbol, mentales y técnicos, con Zidane. Sus sonrisas delatan sus formas de ver el fútbol y la vida. Pueden decir las cosas más duras de su equipo ante la prensa y esgrimir después esa sonrisa que lo relativiza todo. Son enemigos del dramatismo.

Es duro decirlo, pero la alegría ha regresado a los entrenamientos del Real Madrid, porque todo el grupo se ha quitado un peso de encima. Saber que Lopetegui se jugaba la continuidad cada tres días, frente al Levante, el Viktoria Pilsen y el Barcelona, supuso una presión sobre los futbolistas que les superó. Deseaban salvar el cuello a Lopetegui y la situación les derrotó. La llegada de Solari, sin esa obsesión, ha sido una entrada de aire fresco. Los jugadores se sienten liberados mentalmente.

Que se quede como técnico

Los mensajes que lanzan los líderes de la plantilla lo dicen todo. Desean ganar al Valladolid, al Viktoria Pilsen y al Celta para convertir al entrenador provisional en definitivo. El club analiza que si el equipo comienza a coger una racha de victorias, todo es posible. Una serie de triunfos confirmaría que el equipo se bloqueó ante la presión de los resultados y el cambio de entrenador supuso una alerta positiva para toda la plantilla.

Es pronto para hablar. Solari sabe en la trituradora que se ha metido y desea vencerla. El Madrid no deja de buscar entrenador. Pero si el equipo gana todo puede quedarse como está.

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