Real Madrid
El secreto escondido de Mourinho cuando fichó por el Madrid
El luso ya sabía diez días antes que «el Real» era su destino. Seis días antes de la firma, ganó la Champions con el Inter en el Bernabéu. Allí, de madrugada, Materazzi lloró, abrazado a él, a solas, en el parking del estadio. Fue toda una confesión
Sucedió el viernes 28 de mayo de 2010. Ese día, José Mourinho era nuevo entrenador del Real Madrid. Florentino Pérez había alcanzado un pacto Massimo Moratti, presidente del Inter de Milán, al abonar ocho millones de euros por la cláusula de liberación del técnico portugués, que aún tenía contrato con el club italiano. La rescisión oficial escrita el convenio con el Inter mencionaba dieciséis millones, pero los dos presidentes acordaron un precio final de la mitad.
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Fue una adquisición que Mourinho y el dirigente madridista habían acordado diez fechas antes, el 18 de mayo de aquel año, con el conocimiento de Moratti, que admitió el deseo de Mourinho de alcanzar el viejo sueño que le dijo su padre: llegar al Real Madrid. Fue un cambio que Mou y Florentino habían rubricado verbalmente cuatro días y cuatro noches antes de ganar el Inter la Champions en el Bernabéu, en el estadio donde el luso sería protagonista desde ese momento y hasta junio de 2013. Pero allí, en ese estadio histórico, donde Mourinho escribió leyenda para el Inter , el técnico vivió momento secretos y emocionantes que ABC les relata ahora .
Mourinho y Materazzi habían ganado la Champions dos horas antes, rociados en espumante italiano. Pasada la gran fiesta, solos, los dos jefes del Inter dentro y fuera del campo, hablaron claro. En el sitio donde aparca habitualmente el autobús, en un abrazo que duró varios minutos, Materazzi le dijo a Mourinho que sabía que con su marcha finalizaba una época del Inter, un equipo veterano que sería remodelado. El equipo nunca ha vuelto a alcanzar ese nivel desde hace diez años
La final de la Liga de Campeones 2009-10 se disputó el 22 de mayo de 2010 en el Santiago Bernabéu de Madrid. El Inter venció 2-0 al Bayern. Era un sábado. Fue la primera edición de la mejor competición del mundo en la que una final se jugaba en fin de semana. Se transformó en el evento deportivo más visto del año en el mundo: 109 millones de espectadores, según los estudios televisivos realizados. Lo que nadie vio lo que sucedió horas después en el parking del estadio , tras dos horas de fiesta, de espumante italiano (cava) rociado por el cuerpo de Mourinho, de Moratti y de los futbolistas.
Allí, a solas, Marco Materazzi le dijo a José Mourinho que él había sacado de un equipo veterano energías que ya no sabía que tenían, hasta conquistar la Copa de Europa para el Inter 45 años después
Después de la victoria, de la gran fiesta, de la alegría de los seguidores del Inter, ellos, Materazzi y Mourinho, se fueron a dialogar juntos en el pasillo donde suele aparcar el autobús del Real Madrid cuando juega en casa. Allí, solos, el viejo líder del Inter y Mourinho se confesaban un sentimiento recíproco, como jefes dentro y fuera del campo .
Allí, en el parking del Bernabéu, Materazzi lamentaba con lágrimas que el preparador luso se fuera. El jugador sabía que aquella Champions cerraba a un año irrepetible, una época, de una plantilla de veteranos que necesitaría una remodelación completa. Mourinho les sacó el último jugo y les dirigió para conquistar la Copa de Europa luego de 45 años de sequía. El Inter no ha vuelto a alcanzar ese nivel en los siguientes diez años que han transcurrido hasta hoy.
Allí, los dos solos, Materazzi le explicó a Mourinho que había tenido a grandes «allenatores» en su carrera, pero que él era el mejor que había visto
Allí, en ese lugar, en ese recodo, Marco Materazzi lloró abrazado a su «allenatore» preferido, el hombre que había logrado derrotar al gran Barcelona de Messi y Eto'o, el entrenador que había explotado de esos veteranos energías que no sabían que tenían. Marco, el hombre que había provocado a Zidane en 2006 hasta conseguir que le expulsaran de la final del Mundial , sabía que con el adiós de Mou se iban muchas cosas.
Con lágrimas, abrazados durante minutos interminables, el italiano le deseó fortuna para el futuro en ese mismo estadio donde habían hecho historia.
Allí, solos, mientras la fiesta del Inter continuaba, Materazzi y Mourinho, lejos del jaleo, hablaron del futuro. El futbolista le dijo al entrenador que tras celebrar esta Champions se había puesto un listón muy alto al llegar al Real Madrid. Le deseó mucha suerte. Abrazados a lo largo de minutos, el sentimiento lo decía todo. Seis días más tarde era oficialmente entrenador del Real Madrid
Fue una conversación secreta, íntima, histórica. Allí no estaban Moratti, ni los compañeros. Estaban ellos solos. Mourinho ya sabía que Madrid era su nueva casa. Ya tenía su residencia, al lado de Cristiano Ronaldo. Seis días más tarde, rubricaba oficialmente un contrato que ya estaba pactado con antelación.
Mourinho intentó venir gratis. Trató de convencer a Moratti de que le dejase marchar sin coste. Era lo que le había prometido si conseguía la Liga de Campeones . Pero luego pidió dinero. Por eso, seis días más tarde del título interista, Florentino Pérez voló a Milán para negociar con Moratti y cerrar el traspaso del hombre del banquillo. El presidente español dijo que nunca pagaría los dieciséis millones. Se cerró en ocho millones. Era el viernes 28 de mayo.
Mourinho fue presentado en el Bernabéu de sus secretos el lunes 31 de mayo a la una de la tarde.