Real Madrid
El plan que convirtió a Odegaard en «un veterano de 21 años»
El noruego, que fue fichado con 16 años por el Real Madrid, sorprende cinco años después por su solidez y su madurez. «No sale, va de Valdebebas a casa, vive desde pequeño para triunfar al más alto nivel»
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Es un estajanovista del trabajo, una virtud inculcada por su padre, Hans Erik Odegaard, que le exigió desde niño entregarse para triunfar en el fútbol. Y así se ha comportado, entregado para ser el mejor, desde que fichó por el Real Madrid hace cinco años. Desde entonces ha vivido con una frugalidad que sorprendió en todos los sitios donde jugó desde hace tres años, en el Heerenveen, en el Vitesse y la Real Sociedad antes de volver a la casa blanca. «Familia, fútbol y fútbol son mis prioridades», manifestaba antes de regresar al club blanco. Su dedicación a los entrenamientos y su intimidad en la vida privada fueron sus normas de vida, en tal medida que tardó mucho en conocerse que tiene novia, también noruega, porque no sale ni a restaurantes ni a otros locales sociales y mucho menos de noche.
«Es un perfeccionista». Quienes le conocen destacan que desde pequeño «está centrado en triunfar en el fútbol, en ser el mejor». La última prueba de ello es que ha invertido gran parte de sus vacaciones en realizar un trabajo aeróbico en altura, en Sierra Nevada, para volver en forma»
En esa concentración por ser un gran futbolista y el desprecio por una vida pública que puede frenar su carrera tiene bastante culpa el apoderado que ha tenido en San Sebastián, Bjorn Tore Kvarme, que fue central de la Real Sociedad que alcanzó el subcampeonato de Liga en la temporada 2002-03, solo superada por el Real Madrid . Le vino bien a Martin tener a Kvarme como apoderado y evitar el monopolio sanguíneo que su padre ejercía en su carrera profesional.
En la cocina blanca: «Vas a jugar mucho», le han asegurado. «Es muy `Kroos´ en su puesta en escena, serio por fuera, divertido y detallista por dentro, solo piensa en el trabajo», señala un profesional que le ve cada día
El resultado de este lustro de entrega absoluta al fútbol ha supuesto que el nórdico sea hoy un «veterano de 21 años». Así lo define un profesional del Real Madrid que le ve entrenarse cada día. «Siempre fue un chaval adelantado a su edad y ahora es una persona realmente madura», subraya este hombre que convive cerca de él cada mañana. Destaca un aspecto que dibuja exactamente la personalidad del noruego: «Es muy `Kroos´ en la puesta en escena, serio por fuera, divertido y detallista por dentro».
Entrenamiento en Valdebebas y «no» a Noruega
El último ejemplo de esa dedicación total a ser el mejor es que ha aprovechado las vacaciones para hacer un trabajo aeróbico en la altura de Sierra Nevada en agosto.
No quiso ir con la selección noruega en estos partidos de septiembre porque acabó la Liga con un problema de rodilla. Ahora se encuentra muy cerca de recuperarse del todo. El segundo mensaje de esa decisión de comenzar la pretemporada con Zidane era ganarse un puesto en el once del Real Madrid. Odegaard tenía dudas al principio de venir ya a su casa madre porque en la plantilla siguen Modric y Kroos. Hubo palabras que le convencieron: «Vas a jugar mucho». Va a realizar el relevo tranquilo con Modric.
«Busca la perfección», señalan quienes le conocen. « Le obsesiona entrenar y trabajar, vive el fútbol las veinticuatro horas del día». Actualmente cumple como el mejor el programa de entrenamientos decidido por Dupont en estas dos semanas fundamentales para adquirir el fondo físico.
Hay un detalle clave en su nueva etapa y es la conexión privada con el equipo y especialmente con los jefes: el idioma. Se marchó hablando apenas cuatro palabras justas y ahora es un chico de 21 años que se relaciona en español con una fluidez espectacular. Esto cambia su rol en la plantilla. Está totalmente integrado en todos los sentidos. Es un dato importante. Se encuentra en primera línea para competir por una posición.
Odegaard estableció en mayo de 2015 el récord de precocidad del club en jugar en la Liga, con 16 años y 157 días, y un lustro más tarde es «el fichaje» del campeó, ensalzado como jugador revelación de la pasada temporada, un muchacho que dirigió a la Real Sociedad que eliminó al Real Madrid de la Copa en el Bernabéu. Chamartín le ovacionó. Ahora quiere aplaudirle vestido de blanco cuando el Covid diga.
La entidad que le paga está encantada con su forma de proceder. Con su edad no sale, no trasnocha, no toma copas, tiene novia, una vida estable y discreta. Su padre y su hermano Kristoff acuden a su casa. Va de Valdebebas a su domicilio, regateando las oportunidades que ofrece la capital. Señala que su meta es triunfar en el Real rid. «Tiene la cabeza amueblada», indica un directivo. La inversión a medio plazo parece que da rendimiento.
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