Los mismos son los otros

Solari es el responsable de que los mismos sean otros. Ni buenista, ni fiero. Tranquilo, firme

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Son los mismos nombres pero parecen otros. No es magia, es fútbol. No es un master en psicología deportiva, es la serena aplicación del sentido común. Llegar, ver, mirar y actuar. Solari es el responsable de que los mismos sean otros. Ni buenista, ni fiero. Tranquilo, firme. Es una paradoja, una más, pero entrenar a un equipo repleto de «egos» (auténticas empresas con sus «entornos») si sabes lo que tienes que hacer, y no miras ni a derecha (directiva), ni a izquierda (medios de comunicación) es más fácil que a un Segunda B. Uno solo describe un hecho, como diría el admirado Guillermo Brown. El drama de Isco, por ejemplo, es que puede quedarse como el recuerdo indeleble del legado Lopetegui. Sentar a Marcelo, después de que Marcelo hubiera dejado «sentada» (de estupefacción) a la afición es algo más que una actitud. Decidir que Courtois fuera titular, apostar por Lucas, por Reguilón, por Llorente. Hacer de Vinicius un aliciente para el Bernabéu (algunos todavía comentan que podríamos estar ante una versión renovada de Robinho, con idéntico destino) y la definitiva redención de Benzema.

Otra cosa es qué va a hacer con Bale, ahí tiene un papelón. En Girona, logró el gol y se olvidó del partido. Cuando baja a defender se le ve molesto, incómodo, como si eso no fuera con él, y tal actitud no es precisamente la que ha predominado desde la llegada de Solari. Si sentó a Marcelo, bien podrá sentar a Bale porque, sí, ahora empieza lo bueno. Los tres partidos frente al Barça, la Champions, el Atleti. Una fiesta del fútbol, porque el Madrid sensato de Solari llega regio, y eso anima. Borges, en el prólogo a su poemario «El otro, el mismo» (1964) recuerda a Pater, quien «escribió que todas las artes propenden a la condición de la música, acaso porque en ella el fondo es la forma, ya que no podemos referir una melodía como podemos referir las líneas generales de un cuento». El Madrid es fondo y forma. Ha encontrado una manera de jugar, una partitura que solo hay que interpretar. No es poco. Por fin.

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