Real Madrid
El loco del Bernabéu escenificó la guerra: contigo empezó todo
Jaime D. P. saltó al césped del estadio blanco en la semifinal frente al Bayern de 1976 y agredió al árbitro, Linemayer. «Lo que hice no se puede hacer»
Para Keylor Navas será la segunda eliminatoria contra el conjunto bávaro. Le han contado cómo empezó este antagonismo visceral, genético, de ADN opuestos. La guerra eterna entre el Bayern y el Real Madrid nació en 1976. Durante veinte años, el club blanco había conquistado seis Copas de Europa y nunca había tenido al arrogante equipo tedesco como enemigo real. Aquella edición de la competición más prestigiosa del continente tuvo como aliciente previo el enfrentamiento entre el conjunto español y el Borussia Moenchengladbach en los cuartos de final. Venció el Madrid, pero en Alemania se calentó, como es habitual cuando se pierde, el litigio arbitral, y cuando las bolas calientes y frías del sorteo casaron la del «Real» con la del Bayern, la prensa sensacionalista germana explotó la rabia . La que ahora sienten tras ser eliminados por Zidane el año pasado.
El Bayern llegó a la capital de España con la soberbia de un ser superior. Su presidente, Neudecker, dijo esto al llegar al Bernabéu el día antes: «El estadio no me impresiona y tiene una iluminación muy mala, muy antigua»
Volvamos a aquel nacimiento de una enemistad intemporal. Aquel Bayern se sentía superior al mundo. Alemania había ganado el Mundial 74 en su país y el equipo ase de la selección era el cuadro muniqués, que ya había celebrado dos Copas de Europa en 1974 y 1975. Iba a por la tercera y el escollo de semifinales era el campeón histórico.
La expedición del Bayern llegó a Madrid con aires de superioridad mundial. Traían su cocinero, no fuera que les pusieran callos y morcilla
La expedición del club alemán llegó a Madrid el 30 de marzo con aires de acudir a un país bananero. Traían su cocinero , no fuera que les pusieran callos y morcilla, y su presidente, Wilhelm Neudecker, parecía el presidente de la ONU, con la cabeza alta, sin querer saludar a nadie. Lo primero que dijo al llegar al Bernabéu es que el estadio no le había impresionado nada y que la iluminación era muy antigua. Nos faltaba el candil.
Esa antipatía natural de los soberbios del Bayern se trasladó al campo en la hora de la verdad. Aquel 31 de marzo pasaría a la historia. El primer envite de semifinales, en Chamartín, fue el germen de una animadversión que ya es eterna. El Madrid de Miljanic presentó este once: Miguel Ángel; Sol, Benito, Del Bosque, Camacho; Velázquez, Netzer, Rubiñán; Amancio, Santillana y Roberto Martínez.
Uddo Lattek alineó a: Maier; Hansen, Schwarzenbeck (el ogro Atlético), Beckenbauer, Horsmann; Roth, Hoeness, Kapellmann, Durnberger; Muller y Rummenigge. El árbitro era un vecino de Alemania, el austríaco Linemayer, y la preocupación del equipo español era evidente. Se confirmó después.
Roberto Martínez marcó el 1-0 a los trece minutos. Muller empató al filo del intermedio, en un contragolpe del Bayern, al aprovechar que los madridistas protestan un saque de esquina que Linemayer no concedió. El estadio, ciento veinte mil espectadores, rugía contra el colegiado. Todo el segundo tiempo fue un acoso del Real Madrid ante un rival que defendió el empate a un gol como óptimo. Y a dos minutos del final se produjo el escándalo mundial.
Santillana rememora el arbitraje anticasero de Linemayer ante ABC: «Menudo penalti me hicieron, me agarraron dentro del área para impedirme rematar, pero el árbitro no pitó nada»
Linemayer no señaló un claro penalti cometido sobre Santillana. «Menudo penalti me hicieron», rememora Carlos Alonso González ante ABC. «Me agarraron dentro del área para impedirme rematar, pero el árbitro no pitó nada», explica. Y de pronto ocurrió algo inesperado.
Un aficionado madridista, con un gorro blanco con tiras azules, saltó al campo y corrió hacia el árbitro. Le dio un puñetazo . Hoeness, que le vio llegar, no pudo evitar el golpe, pero sujetó y sacudió al invasor con un buen gancho de derechas. La Policía Nacional entró al campo y cogió al radical. Después se les escapó.
El agresor del Bernabéu se llama Jaime D. P. En aquel 31 de marzo de 1976 tenía 26 años . En la grada estaba con su esposa, embarazada, un hermano y su cuñada. Le dijo a su mujer que se iba al baño. Y lo que hizo fue bajar las gradas corriendo, saltar al campo y pegar a Linemayer. Sus palabras posteriores querían ser edificantes: «Les digo a los aficionados que esto que he hecho nunca lo hagan, no se puede hacer en ninguna situación». Su mujer nunca ha pasado mayor vergüenza. Su padre no habló a su hijo Jaime a lo largo de dos años. Pero el perjuicio era para el Real Madrid.
Al club blanco, que le habían aconsejado desde años antes que colocara vallas para evitar el perjuicio de cualquier loco, le costó muy caras esa locura de un forofo descontrolado. La UEFA clausuró el estadio por tres partidos . Debería jugar la siguiente Copa de Europa con tres encuentros lejos de su sede.
El Real Madrid perdió 2-0 el partido de vuelta en el estadio muniqués , caldeado por la prensa sensacionalista germana como una guerra. El 14 de abril, el Madrid es recibido con increpaciones en el aeropuerto de Múnich.
La confrontación, nunca mejor dicho, de vuelta fue un infierno. El Real Madrid era insultado en el aeropuerto de Múnich. La prensa local calentó el ambiente y dijo que no solo habían pegado a Linemayer en el Bernabéu sino que habían golpeado a medio equipo alemán. Era una guerra. El «Real» perdió 2-0, tantos de Gerd Muller, ese partido de vuelta de semifinales. Miljanic alineó este once: Miguel Ángel; Sol, Benito, Pirri, Camacho: Netzer, Del Bosque, Breitner; Amancio, Santillana, Guerini; . El Bayern repitió alineación.
La prensa antes y los seguidores teutones en el estadio insultaron y llamaron traidores a Breitner y Netzer . El Madrid se quejó del árbitro, el escocés Clive Thomas, que permitió la dureza alemana. El colmo fue que expulsó a Amancio con doble amonestación, la segunda por pegar una patada al balón tras sufrir otra entrada violenta. Amaro se despidió de la Copa de Europa de esta forma. No se lo merecía.
En la siguiente Copa de Europa, el conjunto madrileño cayó en la segunda eliminatoria después de disputar dos encuentros fuera del Bernabéu. Sus recursos consiguieron eliminar el tercero . Pero el daño del agresor delduelo de ida fue enorme. Ahora, cuarenta y dos años después, Real Madrid y Bayern reeditan un enfrentamiento que nació en 1976 y se calentó para siempre.
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