Real Madrid

Los jugadores asumen su culpa en la crisis blanca

Tras la derrota en París, el equipo admite que no hizo en el campo lo que les dijo Zidane, que pide una reacción porque todos se juegan su futuro, no solo él

Tomás González-Martín

Los duendes del fútbol tienen caprichos que no se producen sin ton si son. El Real Madrid vive una crisis nada más comenzar la temporada, alimentada por la falta de paciencia que rige este negocio, y la presencia de todos los jugadores en Valdebebas, imposible hasta ahora por el calendario de las selecciones, permitió una cumbre entre el presidente, el entrenador y la plantilla en el momento que más falta hace . Florentino Pérez se fotografió primero con los veintisiete integrantes del plantel, incluido Altube. Después se hizo la foto con los cuatro capitanes. Luego se llevó a cabo la imagen con todos los fichajes del curso, lista a la que se sumó James como nuevo integrante del elenco. Y finalmente encabezó la instantánea con los canteranos del primer equipo.

Así no podemos seguir: los jugadores están de acuerdo con Zidane y piensan que es hora de no hablar y hacer en el campo

Hubo pocas palabras en Valdebebas. Se vieron caras serias, acordes con la situación que se vive. Todos saben lo que hicieron mal, lo que deben mejorar y lo que se juegan a todos los niveles, desde los que están la mando hasta los futbolistas, pasando por el cuerpo técnico. El máximo responsable de la empresa pidió a Zidane y a los futbolistas precisamente eso, responsabilidad. El preparador francés leyó la cartilla a sus pupilos para que la asumieran.

La factura la pagarán todos

El mensaje de Zinedine , cortito y al pie, como decía Di Stéfano, fue expuesto en un tono tan bajo como clarificador: aquí nos jugamos el futuro todos, no solo yo. Es su forma de hablar, sin estridencias. Las cosas se dicen igual sin necesidad de dar gravedad y grandilocuencia a los argumentos. Ha advertido a sus hombres que en la Champions no pueden cometerse estos errores porque se pagan muy caro. El técnico es el primer señalado, el eslabón fácil de romper, pero que nadie olvide que en el examen final de junio habrá muchos más suspensos si el equipo no mejora. Todos los jugadores lo saben. No necesitan que se lo digan con demasiadas explicaciones.

Han sido los propios futbolistas los que han dado un paso adelante: los culpables somos nosotros. Los líderes de la plantilla entonan el «mea culpa» con una asunción de responsabilidad que destaca en un mundo donde prima el egoísmo y acusar a los demás. El grupo exculpa a Zidane de la derrota en París, porque admite que no hizo lo que el entrenador les dijo y no hubo capacidad de reacción. Asumen que su jefe tiene razón al decir que así no pueden seguir, porque esta factura la pagaran todos si crece. La pagarán unos antes que otros, pero todos. Y será muy costosa si no hay un cambio.

Una mala imagen en Europa

El club señala a todos, al entrenador y a los jugadores. Se les ha dado otro año de margen para superar lo sucedido en la campaña anterior y no han demostrado un salto adelante. Hasta ahora no se ha producido la reacción esperada.

La cúpula del Real Madrid se encuentra enfadada por la estrepitosa derrota en París, sin juego, sin remate, y se siente molesta por la mala imagen del equipo que un año antes celebró la cuarta Champions en un lustro, una marca solo superada por las cinco Copas de Europa consecutivas de la era definida por Di Stéfano y Gento, quien estaba presente en la foto oficial. Los dirigentes advierten que el conjunto blanco no puede pasar del todo a la nada.

La entidad espera que el equipo haya aprendido la lección y evolucione. También precisa que las lesiones y las bajas de notan. Hazard acaba de reaparecer tras su rotura en el recto y aún no se encuentra al cien por cien. Y en París no estaban tres veteranos en mil batallas europeas, Ramos, Marcelo y Modric.

Expuestas estas verdades, reconocida la culpa por parte de los futbolistas, lo cierto es que algunos integrantes de la plantilla ven algo tocado a Zidane ante la falta de respuesta del equipo. El francés observa que su mensaje no cala como antaño y le afecta personalmente. Diversos jugadores analizan que intentan hacer lo que trabajan con el míster, lo que sucede es que simplemente no les ha salido.

Los líderes del grupo quieren levantar el ánimo al entrenador con un paso adelante en el césped. El Sánchez Pizjuán es el primer objetivo, un reto enorme. Desean transmitir al francés que creen en él , que no le han abandonado, que le defienden y que necesitan hacerlo con resultados. Las palabras ya valen muy poco. Es hora de no hablar y hacer. Los hombres más importantes de la plantilla han dialogado entre ellos para conseguir enderezar el barco. Se juegan todo en diez días, frente al Sevilla, el Osasuna, el Atlético y el Brujas en la Champions. Y su jefe se juega mucho más.

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